Igea apuesta por clases presenciales en los colegios

Cuando justo este domingo queda apenas un mes para que arranque un nuevo curso escolar en Castilla y León, las incógnitas e incertidumbres acerca de cómo se va a desarrollar todo, si habrá seguridad para los niños y trabajadores, si finalmente serán presenciales las clases o no, son las principales inquietudes y quebraderos de cabeza de las familias de esta Comunidad, que ya han puesto el contador en marcha contando los días, horas, minutos y segundos que restan para el curso comience.

Mientras tanto, si el Gobierno de España, a través de la ministra de Educación, Isabel Celaá, ha dicho por activa y por pasiva que las clases serán presenciales sí o sí, desde Castilla y León también apuestan por ello, pero siempre y cuando las condiciones epidemiológicas y sanitarias así lo aconsejen.

El vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, lo deja claro durante la entrevista que realizaba en Los desayunos de Ical, donde descarta volver a sacar a los niños de los colegios y si hubiera algún rebrote, advierte, se procedería a confinamientos muy cortos, en puntos geográficametne lo más pequeños posibles, para compaginar educación y protección. “Si vamos a casa vamos a casa todos, no solo los niños”, asegura, mientras insiste en que lo que más le preocupa es la no transmisión a las personas de riesgo e intentar mantenerlos en el entorno”.

Y es que, en su opinión, el colegio tiene que funcionar porque, entre otras cosas, esto va a aumentar la brecha entre favorecidos y desfavorecidos y no se puede perder un año de escuela porque tendría daños a largo plazo.

Igea destaca que los protocolos para retomar la actividad académica están bien hechos, aunque se pueden dar problemas en los centros más pequeños y en escolarizaciones como infantil donde es imposible mantener la distancia. Algo que, dice, está trabajando la Consejería de Educación para fijar dobles turnos o sesiones telemáticas, como se ha hecho en las universidades.

A su juicio, una de las “decisiones más erróneas” al principio de la crisis fue “la vacación”, cuando muchos menores de autonomías como Madrid se fueron a los pueblos con sus abuelos, lo que impidió controlar y trazar los casos. “Dar vacaciones a los universitarios y a los colegios fue un desastre”. “Si estás en una clase con un entorno de 25 universitarios no hay problema, pero si estás en un bar con unos señores de 75 años y en tu casa, tienes muchos más”, precisa.

En este sentido, Igea tiene claro que la manera de parar el virus es en casa, sin contacto con nadie y durante un período de 14 días. “Así se para la transmisión, pero hay que hacerlo pronto, porque hay cosas que no se pueden parar. Yo puedo parar la actividad entera de un pueblo, pero no puedo parar la actividad de todo el país”. “Eso es lo que nos estamos jugando ahora”, finaliza.