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Deportes

Campus "Adrián": un encuentro de valores

Lillo cierra con gran éxito su tercer campus deportivo con más de 75 niños y gran auge del fútbol femenino

Algunos de los participantes en el Campus "Adrián" Francisco Gómez

No es una actividad más de verano porque los chavales están deseando que llegue en el calendario para volver a juntarse. La tercera edición del Campus de Fútbol «Adrián» que Lillo, localidad de la Mancha toledana, organiza ha sido un éxito de participación que culminó ayer viernes.

«Les inculcamos sobre todo valores… El deporte para eso es algo único, porque permite que trabajen aparte de la técnica, cuestiones relacionadas con la solidaridad, el sacrificio, la entrega y el compañerismo».

Quien así habla es Kike Bogantes, uno de los ocho monitores que coordinan este campus al que han acudido 77 chicos y chicas durante dos semanas. La mayoría de ellos, casi un 80 por ciento, repiten del año pasado… Y hay una gran participación femenina, la cual se ha ido incrementando en los últimos tiempos.

El éxito de la selección nacional explica sin duda la gran acogida de la convocatoria y el hecho de que el fútbol suscite creciente interés entre las adolescentes. Se hacen partidos entre ellos y ellas de una manera mixta, tratando de aflorar todos los valores que lleva intrínsecos el deporte.

Varios de los niños que participan en el CampusLa Razón

Este campus de fútbol Adrián se desarrolla por las mañanas en Lillo y tiene el nombre del padre de uno de los socios de Kike, David. Se hace en su honor después de que fuera diagnosticado de Alzheimer, uniendo a todo lo expuesto con anterioridad el carácter solidario que tiene el evento.

Espíritu solidario

«Colaboramos con la asociación Afad de enfermos de Alzheimer que hay en Villanueva de Alcardete… También queremos que los chavales vean ese espíritu de colaboración que nos anima a no olvidarnos de aquellos que ya no se acuerdan de nosotros», asegura el propio Bogantes.

Las dos semanas que ha durado el campus deportivo han sido intensísimas de trabajo, motivación, espíritu deportivo y sacrificio. La mayoría de los chavales son de Lillo, aunque también hay algunos que han llegado de otras localidades próximas interesados por la iniciativa. O de Madrid, pero cuyos padres tienen una segunda residencia en el pueblo.

Han conseguido elaborar un auténtico equipo por categorías, desde los cuatro a los 17 años, desarrollando en este sentido también el cuidado y atención de los más pequeños por parte de los más mayores.

«Todo son ventajas… Por eso, los chavales están encantados con el campus y deseando que llegue el año próximo». Un encuentro que trasciende lo deportivo para convertirse, en definitiva, en una reunión de amigos, con la vista puesta en la solidaridad.