Opinión

El Sueño de Dios

Jesús Mateo

Durante estos días celebramos el Nacimiento de la Virgen María. Lo primero que queremos hacer es felicitar a Nuestra Señora por su cumpleaños. Es un día de alegría en el Cielo y en la tierra. ¿Qué alegría habría en el Cielo el día que nació la Virgen? Yo a veces he soñado, y lo he puesto por escrito, con el sueño que tuvo Dios Hijo. Soñó con su Madre. Toda la eternidad soñó con Ella.

Añoraba sus caricias, sus mimos, sus besos, su sonrisa, su mirada pura y limpia, sus ojos siempre abiertos mirándole embelesado. Por lo que yo soñé, a los ángeles les hablaba a todas las horas de ella y estos empezaron a llamarla “EL SUEÑO DE DIOS”.

Y un día les reveló su nombre: “MARÍA”. Cuando ella nació los ángeles quedaron extasiados y boquiabiertos contemplándola: ¡Qué guapa, qué bella! Inmaculada. Concebida sin pecado original. Su carita linda, sus ojos hermosos, limpios, hondos, atractivos.

Más pura que el sol. Más hermosa que las perlas que ocultan los mares. Sé que los ángeles comenzaron a cantar en su honor hasta quedarse afónicos. Y me consta que el que más y mejor cantó las glorias de María fue su Hijo- Dios. Como Dios pudo y quiso, la hizo así de bella y hermosa. Más que Ella, sólo Dios. Y en el Cielo los ángeles repetían sin cesar: Más que tú solo Dios, solo Dios.

También en la tierra celebramos con alegría su Nacimiento. Cuento lo que he vivido.

Desde el año 2003, en Valladolid, ha salido su Patrona, la Virgen de San Lorenzo, desde su Iglesia, pasando por la Plaza Mayor hasta la Catedral. Ha sido impresionante. Valladolid la ha aclamado como a su Madre y Patrona. Todas han sido vivas y alabanzas por su NATIVIDAD.

Valladolid entero salió a la calle para honrar a la Virgen. El pueblo vallisoletano la ha aplaudido, la ha rezado con auténtica piedad y devoción. Ni un mal gesto, ni una mala palabra. Todas han sido alabanzas y buenos modos en su honor. Hemos visto rezar, hemos visto llorar de emoción ante el paso de la Virgen de San Lorenzo.

Este año lloramos de pena, un año más, porque la “pandemia” nos ha privado de “verla” por nuestras calles. Lloramos de pena, de dolor, de impotencia. Esperamos que no vuelva a pasar. ¡¡¡NI UN AÑO MÁS!!! Mientras tanto la “llevaremos” en nuestros corazones.