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Historia

El día en que Hans Christian Andersen casi muere en Burgos asfixiado

El autor de "El patito feo" o "La sirenita" entre otros cuentos sufrió en sus carnes el frío glaciar burgalés

Hans Christian Andersen larazonLa Razón

¿Quién no conoce un cuento de Hans Christian Andersen? La lista es innumerable, "La sirenita", "El patito feo", "El traje nuevo del emperador", "El soldadito de plomo"... Un escritor danés de origen humilde que desde pequeño fue aprendiendo distintos oficios y pronto empezó a escribir algunas obras. Y fruto de su azarosa vida pasó mucho tiempo viajando por toda Europa, con la peculiaridad que siempre viajaba con una cuerda en la maleta por si debía escapar a causa de un incendio.

Nacido en el año 1805, en el año 1862 se acercaba hasta la ciudad de Burgos, lugar en el que está enterrado uno de sus héroes, el Cid Campeador, don Rodrigo Díaz de Vivar, y yque quedó reflejado en su libro "Viaje por España", que aunque a Andersen se le conoce por su faceta de escritor de cuentos infantiles, también escribía ensayos pero que no han llegado al gran público, como este.

El escritor danés, ya reconocido, se embarcaba en esta aventura de conocer España haciendo parada en distintas ciudades como Barcelona, Valencia, Toledo y la capital burgalesa. En su viaje desde Francia en tren se apeó en Burgos, y allí ya descubrió el frío glaciar de la ciudad, donde las nieves se agolpaban en las calles.

Catedral de BurgosJcylJcyl

Acompañado por un amigo, se alojaron en Fonda de la Rafael, donde se ubica en la actualidad la calle Vitoria. Se trataba de una estancia de los más modesta, pero no tenía chimenea. Así que debían calentarse con un brasero. "Tuvimos que calentarnos los pies y manos sobre las ardientes brasas", relata.

Y llegó el peor momento, ya que casi mueren atufados. Se olvidaron de apagar el brasero al dormir y gracias que se despertó sintiendo una gran opresión en el corazón y dolor de cabeza y con mucho esfuerzo salió de la cama para abrir la ventana. "...sentí una gran angustia y pesadez, hice acopio de fuerzas y, finalmente, pude abrir, la nieve se coló volando...", señala.

Sepulcro del Cid y doña Jimena en el monasterio de San Pedro de CardeñaIcal

Una estancia que se le hizo bastante larga según comenta, ya que quitando la visita su gótica catedral y al Arco de Santa María, uno de sus objetivos era el de visitar la tumba del Cid Campeador y su esposa Jimena, por aquel entonces en el Monasterio de San Pedro de Cardeña, pero la nieve dificultaba que se pudiera ir a pie e imposible en coche.

El día que abandonó Burgos, la nieve se acumulaba en las vías del tren. Y siguió su viaje por España llegando hasta Málaga y donde sí que se enamoró de esa ciudad y del mar Mediterráneo.

Una anécdota del más famoso escritor de cuentos del siglo XIX, que pudo perecer en Burgos hace más de 150 años.