Turismo

Polémica en Formentera por la imposición de una nueva tasa para los excursionistas de un día

El conseller de Turismo, Artal Mayans, ha explicado que el objetivo es lograr que quienes hacen uso de servicios públicos, como la recogida de residuos o la iluminación, también contribuyan económicamente al sostenimiento de la isla

El faro del Cap de Barbaria, uno de los dos emblemáticos de Formentera
El faro del Cap de Barbaria, uno de los dos emblemáticos de FormenteraiStock

El Consell de Formentera trabaja en medidas para controlar la llegada de los excursionistas de un solo día, un fenómeno que, según los datos municipales, consume recursos sin generar riqueza directa.

Se trata de miles de visitantes que llegan en ferry desde Ibiza, recorren la isla en vehículos de alquiler, saturan carreteras y playas, y regresan al final de la jornada sin dejar un beneficio proporcional en la economía local.

El conseller de Turismo, Artal Mayans, ha explicado que el objetivo es lograr que quienes hacen uso de servicios públicos, como la recogida de residuos o la iluminación, también contribuyan económicamente al sostenimiento de la isla. “Queremos que lo que ahora es una carga se convierta en una oportunidad para rebajar la presión fiscal a los residentes”, subrayó.

Tasa a los visitantes de un día

Una de las propuestas sobre la mesa es implantar una tasa específica para excursionistas, aunque Mayans admite que la normativa europea de libre circulación de personas complica su puesta en marcha. El Consell ya trabaja en estudios legales y técnicos junto a otras administraciones, pero el conseller reconoce que no será una realidad inmediata: “Todavía no estará lista el próximo año”.

La idea es clara: que quienes alquilan coches o motos, generan congestión en las carreteras y contribuyen a la acumulación de residuos, aporten también a la sostenibilidad de la isla.

El Parque Natural, un espacio bajo presión

Otra línea de trabajo se centra en el Parque Natural de ses Salines, un enclave declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que cada verano sufre una presión insostenible.

La playa de Illetes, la más icónica del archipiélago, se ha convertido en símbolo de la masificación turística: largas colas de coches, barcos fondeados sobre praderas de posidonia y miles de bañistas compitiendo por un espacio reducido.

Todo lo que puedes ver en Formentera en tan solo un día
Todo lo que puedes ver en Formentera en tan solo un día iStock

El Consell estudia un sistema de reserva previa obligatoria para acceder a Ses Salines, con el fin de repartir mejor los flujos de visitantes por toda la isla. La intención es reducir el colapso en Illetes y proteger un ecosistema único.

Deterioro ambiental

Formentera es un destino de apenas 83 km² que cada verano recibe cifras de visitantes muy superiores a su capacidad de carga. El resultado es un deterioro visible en los ecosistemas, desde la posidonia oceánica, vital para mantener las aguas cristalinas, hasta la erosión de dunas y playas.

El Parque Natural de ses Salines, que abarca áreas marinas y terrestres entre Ibiza y Formentera, es uno de los espacios más castigados. Los fondeos descontrolados de embarcaciones dañan la posidonia, mientras que la presencia masiva de turistas multiplica los residuos y la presión sobre un entorno frágil.

Un equilibrio pendiente

Las medidas que prepara el Consell no son inmediatas, pero reflejan una creciente preocupación compartida por todos los partidos políticos. Equilibrar la llegada de turistas con la preservación de la isla es el gran reto de Formentera.

Mientras tanto, vecinos y colectivos ecologistas insisten en que la isla no puede seguir soportando el mismo nivel de visitantes sin poner en riesgo su mayor patrimonio: un medio natural único en el Mediterráneo.