Rugby femenino

Wonder VRAC: una lección de vida

Madres de jugadores de la cantera del Quesos Entrepinares, de entre 30 y 52 años sin apenas preparación física y conocimientos, crean un equipo para demostrar que con ilusión y esfuerzo todo es posible

Jugadoras y cuerpo técnico del Wonder VRAC de Valladolid
Jugadoras y cuerpo técnico del Wonder VRAC de ValladolidWonder VRACLa Razón

Pocas cosas, por no decir ninguna, hay en la vida tan satisfactorias para unos padres que poder compartir algo con sus hijos. Lo que sea. Desde un sueño hasta un juego, pasando por una pasión o un proyecto de futuro al que, poco a poco, dar forma y verlo crecer juntos. Y si a esto le sumas la superación, el esfuerzo, la implicación, la humildad por seguir aprendiendo cada día, el compañerismo o que, con estos valores, cualquiera puede conseguir lo que se proponga en la vida, sin importar la edad o la condición física, pues ya tienes el cóctel perfecto.

Más o menos así puede resumirse una nueva iniciativa, en este caso deportiva, que se ha puesto en marcha en Valladolid y en uno de los clubes históricos del rugby español como es el VRAC Quesos Entrepinares, que es también y sobre todo una lección de vida.

Sus protagonistas: Un grupo de madres de jugadores de la cantera que, ávidas de conocer más de cerca y de probar en sus propias carnes los entresijos de este deporte duro y competitivo pero noble y caballero donde los haya, y con más de doscientos años de antigüedad, para saber también a lo que se enfrentan sus hijos en cada entrenamiento y en cada partido.

Sin apenas conocimientos del deporte del oval y con condición física más bien justa y limitada, un grupo de cuatro mujeres se lanzaban con entusiasmo y gran ilusión hace apenas cuatro meses a una aventura a la que, poco a poco, sin prisa pero sin pausa, y con el boca a boca como gran aliado, se han ido sumando más miembros hasta un total de 32 jugadoras, y subiendo, que son las que forman en estos momentos el que han denominado como Wonder VRAC.

Un instante de uno de los partidos que han disputado las Wonder VRAC en el Master Series de Vitoria
Un instante de uno de los partidos que han disputado las Wonder VRAC en el Master Series de VitoriaWonder VRACLa Razón

De hecho, según avanza a LA RAZÓN Santiago Peña Conde, uno de los entrenadores junto a Roberto y Javier, ya les han llamado más madres de jugadores de la cantera que quieren probar. “La verdad es el boca a boca está funcionando y nuestra meta es seguir creciendo y consolidar el proyecto además de seguir llevando el nombre del VRAC por toda la geografía española”, apunta Santiago, quien explica que siempre ha trabajado con niños y que esta experiencia está siendo la más enriquecedora que ha tenido en su vida.

Lo que empezó casi como en plan de broma el pasado mes de enero ante las dudas de algunas madres que creían que su hijos no se esforzaban lo suficiente y se despistaban demasiado, y Santiago las animó a vestirse de corto y probar para que se dieran cuenta de la dureza y complejidad del rugby, se ha convertido, según el técnico, en un grupo humano “fabuloso” que tiene un “ambiente extraordinario” así como en una experiencia vital que ilusiona a las madres, motiva a los hijos y gusta mucho a los maridos que disfrutan del rugby desde otro punto de vista. Se ha creado una gran familia, además de la corresponsabilidad existente a la hora de conciliar, puesto que entrenan dos días a la semana durante una hora y media..

Disfrutamos mucho entrenando pero ahora que hemos empezado a jugar partidos la verdad es que engancha, aunque nos dicen que defendemos mejor que atacamos”, señala entre risas a este periódico la capitanaRuth Vicente Gómez, una de las cuatro madres que dio un paso al frente y no se lo pensó dos veces a la hora de implicarse en este proyecto después de enterarse que se iba a celebrar un torneo en Sevilla. Y eso que llevaba diez años sin hacer nada de deporte, lo que no le echó para atrás. Ahora es una asidua del gimnasio y asegura que se encuentra mucho mejor físicamente.

Ruth Vicente Gómez, y su hijo, Nicolás Baeza, con una de las equipaciones del VRAC Quesos Entrepinares
Ruth Vicente Gómez, y su hijo, Nicolás Baeza, con una de las equipaciones del VRAC Quesos EntrepinaresWonder WRACLa Razón

Ruth juega en la delantera y tiene dos hijos, Iván, y Nicolás, con quienes practica y aprende de rugby cada día y en cualquier momento. “Les gusta mucho que yo juegue, pero son críticos y exigentes”, apunta, mientras explica que ahora se ha dado cuenta del desgaste de este deporte y de lo difícil que es.

Al grito de ¡1,23, Quesos!, al igual que el equipo masculino,las Wonder VRAC ya han disputado varios partidos. Entre ellos, un amistoso el pasado 28 de mayo contra un equipo de Bilbao, al que derrotaron y que supuso su estreno de corto, aunque no ha sido hasta el pasado fin de semana cuando el Wonder VRAC debutaba en su primer torneo oficial: el Master Series de Vitoria, con ocho equipos de nivel participando en las instalaciones de Gamarra, con las Kamalehoiak del Gaztedi como anfitrionas.

Un torneo en el los resultados no sonrieron a las Wonder VRAC, “aunque ese no era el objetivo, sino seguir aprendiendo, competir y no lesionarse”, recuerda la capitana, que destaca el compromiso y la implicación que ve en sus compañeras.

“Todas quieren seguir”, dice Ruth tras haber disputado un torneo “con equipos de nivel” en el que “nos lo pasamos teta”, según afirma, por su parte, la bilbaína de 40 años, Teresa Arístegui, quien asegura a este periódico un par de días después del torneo que todavía tiene agujetas en todo el cuerpo y que le duelen hasta las pestañas, pero que no cambia la sensación de felicidad que tiene por nada.

Teresa también juega en la delantera, según dice entre bromas que porque le han visto cara de mala leche-, y es madre de Íñigo e Inés, de ocho y seis años respectivamente. Recuerda que todo empezó durante la pandemia y que ante la ausencia de actividades deportivas decidieron en casa acercarse al rugby, que sí tenía actividad. “Probamos al principio con el niño, pero luego a mi hija le gustó mucho y quiso apuntarse también, y así empezamos”, cuenta, agradecida por la familia que ha encontrado en el VRAC.

Un instante de uno de los partidos que han disputado las Wonder VRAC
Un instante de uno de los partidos que han disputado las Wonder VRACWonder VRACLa Razón

“Somos de fuera y desde el primer día nos gustó el ambiente que había en el club, sus valores y la labor que hacen los entrenadores en la cantera. Tiene un gran mérito y les enseñan mucho a los niños”, destaca Teresa, que asegura estar disfrutando como nunca antes con sus hijos con un deporte que nunca antes ni ella ni nadie de su familia había practicado. “Ahora jugamos a todas horas a pasarnos el balón, a placarnos... hablamos de rugby cuando nos sentamos a comer o a cenar y estamos generando un vínculo importante”, afirma Teresa, para quien uno de los aspectos que destaca del rugby es la importancia del equipo, y de jugar de forma conjunta para ganar terreno“.

También pone en valor que gracias a este proyecto quieren conseguir hacer más visible el deporte femenino y animar a que más niñas jueguen a este deporte y puedan formar parte de la cantera del VRAC.

Teresa Arístegui, con el oval, durante el amistoso que jugaron no hace mucho contra un equipo de Bilbao
Teresa Arístegui, con el oval, durante el amistoso que jugaron no hace mucho contra un equipo de BilbaoPicasaLa Razón

De cara al futuro, asegura que no tienen techo, que juegan para divertirse y pasarlo bien sin obsesionarse y con la intención de no lesionarse, pero que hay un camino ya iniciado, que de momento es el bueno, y que espera y desea que el proyecto se consolide y sume a más madres y a más equipos de la ciudad, como es el caso de sus vecinos y rivales de El Salvador, o de Arroyo de la Encomienda, e incluso de Castilla y León, como Burgos o Salamanca, donde también hay equipos y tradición, para poder jugar más partidos y competir.

También, y sin perder las perspectiva, tiene claro que son madres pero que ahora también son referentes para los chicos de la cantera.

Desde 30 a 52 años

Entre las 32 jugadoras que forman parte del Wonder VRAC, las hay de treinta años pero también de 52, lo que pone de manifiesto que lo más importante es el espíritu y no la edad.

Es el caso de María José Gallego, la más veterana, pero, para más inri, una mujer que, según cuenta, no ha hecho deporte en su vida. “Cuando empecé en esta iniciativa, mi físico estaba mal y de rugby, además, no tenía ni idea, pero después de probar, ahora me encanta y no lo cambio por nada”, señala.

María José tiene un hijo de diez años, Juan, que lleva cinco jugando en la cantera del VRAC, y cuenta que ahora, con las Wonder VRAC, entiende mucho mejor el deporte que practican sus hijos, reconoce que no es fácil lo que hacen y que se ha dado cuenta de que el rugby que está descubriendo sobre el césped no es lo que veía cuando iba a ver jugar y entrenar a su hijo. “Ahora sé lo que sufre”, apunta, mientras destaca la labor pedagógica que hay detrás de este proyecto.

María José Gallego, con su hijo Juan, vestidos con la equipación del VRAC Quesos Entrepinares
María José Gallego, con su hijo Juan, vestidos con la equipación del VRAC Quesos EntrepinaresMaría José GallegoLa Razón

Sus 52 años, el hecho de no haber practicado deporte alguno en su vida o que no se le hubiera pasado siquiera por la imaginación el que algún día pudiera jugar a este deporte no es ningún obstáculo para que María José esté disfrutando de este momento al máximo en la posición de ala. Además, agradece el apoyo familiar que está teniendo y pique sano que tiene con su hijo, al que le gusta ver a su madre jugar.

También de ala suele jugar Inés Ruiz Escudero, otra de estas madres coraje, que aunque reconoce que no es muy fuerte destaca su rapidez como virtud en este juego casi ni conocía salvo de haber visto algún derbi entre el Quesos y El Salvador. Inés es también una de las cuatro pioneras y tampoco se lo pensó dos veces a la hora de decidirse a dar el paso. “Me preguntaron que qué me parecía la idea y dije que sí sin pensármelo mucho porque me gustó lo que me contaron”, señala Inés, de 40 años, madre de Diego y Miguel, de seis y ocho años que juegan en la cantera del VRAC, y con quienes se empuja y se pasan el balón oval a todas horas, ya sean en casa o en el parque.

Cuenta esta profesora de instituto que la experiencia está siendo inolvidable y enriquecedora a más no poder, y que su objetivo es competir, pero, sobre todo, disfrutar jugando y aprender además de crecer como equipo. También destaca el compromiso de sus compañeros, la implicación de los entrenadores y las familias y personas que está conociendo. Y advierte, que tras haber debutado oficialmente, tiene ganas de más y desea, al igual que todas, que se puedan sumar más equipos de madres en Valladolid y alrededores para poder organizar alguna competición y disputar más partidos.

Inés Ruiz, antes de un partido con las Wonder VRAC
Inés Ruiz, antes de un partido con las Wonder VRACInés RuizLa Razón

Aunque juegan al rugby y las reglas elementales son las de este deporte, para evitar lesiones y favorecer el juego de balón, las normas para estos partidos y competiciones de madres cambian un poco.

Así, por ejemplo, no hay melés ni tampoco disputas de rac. “Lo que se pretende es que haya más juego a la mano y se favorezca la habilidad y el uno contra uno, más que la fuerza”, explica Santiago Peña, uno de los entrenadores, quien destaca lo aplicadas que son estas madres y que tampoco hay que enseñarlas mucho más que lo básico, avanzar hacia delante siempre detrás del balón, y disfrutar.

Son las Wonder VRAC, un proyecto ilusionante que vuelve a llenar un vacío que duraba varios años tras el cese de actividad de un grupo de féminas del club que formaron un equipo.

Las Wonder VRAC, durante uno de los partidos que disputaron en el Master Series de Vitoria
Las Wonder VRAC, durante uno de los partidos que disputaron en el Master Series de VitoriaWonder VRACLa Razón

Una gran familia que tras estos primeros meses de experiencia ya casi no puede vivir separada y que pretenden con esta iniciativa, predicar con el ejemplo hacia sus hijos, además de seguir demostrando que son un equipo dentro y fuera de los terrenos de juego yque son capaces de llegar a lo más alto posible con esfuerzo e ilusión.