Castilla y León
Vigilantes ante el repunte del topillo campesino
Detectan un aumento de la población de roedores en Ávila, Salamaca y Tierra de Campos aunque la Junta dice que la situación "está controlada"
El topillo campesino, una plaga endémica que no es posible erradicar del todo, vuelve a asomarse con fuerza en la Comunidad, tras detectarse un repunte de la población de este roedor en varios puntos de la Comunidad, como Salamanca y Ávila, aunque especialmente en la Tierra de Campos, que abarca las provincas de Valladolid, Palencia, León, Zamora y algo de Burgos.
El viceconsejero de Desarrollo Rural, Jorge Llorente, se acercaba ayer hasta la localidad salmantina de Cantalpino, para ver sobre el terreno los trabajos que allí se están llevando a cabo para contener a los topillos, como es el desbroce de cunetas y levantamiento de huras.
Allí, el también director general del Instituto Tecnológico Agrario (Itacyl) reconocía cierta inquietud por este repunte de roedores aunque no alarmados, pero llamaba a estar «vigilantes» y no bajar la guardia en ningún momento debido a la capcidad de procreación de estos animales.
«La situación actual no es grave ya que es el propio ecosistema el que facilita repuntes poblaciones», insistía Llorente, mientras instaba a ñla colaboración de todas las administraciones para evitar que pueda suceder lo que ocurrió en 2017, donde hubo una plaga importante que destrozó muchos cultivos y perjudicó a miles de agricultores.
El viceconsejero apuntaba que desde la Junta de Castilla y León, se ha puesto en marcha la estrategia que integra las necesidades productivas del entorno ambiental, las características condicionales del agrosistema, con las medidas preventivas de gestión, que minimizan los riesgos derivados de la presencia del topillo en el territorio «que busca de manera integral, controlar los repuntes».
Medidas de contención
Esta estrategia se basa en cuatro subprogramas, en los que se destaca la monitorización y vigilancia en un primer momento para vigilar las dinámicas poblacionales y ver cómo se producen los repuntes, además de los trampeos para ver los índices reproductivos de los roedores.
El segundo de los programas se vincula a las zonas agrarias de cultivos, en los reservorios a través del levantamiento del terreno, además del establecimiento de bandas de seguridad o la lucha biológica, para intentar prevenir la expansión de la plaga. Mientras que el tercer programa se realiza en los reservorios que no son agrícolas y en las vías de dispersión, para evitar que haya ciertas partes del ecosistema que mantengan estas poblaciones. Se trabaja y colabora con el resto de administraciones y diputaciones, para poner en marcha los medios para que no se produzca un aumento de la población.
«No existe ninguna medida que elimine totalmente al topillo campesino ya que es una plaga endémica que no se puede erradicar y hay que aprender a convivir con ella, por lo que hay que aplicar cada medida en el momento adecuado», aseguraba LLorente, a la vez que explicaba que es en estas fechas cuando se intenta evitar la dispersión y destruir las huras, para dejar limpios los caminos y que puedan actuar las aves rapaces.
El viceconsejero, además, apelaba a la investigación como otra herramienta importante que manejan para comprender las dinámicas poblacionales, las medidas de lucha o la implementación de medidas que puedan ser eficaces frente a los roedores.
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