Sociedad

Bartolomé I alza la voz contra el "conflicto perpetuo" entre Israel y Palestina

El arzobispo de Constantinopla, distinguido "honoris causa" en la Universidad Pontificia de Salamanca, alerta sobre el uso "indebido" de la religión como "bandera de fanatismo"

Bartolomé I es investido doctor honoris causa en la Pontificia de Salamanca
Bartolomé I es investido doctor honoris causa en la Pontificia de SalamancaDavid Arranz/Ical

El arzobispo de Constantinopla, Nueva Roma y Patriarca Ecuménico, Bartolomé I, alzó este martes la voz contra el “conflicto perpetuo” entre Israel y Palestina y advirtió, durante su discurso de agradecimiento como nuevo doctor ‘honoris causa’ por la Universidad Pontificia de Salamanca, sobre el uso “indebido” de la religión como “bandera de fanatismo”. Precisamente, su contribución al diálogo ecuménico es el principal argumento de la institución académica salmantina para incluir al ‘primus inter pares’ de la Iglesia Ortodoxa en su claustro de doctores en un momento de máxima pertinencia.

El tradicional cortejo de birretes dio paso al solemne acto celebrado este mediodía en el Aula Magna de la sede central de la Upsa ante una nutrida representación de autoridades, civiles y eclesiásticas, que arroparon a Bartolomé I, tanto en la entrega de su propio birrete, anillo y libro, como en la imposición de la medalla como nuevo doctor, así como durante un discurso pronunciado en clave de absoluta concordia. No en vano, el arzobispo de Constantinopla destacó, en su palabras de “profundo honor y sincera gratitud”, su interés en promover las relaciones y conversaciones entre iglesias cristianas y comunidades interreligiosas.

“Durante más de 17 siglos, nuestra Iglesia ha facilitado desinteresadamente la causa de la unidad canónica entre la familia de patriarcados hermanos ortodoxos y las iglesias autocéfalas. demás, durante el último siglo, nuestra Iglesia ha promovido proféticamente la causa de la unidad ecuménica entre confesiones cristianas distanciadas y otras comunidades religiosas, tanto a través del vibrante movimiento ecuménico desde principios hasta mediados del siglo XX, como también a través del vital diálogo interreligioso realizado durante la última parte del siglo XX”, resumió Bartolomé I acerca de su papel a lo largo de las centurias y, especialmente, en las últimas décadas.

Además de liderar la creación del Consejo Mundial de Iglesias y la Conferencia de Iglesias de Europa, el arzobispo recordó que el Patriarcado Ecuménico también instituyó y mantuvo una serie de diálogos bilaterales “cruciales, aunque desafiantes”, con la Iglesia Católica Romana, así como con las comuniones Anglicana y Reformada, “en aras de promover la unidad”. No obstante, más allá de estos esfuerzos, el Patriarcado Ecuménico estableció encuentros y debates “más amplios” con sus “hermanos” judíos y musulmanes con el fin de “promover una mayor comprensión y tolerancia mutua”.

Impulso del diálogo

Ahora, Bartolomé I observó con pesar “la devastadora pérdida de innumerables vidas inocentes”, junto con “la destrucción de estructuras e infraestructuras” en Oriente Medio, donde ha estallado nuevamente el conflicto. “Como seres humanos no estamos dispuestos a colaborar y ceder por el bien de nuestros hermanos y hermanas, así como por la protección de la creación sagrada de Dios”, lamentó.

Así, recordó que junto al Papa Francisco se esforzó en el pasado por reunir y dialogar con los líderes de Israel y Palestina, y hace sólo unos días emitió una firme declaración contra el uso de la violencia “supuestamente para establecer la paz”.

“Este espíritu de diálogo sincero y amoroso es el que la Iglesia de Constantinopla ha puesto en práctica en sus relaciones entre los cristianos divididos, proclamándolo al mismo tiempo a todos los creyentes y personas de buena voluntad, dondequiera que se encuentren. Sabemos por amarga experiencia que la religión puede fácilmente ser utilizada indebidamente como bandera de fanatismo y conflicto. Sin embargo, también estamos convencidos de que la paz que sobrepasa todo entendimiento”, afirmó en este sentido, citando Filipenses, para terminar aludiendo a Corintios. “El amor todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta”, manifestó.

El arzobispo, eso sí, no solo quiso referirse al conflicto en las inmediaciones de la franja de Gaza sino que aludió también a otro conflicto armado en plena vigencia. “En los últimos meses hemos observado la destrucción de vidas humanas y la devastación del medio ambiente natural en la invasión injustificada de Rusia, y no provocada, al territorio soberano de Ucrania. Ha sido personal y globalmente doloroso, trágico y reprensible, ser testigo de cómo la Federación Rusa, con el descarado apoyo y respaldo de la Iglesia rusa, elimina vidas humanas y destruye recursos naturales que nuestro mundo y nuestros hijos perderán para siempre”, zanjó.

Página inolvidable

El rector de la Universidad Pontificia de Salamanca, Santiago García-Jalón de la Lama, agradeció al arzobispo de Constantinopla haber aceptado su homenaje, escribiendo así una “página inolvidable” en la historia de la institución. En su ‘gratulatoria’, el mandatario académico alusión a la “fecundidad” del diálogo entre Oriente y Occidente impulsado por Bartolomé I “con sabiduría y constancia” y confió en que el futuro traiga “un nuevo y firme paso adelante en este itinerario”.

El doctorado 'honoris causa' fue concedido día 24 de octubre de 2022, a propuesta de la Facultad de Teología y del Centro de Estudios Orientales y Ecuménicos Juan XXIII, cuyo padrino y director, Fernando Rodríguez Garrapucho, se encargó de apadrinar con la pronunciación de una ‘laudatio’ en la que quiso destacar “su trayectoria y compromiso con la Iglesia, el mundo, la transmisión de valores cristianos y su gran valía personal”.

Bartolomé I (Imbros, Turquía, 1940) es el actual patriarca de Constantinopla. Su título oficial es Arzobispo de Constantinopla, Nueva Roma y Patriarca Ecuménico, y es considerado el ‘primus inter pares’ en la Iglesia Ortodoxa, y, por tanto, el líder espiritual de los cristianos ortodoxos en todo el mundo. Según la Upsa, destaca por su preocupación y contribución al ecumenismo y al diálogo interreligioso, así como a la defensa de la paz y la atención a los pobres y migrantes.