En estos días veraniegos asistimos al teatrillo que Albert Rivera nos quiere representar. Como si de un entremés se tratara, entre las diferentes funciones de esta obra política hasta conseguir un gobierno, aparece el líder de la formación naranja con su hexalogía de medidas para darle el Sí quiero a Mariano Rajoy. Pues bien, no sabemos si es producto del calor o qué, pero el señor Rivera parece haberse olvidado de los grandes temas que de verdad son una prioridad para España.

Su obsesión patológica con intentar poner en un brete al Partido Popular e intentar mantenerse a flote en el futuro, le hace dejar de lado su discurso con el que intentaba dar una imagen de hombre de Estado y al que le preocupaban los temas capitales que afectan a nuestra nación. Ahora sabemos que todo era un postureo patriótico para captar votos en el caladero de los populares.

Las seis medidas que nos ha presentado a bombo y platillo son sin duda importantes y buenas para nuestro país, pero honestamente creo que defraudan las expectativas de sus votantes cuando ha dirigido todas hacia la “clase política” y ni una sola hacia los españoles.

En un artículo anterior escribía que en este momento de grandes pactos y donde se impone la necesidad de entenderse, se desprendería al menos una virtud y, aunque solo fuera por eso, este momento habría valido la pena. Me refería a llegar a una gran pacto por la unidad nacional y frente al separatismo, pero con “el riverazo” al que asistimos ayer, creo he sido muy iluso pensando en cosa distinta.

Ciudadanos tampoco ha planteado ni una sola medida o condición en favor de un gran pacto por la educación y que tanto parecía preocuparles, ni por casualidad vemos una sola palabra sobre impuestos, ni de empleo, ni de salarios de los españoles, ni de autónomos, ni de la independencia de los jueces, ni de conseguir una justicia más ágil y rápida, ni de pensiones, ni de inversión en I+D+i, ni del techo de gasto, ni del modelo territorial que necesita nuestro país, ni de sanidad, ni de lucha frente al terrorismo, ni del papel de España en Europa, ni de las oportunidades de los jóvenes... no, nada de eso aparece en estas seis medidas.

A Rivera sólo le importan los políticos, que no son una cosa menor. Le importa también, además de combatir la corrupción en la que todos estamos de acuerdo, la ley electoral. Entiende que es primordial cambiar la ley para mantenerse a flote con una representación mayor ante la cuantitativa pérdida de voto que ha sufrido en tan solo seis meses. Es legítimo querer una mayor representatividad, pero es irresponsable quererlo a costa de hacer una ley a medida donde se obvien aspectos tan importantes como la estabilidad y la de tener gobiernos sólidos.

Parece claro que las propuestas de Ciudadanos no buscan el interés general y sí el beneficio propio. Un sistema proporcional no es más democrático o menos que un sistema mayoritario, son iguales. Y si Ciudadanos quiere más representatividad que trabaje para conseguir más votos, como ya hizo Alianza Popular en su momento, y no cambiar las reglas del juego vistiendo con lenguaje populista lo que en sí mismo esconde un interés partidista como es “el riverazo”.