Gastronomía
Dime qué vino tomas y te diré qué copa Riedel usar
Lo que marca la diferencia en los vinos son las copas. Sí. Sorprendentemente no tenemos cultura a la hora de elegir de qué o en qué copa beber un vino. Nunca había caído en ese gran detalle de cómo, según qué variedad de vino vas a tomar, cambia el sabor dependiendo del recipiente del que se toma.
Si bien es cierto que estamos acostumbrados a beber los gin tonics en un tipo de copa, o el champagne en otro, hay un sinfín de posibilidades para sacarle partido al vino. Y de esto sabe muy bien George Riedel, fundador de la firma Riedel, quien lo ha descubierto, a través de un método científico, a la hora de tratar el cristal.
Y es que el propio Robert Parker asegura que “Riedel fabrica las copas más perfectas del mundo, tanto desde el punto de vista técnico, como para disfrutar mientras bebemos”.
En España es Euroselecció la empresa que distribuye estas obras de arte, si me permitís, llamadas “copas”, y todo lo que podría girar en torno a este mundo: decantadores de diseño funcionales, entre otros complementos.
Y es que, en una comida en el Club Allard de la Calle Ferraz, un grupo limitado de periodistas y críticos de vinos disfrutamos de una magnífica comida en compañía del Sr. Riedel.
La copa debe realzar la calidad e intensidad del bouquet -aroma del vino- y dirigirlo hacia los lugares deseados. El punto inicial de contacto con el líquido depende de la forma y el volumen de la copa, del diámetro del borde, y de su acabado (si ha sido tallado y pulido o si es un borde redondeado), además del grosor del cristal. Cuando la copa de vino entra en contacto con los labios transmite una señal de alerta a las papilas gustativas.
Tuvimos la oportunidad de degustar Dom Perignon Vintage 2006, maridado con sándwich de Foie con pan de frutas y croquetas de carabinero. El primer plato, salmón asado con aceite de vainilla y manzana, lo acompañamos de un vino de Oregon (EE. UU.) “Domaine Drouhin Dundee Hills” cosecha 2012 (un monovarietal Pinot Noir) que disfrutamos en 3 copas de vino diferentes. Primero, lo degustamos en la copa que “mejor le iba”, después tomamos el mismo vino desde la copa de Tempranillo, y finalmente repetimos la misma acción desde la copa apropiada para el Cabernet Sauvignon. Es asombroso cómo varía el aroma del mismo vino según la copa. En la tercera, se apreciaba un olor vegetal mucho más fuerte, mientras que en la segunda los aromas florales destacaban.
El segundo plato era un cordero a las finas hierbas (podéis ver el menú completo en la fotografía con más detalles) que maridamos con un Tempranillo 100% Abadía Retuerta Pago Valdebellon 2013 (V.T. Castilla y León). Repetimos el mismo proceso de probar el vino en copas diferentes, y nuevamente pudimos apreciar numerosas diferencias.
Y, por último, acompañamos el postre que consistía en un pastel de chocolate con helado de pimienta de un Cabernet Sauvignon (¡sorprendente que vaya tan bien con un dulce!): Abadía Retuerta Pago Negralada 2013. Y una vez más, probamos el vino en las 3 copas.
¿Conclusión? Que la relatividad y la subjetividad vuelven a entrar en juego. Si bien es cierto que cada copa se “recomienda” para una variedad de uva determinada (ya que así una centena de expertos lo ha testado y lo ha decidido), cada cual puede encontrar lo más apropiado para su gusto y el maridaje que destaque un sabor frente a otro, un aroma concreto por encima de otro, etc.
Hay que destacar que el menú ha sido diseñado por Riedel, en el que el Chef del exclusivo Club Allard (con 2 Estrellas Michelín) ha sido el encargado de recrear.
Raíces en Bohemia, principios de la Bauhaus y aval de Robert Parker
(Fuente: Riedel)
Johann Leopold Riedel fundó la primera fábrica de cristal en Bohemia (República Checa) en 1756. Durante once generaciones, la familia Riedel ha buscado la excelencia en la fabricación de una copa consagrada al placer de disfrutar del vino. Cada generación ha aportado su impronta en el arte y la ciencia de fabricar cristal.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el régimen comunista confiscó y nacionalizó en Checoslovaquia las fábricas de cristal de Riedel. El heredero, Claus Joseph tuvo que empezar desde cero y en 1958 compró, asociado con su padre Walter Riedel, la sede central actual, en la localidad tirolesa de Kufstein, Austria.
A mediados del siglo XX, Claus Joseph fue el artífice de un cambio de tendencia que revolucionaría las alacenas de restaurantes, bodegas y domicilios de todo el mundo, cuando dejó atrás las copas decorativas y coloreadas de moda hasta el momento, para ser pionero en la cristalería funcional. Sus diseños fueron sorprendentes por su frescura y originalidad.
Descubrió que el tamaño y la forma de la copa influyen sobre la percepción del aroma y sabor de la bebida que se consume en ella. Riedel utilizó cristal fino soplado, sin adornos, para reducir el diseño a su carácter esencial: vaso, pie y base de apoyo. Se establecieron así las bases para crear copas que ensalzaran bebidas determinadas, y que al mismo tiempo fueran bellas, basándose en los principios de la Bauhaus: la forma se ajusta a la función.
En los años 60 Riedel se rodeó de los mejores sumillers y enólogos del momento y fruto de su investigación lanzó la gama Sommeliers, la primera cristalería del mundo adaptada a las particularidades de cada bebida. Esta innovación proporcionó una nueva dimensión al modo de entender y disfrutar el vino. En la actualidad, dicha gama ofrece hasta treinta copas creadas para ensalzar y diferenciar cavas, vinos, licores y bebidas no alcohólicas.
Cada copa está diseñada para dirigir la bebida hacia las zonas gustativas adecuadas, hasta conseguir el equilibrio perfecto. Las últimas incorporaciones a esta colección son la copa Montsant –desarrollada a petición de la Denominación de Origen- y el vaso Coca Cola, fruto de un acuerdo entre la sede de la marca de Atlanta y Riedel.
George Riedel, hijo de Claus Joseph, perfeccionó la investigación de las variedades de uva y la forma de la copa. Este trabajo exige organizar frecuentes seminarios y catas a las que asisten propietarios de bodegas y expertos de todo el mundo, dado que Riedel diseña sus copas en base a la experiencia de cata.
Wine Spectator y Decanter, dos de las más prestigiosas revistas del sector vitivinícola, destacaron la labor de Georg Riedel y lo definieron como un “fabricante de cristalería devoto del vino” y lo nombraron “Hombre del Año”, respectivamente.
Robert Parker, uno de los máximos exponentes de la cultura del vino actual, demostró su devoción por Riedel al afirmar que “fabrica las copas perfectas, tanto desde el punto de vista técnico, como del disfrute del vino”.
Hoy
Maximmilian J. Riedel (nacido en 1977) es la 11ª generación al frente de la empresa familiar. Suya es la colección “O”, diseñada en 2014 y por cuyo decantador ganó el Premio Good Design (2004), entre otros reconocimientos a su labor en Riedel, como el otorgado por el Museo de Arte Moderno MoMA de San Francisco y por las revistas de referencia Wine Expectator y Wine Enthusiast, entre otros.
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