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Síndrome de May-Turner I I

Síndrome de May-Turner I I

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Continuamos desgranando los pormenores del síndrome May-Turner ocupándonos ahora de los objetivos principales de su tratamiento, que se centran en restaurar el flujo sanguíneo normal en la vena ilíaca común izquierda comprimida y en ocasiones eliminar cualquier coágulo que pueda haberse formado como resultado de este estrechamiento. Las estrategias de tratamiento han evolucionado desde técnicas quirúrgicas abiertas hasta terapias mínimamente invasivas, mediante el uso de catéteres, balones de dilatación y stents guiados por imagen.

Este síndrome puede presentarse sin un coágulo de sangre; el estrechamiento de la vena en estos casos a menudo se descubre en una tomografía computerizada o resonancia magnética realizada por otras razones. Estos pacientes sólo con estrechamiento y sin coágulos tendrán síntomas asociados con el lento drenaje venoso de la pierna izquierda, como dolor debilitante, hinchazón, claudicación venosa, venas varicosas y formación de úlceras por estancamiento de la sangre. El objetivo en estos casos es mejorar el flujo en la vena ilíaca comprimida y así aliviar estos síntomas y prevenir teóricamente formación futura de coágulos de sangre. Son ya numerosos los estudios que han demostrado una mejora significativa en la clínica de los pacientes que se ha colocado un stent.

También síndrome de May-Turner puede presentarse asociado a una trombosis venosa profunda. Este es un cuadro clínico muy serio que puede requerir medicamentos conocidos como trombolíticos para disolver el coágulo sanguíneo y posteriormente balones de dilatación y stents para abrir la vena. En general, se recomiendan medias de compresión elástica y se debe prescribir anticoagulación a largo plazo después del tratamiento para ayudar a prevenir la formación recurrente de coágulos y limitar el riesgo de síndrome post-trombótico, que puede ocurrir hasta en la mitad de los pacientes y consiste en una combinación de dolor en las piernas, hinchazón, enrojecimiento o cambios en la piel, que pueden llegar a la formación de úlceras y que resultan muy limitantes para algunos pacientes. Cabe destacar que después de que se haya restablecido el flujo de sangre se necesita tratamiento con anticoagulantes para prevenir la recurrencia del trombo. El tiempo depende del riesgo estimado de recurrencia. La derivación a un especialista en Hematología o cirugía vascular debe siempre ser recomendado para optimizar la terapia de anticoagulación y controlar los factores de riesgo.

Médicos como los pacientes deben ser conscientes de los síntomas que pueden sugerir que la vena iliaca se está estrechando o bloqueando, así la inflamación de las piernas, el dolor, cambios de coloración de la piel o la claudicación venosa, son los signos de sospecha.