Navidad
¿A quién se le ocurre poner la Navidad ahora?
Por Ramón Oliver
Este post debería versar sobre el monotema del momento: Cataluña. ¿Acaso existe otra cosa bajo la capa del cielo? No, si nos atenemos a la cobertura que los distintos medios de comunicación están haciendo de los asuntos de actualidad en estos meses. El process y sus derivadas lo acaparan todo, son como una sombra que se extiende a lo largo y ancho de todo el espectro de la agenda informativa, asfixiando todo lo demás. Hasta tal punto es así, que algunos colegas que escriben sobre asuntos no vinculados a la política en medios nacionales me han reconocido que la única posibilidad de ver sus artículos destacados en portada es introduciendo –de manera más o menos cogida por los pelos- la palabra “Cataluña” en el titular.
Y si el foco catalán ha venido alumbrando (o nublando, según se mire) de forma incansable la atención de los distintos medios de comunicación y, consecuentemente, la de sus audiencias (especialmente en Cataluña), desde el pasado mes de septiembre, ¡qué no será en plena semana del 21D! Casualidades de la vida, justo la que me ha tocado a mí contribuir a esta bitácora sobre periodismo, marketing y comunicación de los profesores de la UDIMA.
Como no era cuestión de ir a contracorriente, ya me disponía yo a escribir sobre esas piruetas que asunto del momento está obligando a hacer a los profesionales de la información para que sus trabajos tengan eco en este marco tan reducido. Cómo Cataluña ha impregnado hasta el tuétano todas las secciones periodísticas, desde las empresariales y económicas (fuga de empresas, boicots a los productos autóctonos, etc.), hasta las deportivas (posicionamiento del Barça y sus jugadores), pasando por las sociales (cismas en las familias) y una infinidad de reportajes y noticias de apoyo que trataban de aportar nuevos prismas al asunto.
Gracias al conflicto catalán, hemos sabido, por ejemplo, detalles de los sistemas de extradición de Bélgica, nos hemos puesto al día de las diferencias salariales entre los distintos cuerpos de seguridad del Estado, y hemos conocido el contenido del kit higiénico básico que reciben los presos en las cárceles españolas al ingresar en prisión. También hemos sabido de la historia de lugares como Vila-Roja, un barrio de Girona que, como si se tratara del pueblo galo de Astérix y Obélix, ha decidido rebelarse contra la corriente secesionista engalanando sus calles con banderas rojigualdas de gran tamaño y leyendas pro españolas.
Me disponía, como digo, a escribir sobre todo esto, cuando una familiar salmodia un tanto estridente me sacó de mi concentración. Procedía de una televisión encendida en una habitación próxima a donde me encontraba. Al escuchar con más atención, por fin caí en la cuenta. ¡Pero si son los niños de San Ildefonso!
Entonces me acordé. ¡El sorteo de la lotería de Navidad! ¿Qué es hoy? ¡Pero si no ha pasado ni un día desde las elecciones autonómicas! ¿Es que no había otra fecha para ponerse a sacar las bolitas? ¡Con la de páginas que eso ocupa en el periódico del día siguiente!
Me resulta inconcebible que nadie haya tenido la suficiente clarividencia para posponer el sorteo –y, en general, todas las Navidades- a más adelante. A marzo, a abril, al verano, ya puestos, para no hacerlo coincidir con la resaca electoral catalana. Ahora, por culpa de esa imperdonable falta de previsión, no vamos a tener más remedio que robarle hueco informativo a Cataluña para hablar de los agraciados con el Gordo y preguntarles, en medio de una lluvia de champán, qué piensan hacer con el dinero. Como en días sucesivos, por la misma razón, también tendremos que dejar de ocuparnos temporalmente de Arrimadas, Iceta, Puigdemont y del baile de pactos para dejarle espacio noticioso al discurso de Rey, a la cena de Nochebuena, a los propósitos de nuevo año y a la visita de los Reyes Magos. ¡De locos!
¿O es que no sabían esas mentes pensantes que colocaron las Navidades en medio del embrollo catalán que esas fiestas tienen su propia agenda informativa y que esta va a chocar frontalmente con la actualidad imperante?
Claro que siempre podremos inventar nuevas piruetas y seguir catalizando las noticias hasta el infinito y más allá. Después de todo, es más que presumible que el Rey haga referencia a Cataluña en su discurso. Y también es seguro que en tierras catalanas se cenará en Nochebuena, se harán propósitos para el nuevo año y pasarán por allí los Reyes Magos para dejarles regalos a niños y mayores. Menos mal. Ya solo queda que alguno de los premios importantes de la lotería haya caído en alguna población catalana y habremos salvado el informativo.
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