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Turismo

Los turistas alemanes empiezan a replantearse sus viajes a Mallorca por los altos precios

Los visitantes, que hasta ahora habían elegido la isla balear para pasar sus vacaciones, se plantean ahora seguir manteniendo el destino como su predilecto para disfrutar del sol y de la playa por la masificación

Bañistas en una playa de Palma de Mallorca Isaac BujEFE

Mallorca siempre ha sido sinónimo de verano para miles de turistas alemanes. Generaciones enteras han repetido año tras año el mismo ritual: reservar hotel en la Platja de Palma, recorrer las calas más conocidas de la costa este o disfrutar de la animada vida nocturna de la isla.

Sin embargo, en 2025 esa costumbre empieza a tambalearse. Cada vez son más los visitantes habituales que aseguran haber renunciado a viajar a la isla por la escalada de precios y la saturación turística.

Uno de ellos, que ha veraneado en Mallorca durante años, explica que este verano ni siquiera pisó la isla: “En septiembre miré hoteles en la Platja de Palma y pedían unos 300 euros por noche con desayuno. Eso ya no lo pienso pagar”.

“No es cuestión de dinero, es de lógica”

Los testimonios coinciden en un mismo argumento: la decisión no depende de si tienen capacidad económica, sino de si consideran justo el gasto. “La relación calidad-precio ya no encaja. Se ha cruzado una línea.

No se trata de si tengo el dinero, sino de si quiero gastarlo. Y en estas condiciones, uno se lo piensa dos y hasta tres veces antes de reservar”, explica otro turista alemán.

Este sentimiento se refleja también en foros de viajeros y en redes sociales, donde numerosos usuarios aseguran que Mallorca ha dejado de ser competitiva frente a otros destinos mediterráneos como Turquía, Croacia o Grecia, que ofrecen paquetes con mejores precios y servicios más completos.

Masificación en temporada alta

El encarecimiento no es la única queja. La saturación turística durante los meses de verano se ha convertido en otro motivo de descontento. “Hay lugares a los que ya no se puede ir en horarios razonables porque están demasiado llenos”, cuentan los turistas.

Algunos recuerdan experiencias frustrantes en calas de la costa este. “El año pasado recorrimos varias playas buscando aparcamiento. En la primera no había sitio, en la segunda tampoco y al final desistimos. Eso resulta desmotivador”, señala otro viajero, que asegura que situaciones así le hacen pensar dos veces antes de regresar a Mallorca.

Las protestas no disuaden, pero preocupan

En paralelo, este verano la isla ha vivido manifestaciones y pintadas contra el turismo masivo, algunas dirigidas explícitamente a los visitantes alemanes. Pese a ello, este aspecto no parece ser determinante a la hora de elegir destino.

“Claro que somos conscientes de los problemas de vivienda y de saturación que tienen los mallorquines, pero eso no es exclusivo de aquí. Pasa en casi todas las grandes ciudades de Europa”, comentan algunos turistas. Aun así, reconocen que siguen sintiéndose seguros y bien recibidos: “Los trabajadores del sector turístico siempre se alegran de vernos. Nunca hemos tenido una mala experiencia personal”.

La fidelidad, en entredicho

El turismo alemán ha sido, históricamente, el pilar del sector en Mallorca. Su fidelidad parecía garantizada. Pero la situación actual introduce dudas. Los visitantes más asiduos empiezan a valorar alternativas si la isla sigue combinando altos precios y una masificación que impide disfrutar de su esencia.

“Mallorca siempre ha sido nuestro lugar de vacaciones favorito. Pero si no cambia nada, quizá haya que buscar otro destino. La fidelidad tiene un límite”, concluye otro testimonio.

Con la temporada turística aún fresca en la memoria, la pregunta que flota en el aire es clara: ¿logrará Mallorca mantener el cariño de quienes la convirtieron en su segunda casa, o el encarecimiento y la saturación marcarán un antes y un después en su relación con el visitante alemán?