Sociedad

Volver a nuestra esencia

Últimamente se estila recordarnos la debacle metal de la sociedad como individuos no felices que buscan desesperadamente, mediante el apoyo de tecnologías, la sustentación de la dopamina mental necesaria para eludir esta realidad. Internet está lleno de recetas y trucos para evadirse dentro del sistema, pero ¿y si paramos y miramos atrás?

¿De dónde venimos? Si el hombre desciende del mono, el mono desciende del árbol. Bromas aparte, en las últimas décadas se nos ha arrancado como individuos de la naturaleza y se nos ha incitado a vivir en grandes urbes como única receta de éxito en la sociedad. Y claro, un motor no puede rugir eternamente a 4.500 revoluciones por minuto, acaba exhausto y gripado.

Pero como no somos eternos hay que hacer el esfuerzo y obligarnos a aterrizar mentalmente y hacernos una serie de preguntas clave:

¿Cuándo fue la última vez que viste de verdad un atardecer o un amanecer? ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste el silencio al aire libre? ¿Cuándo fue la última vez que viviste sin pensar inmediatamente en lo que tenías que hacer a continuación? ¿Cuándo fue la última vez que respiraste profundamente con un sentimiento de calma y felicidad?

Damas y caballeros, hay que volver a nuestras raíces, al campo y a la naturaleza.

Debemos, como máquinas bilógicas que somos, reconciliarnos con nuestro entorno rural más cercano y hacer buen uso de él, debemos mimetizar nuestras mentes con la deliciosa brisa de un pinar o perfumar nuestros sentidos con el embriagador aroma del aire tormentoso de septiembre.

Nuestros ciclos circadianos están totalmente alterados y nuestra mente necesita urgentemente descansar de verdad, con los pies en la madre tierra y conocer la serenidad y la calma.

Nuestro cerebro necesita volver a la esencia de dibujar, de leer, de construir con las manos y de las artes plásticas antes de que todo el peso de las nuevas tecnologías haga caer un telón que luego seremos incapaces de levantar; ya no hace falta que nos lo digan los expertos, basta echar un vistazo afuera y ver cómo está el patio de preocupado con el entorno socio-económico y lidiando con la infoxicación a la que nos vemos sometidos constantemente por las redes sociales con terribles noticias o caras perfectas a las que debemos aspirar como resultado de una pantomima global que nos lleva muchas veces a la negación de que gracias a nuestras maravillosas imperfecciones somos realmente bellos.

El verano ha terminado y ahora toca empezar la liga, porque nuestro curso natural no empieza en enero sino en septiembre y hay que contratacar al estrés, a la depresión y a la ansiedad con más fuerza que nunca y para ello hay que contar con nuestro verdadero yo, porque conocerse sinceramente es el primer paso para poder llegar a buen puerto.

A mirarse al espejo y a ponernos guapos engalanándonos con una gran sonrisa, porque ya está aquí el fin de semana, de nosotros depende que todos los días sean viernes y no hablo de ganar la lotería, al fin y al cabo “será como aquella canción de los años 80″.