Cultura
El artista Miguel Zamorano muestra “la tendencia al individualismo” del ser humano
La exposición “Oblitus Naturae”, compuesta por 24 obras, se puede visitar en el claustro del Torreón de los Guzmanes de Ávila hasta el próximo 31 de enero de 2023
Los abulenses y los turistas que visiten durante los próximos meses la “Ciudad Amurallada” están de enhorabuena. Tiene una oportunidad única de disfrutar de una sugerente exposición, bajo el título “Oblitus Naturae” del artista Miguel Zamorano, en el claustro del Torreón de los Guzmanes, hasta el próximo 31 de enero de 2023, dentro del ciclo “Exposiciones en el Palacio” que organiza la Diputación Provincial de Ávila.
Un total de 24 obras, en las que se utilizan diversas técnicas como : paper cutting, mixta, óleo sobre tabla, óleo sobre lienzo, acuarela, acrílico sobre tabla y acrílico sobre lienzo, componen esta muestra en la que el artista intenta presentar sus “reflexiones y sensaciones de los últimos años”.
Al respecto, indica que “la tendencia al individualismo, la ausencia de un sentimiento de colectividad y la volatilidad de las reacciones personales deriva de una sociedad sin empatía, que mira hacia su pequeño mundo propio, y que impone su presencia y superioridad frente y contra el mundo”.
Miguel Zamorano añade que “una de las víctimas de estos comportamientos es la Naturaleza, que sufre el continuado desdén y falta de respeto hacia el hábitat donde vivimos”.
Asimismo, indica que con estas pinturas lo que viene a transmitir es “como el ser humano vive de espaldas a la naturaleza, un mensaje que tiene algo de social y de ecologismo”. Y es que, como según destaca el artista madrileño “yo como muchos otros también vivo encerrado en mi propio mundo, protegido por una gran coraza de árboles que me proporciona el hecho de vivir en el campo. Este mundo propio está invadido por elementos geométricos como cubos y esferas, que permanecen en los diferentes paisajes como algo ajeno al escenario donde se ubican”.
“Mi escapatoria a esta sensación es la búsqueda de la belleza en mi obra; y debido a mi otro trabajo como profesor de pintura y mi experiencia con personas mayores, a la búsqueda de la belleza también en las relaciones humanas, donde opino que está nuestro mayor tesoro”, subraya.
Miguel Zamorano explica que “para buscar esa belleza e intentado crear una atmósfera única para cada obra utilizando muy pocos colores
-bermellón, azul cobalto y amarillo indio en unos; magenta, verde esmeralda y rojo cadmio en otros-, cuyo resultado al fin son colores en armonía, ya que todos participan en todos”.
También asegura que son innegables sus influencias en lo clásico, “como búsqueda de lo perfecto, la perspectiva, el equilibrio, la luz, la atmósfera...”; lo mitológico, que “fue una de mis obsesiones de pequeño, ya que me fascinaba tanto su magia como su estética. Un mundo lleno de seres extraordinarios que se amaban u odiaban entre sí, sin limites de decencia, pero también capaces de los más grandes sacrificios”; y lo religioso, que “nunca fue para mí algo a lo que temer. Alcanzar la luz, vivir en las nubes rodeado de bellísimos ángeles, que me acompañan y me hacen cosquillas con las plumas de sus alas, es un deseo que permanecerá en mí hasta el día de mi muerte”.
Por último, Miguel Zamorano recuerda que la gran mayoría de estos cuadros los realizó en 2020, “un año en el que todos tuvimos que estar mucho tiempo en casa, y que fue para mí un tiempo de catarsis”, que ahora lo transmite en esas magníficas pinturas que se exponen en Ávila hasta el 31 de enero de 2023.
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