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Redes terroristas
El atentado perpetrado por el Estado Islámico (EI) en Londres pone sobre el papel de la seguridad europea el de las redes criminales que la banda ha tejido y sigue tejiendo con el fin de extender el terror.
A estas alturas nadie se cree la milonga que no han querido vender los yihadistas de los “actores solitarios” atentan cuándo y cómo les da la gana. No es cierto. El viaje que Jalid Masud realizó a la localidad de Brighton para pasar allí la noche anterior al atentado, y el viaje que hizo al mismo lugar una semana antes, estuvo relacionado, según todos los indicios, con la búsqueda de un lugar lejos de su domicilio habitual en Birmingan para ponerse en contacto, a través de una cabina o un cibercafé, con su “dinamizador”, que probablemente se esconde en Siria. No se trata de una hipótesis sino de algo que se ha comprobado en otros atentados, tal y como publicó LA RAZÓN.
En julio pasado, un terrorista suicida detonó una bomba que llevaba en la mochila en Ansbach (sur de Alemania), junto a un festival de música que se celebraba en la localidad e hirió a quince personas. Las investigaciones demostraron que recibía instrucciones a través de su móvil de una persona hasta poco antes de la explosión. El suicida había grabado un vídeo en el que juraba lealtad al EI, que asumió la autoría del atentado. La información fue confirmada por fuentes oficiales alemanas. El autor, un sirio de 27 años identificado como Mohamed Dalil, se comunicaba a través de un chat en internet con una persona que conocía sus planes y tenía pleno conocimiento de que el terrorista llevaba consigo una bomba. Cuando éste le informó de que había seguridad a la entrada del festival, le ordenó que buscara un hueco para colarse. Todos los indicios apuntan a que las órdenes venían desde Siria.
Comunicaciones similares habrían recibido Mohamed Lahouaiej Bouhlel, autor de la masacre en Niza el 14 de julio, en la que murieron 84 personas; y cuatro días después, Muhamad Ryad, que asaltó con un hacha y un cuchillo un tren en Baviera. Causó cuatro heridos. La autoría fue asumida también por el EI.
Por lo tanto, la existencia de un coordinador, o coordinadores, que se ponen en contacto con los «actores solitarios» o con las células para darles las últimas instrucciones, no es una teoría, sino una realidad. Identificar a los individuos responsables de esta red es fundamental.
Ponerse de perfil ignorando el peligro es una irresponsabilidad.
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