Historia

Cuando el Tercer Reich buscó el paraíso ario en una colonia remota del Imperio español

Ni Hitler conocía todos los detalles de esta misión secreta

Cuando el Tercer Reich buscó el paraíso ario en una colonia remota del Imperio español
Cuando el Tercer Reich buscó el paraíso ario en una colonia remota del Imperio españolNational Geographic

En los tiempos más sombríos del Tercer Reich, Heinrich Himmler, uno de los peces gordos del régimen nazi y jefe supremo de las SS, impulsó un proyecto seudocientífico que pretendía conectar a los antiguos habitantes de Canarias con una supuesta "raza aria original". Su verdadero propósito era reforzar el discurso racial que sirvió de excusa para la persecución y el exterminio de millones de judíos en Europa.

El plan se le encargó a la Ahnenerbe, la Sociedad para la Herencia Ancestral Alemana, una organización fundada en 1935 que mezclaba arqueología, antropología y mitología germánica con fines ideológicos. Según consta en los archivos históricos, esta institución llegó a dirigir más de un centenar de expediciones por todo el mundo con la idea de encontrar vestigios de lo que ellos llamaban “el linaje puro de los pueblos nórdicos”.

Expediciones nazis a la caza del pasado "ario"

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, los equipos de la Ahnenerbe llevaron sus investigaciones a lugares diversos de varios continentes o el archipiélago canario. En la Península, los nazis trataron de organizar una misión en 1941 con el pretexto de estudiar la herencia visigoda, aunque en realidad su interés se centraba en las islas del Atlántico.

Fuentes históricas consultadas por el Deutsches Historisches Museum y recogidas también por Der Spiegel indican que Himmler creía que los antiguos pobladores canarios representaban una rama no contaminada de esa mítica raza aria. Los informes que manejaba venían del arqueólogo y oficial de las SS Otto Huth, quien había publicado en 1937 un artículo titulado 'La civilización de los canarios como clave del origen del indogermanismo'. En sus escritos, Huth aseguraba que el estudio de los guanches podía revelar los orígenes espirituales de los pueblos germánicos.

La Ahnenerbe y su maquinaria científica

El interés de Berlín por Canarias no era cosa menor. La Ahnenerbe pasó de tener siete investigadores en 1937 a manejar un equipo de casi 140 científicos y más de 80 técnicos en 1939, entre los que había cineastas, escultores, fotógrafos y documentalistas. El despliegue de recursos demuestra hasta qué punto el régimen utilizó la ciencia como herramienta propagandística para justificar su ideología racial.

Sin embargo, el proyecto de Huth se topó con un muro infranqueable: las autoridades españolas. Pese a la relación un tanto ambivalente del régimen de Franco con Alemania, el dictador denegó al arqueólogo el permiso necesario para trabajar en las islas. Aquella negativa generó un profundo rencor en el investigador, quien llegó a escribir que la conquista cristiana del archipiélago canario representaba una de las peores tragedias provocadas por el judeocristianismo en Europa.

Las tensiones internas por el control del relato racial eran notorias incluso dentro del propio entramado nazi. Huth se enzarzó en una disputa con Josef Wölfel, un lingüista austriaco experto en culturas atlánticas, al que acusó de ocultar documentos cruciales sobre los antiguos isleños. En marzo de 1939, Huth demandó la confiscación de más de seis mil fichas elaboradas por Wölfel en el Centro de Investigación sobre la Fe Indogermánica. Dichos registros contenían estudios del siglo XVI que describían a los aborígenes canarios con rasgos claros, como pelo rubio, detalle que los nazis esgrimieron como prueba de su imaginaria genealogía aria.

Una teoría con solera

El interés alemán por Canarias no nació precisamente con el nazismo. Ya en 1886, el historiador Franz von Löher había publicado Los germanos en las Islas Canarias, obra en la que sostenía que antiguos pueblos del norte europeo -como los vándalos- habrían habitado el archipiélago, lo que, según su particular visión, otorgaba a Alemania un presunto "derecho histórico" sobre las islas. Décadas después, investigadores como Felix von Luschan y Hans Meyer reforzaron la idea de una presencia indoeuropea en la prehistoria canaria, interpretaciones que el nazismo readaptó con fines políticos y raciales.

El interés de Himmler por Canarias se enmarcaba en la obsesión general del régimen por rastrear los orígenes “divinos” del pueblo alemán. Expediciones al Tíbet, al Cáucaso o a Escandinavia formaban parte del mismo empeño por construir un pasado mítico que legitimase su dominio en Europa. No obstante, la mayoría de estos estudios carecían de rigor científico y fueron desacreditados tras la guerra por la comunidad académica.

Hoy en día, los documentos de la Ahnenerbe que se conservan en archivos alemanes y españoles evidencian cómo la ciencia fue instrumentalizada como herramienta de manipulación ideológica. El intento de vincular a los guanches con una supuesta raza aria no fue más que otro episodio de la pseudociencia nazi, una mezcla de fanatismo y ambición que culminó en el mayor crimen contra la humanidad del siglo.