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Otra batalla perdida
Por Juan de la Torre, Asociación de amigos de Israel en España
“Hasta la última batalla ninguna guerra está perdida”, es cierto, pero desgraciadamente los españoles estamos perdiendo demasiadas batallas frente al islamismo radical y no me refiero al sobresaliente trabajo de nuestras Fuerzas Armadas, ni tampoco a la dura y efectiva labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, hablo de las batallas que perdemos aquí en nuestra casa, en nuestra retaguardia, dentro de esta guerra global contra el terrorismo.
La Guerra de Iraq fue un error político, pero lo fue igual que la población responsabilizara al Gobierno de los atentados del 11M, esas muertes fueron responsabilidad exclusiva de los asesinos que pusieron las bombas. Esta confusa reacción fue vista como una victoria por los terroristas. Más tarde, Londres y París, dieron una lección a nuestros políticos de responsabilidad y a los españoles nos mostraron como actuaba un pueblo unido frente a la barbarie terrorista.
La segunda batalla perdida por España, fue la súbita y unilateral orden de retirada de nuestras tropas en Iraq. Nunca un grupo terrorista soñó con obtener un éxito tan rotundo, sumándose el logro adicional de resquebrajar la unidad política de la Coalición, debilitándola tácticamente.
La tercera batalla que hemos perdido los españoles fue hace unos días, cuando lo que debería haber sido una respuesta de unidad política y social contra el terrorismo islamista, acabó convertida en un escaparate que mostraba nuestra fractura social y política. “El cordobés” del que tanta burla se había hecho en las redes sociales, debió quedar encantado viendo junto a sus compinches que España seguía siendo un objetivo fácil a batir.
No podemos seguir perdiendo más batallas o acabaremos perdiendo la guerra.
No sirve de nada que la mitad de la población acepte que estamos en medio de una guerra global contra el terror, cuando la otra mitad habla de “mirar a los terroristas a los ojos y comprenderles” o que “la violencia se vence con más paz”.
No sirve de nada que algunos políticos honestos entiendan la gravedad del problema, mientras otros hacen demagogia culpando a Europa, o nos venden la falacia de la pobreza y marginalidad de los terroristas, o que el problema reside en el comercio de armas con Arabia Saudí, mientras evitan mencionar a Irán (por algo será) gran promotor del terrorismo.
Los que “blanquean” terroristas y terrorismo islamista, deberían entender que mañana los muertos pueden ser sus padres, hermanos, hijos y que esto no es un juego político. Frente a nosotros hay un ejército bien organizado de fanáticos que quieren exterminarnos y no tienen prisa en hacerlo, porque confían en su victoria.
Debemos asumir nuestra responsabilidad en esta guerra y tener el coraje de afrontar una realidad que será muy dura. Debemos permanecer unidos y protegernos los unos a los otros, olvidando nuestras diferencias. A los terroristas les da igual que seamos madrileños o catalanes, mujeres o niños, mayores o jóvenes, de izquierdas o de derechas, ellos solo quieren aplastarnos, hacer desaparecer nuestra democracia y a nosotros con ella, en aras de imponer su utópico califato, por el que no dudarán en morir.
La pregunta que me hago es: “¿Estamos nosotros dispuestos a morir por defender nuestra libertad?”.
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