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Los lugares más frescos para escapar de la ola de calor sin salir de Castilla y León
Cuando llegan los días de canícula, muchos buscan escapar a zonas en las que se pueda salir a la calle sin tener que buscar un camino por la sombra

Cuando los días de verano elevan las temperaturas hasta cotas poco habituales y el aire parece detenerse, muchos buscan escapar a zonas en las que se pueda salir a la calle y disfrutar del buen tiempo sin tener que preocuparse de buscar un camino por la sombra. Pero lo cierto es que no hace falta abandonar Castilla y León para encontrar lugares donde el ambiente refresca y en necesario echar una chaquetita en la maleta por si acaso refresca a última hora del día. Desde gargantas escondidas hasta cuevas naturales, pasando por bosques que parecen de otro mundo. Son muchas las alternativas que ofrece la región y a continuación proponemos cinco alternativas para escapar de las altas temperaturas.
Cinco lugares para escapar de la ola de calor en Castilla y León
Pinar de Navafría (Segovia)
A apenas una hora y media de Madrid y 40 minutos de Segovia capital, el Pinar de Navafría es uno de esos paraísos inesperados en plena ola de calor. Se trata de un extenso bosque de pino albar, a más de 1.200 metros de altitud, que ofrece sombra constante, humedad ambiental y temperaturas entre 5 y 8 grados inferiores a las de la meseta.
Uno de sus principales atractivos es El Chorro, una cascada de más de 20 metros donde el agua fría desciende en un espectáculo natural. La zona cuenta con una piscina natural, áreas recreativas con mesas de piedra y un merendero de montaña que conserva esa frescura rural del pasado. Ideal para pasar el día, refrescarse en el río Cega y respirar aire limpio.
Cueva de Valporquero (León): 13 grados todo el año
Mientras en la superficie los termómetros escalan sin freno, a tan solo 50 kilómetros de León capital se encuentra una joya geológica y climática: la Cueva de Valporquero. Ubicada en el municipio de Vegacervera, esta catedral subterránea mantiene una temperatura constante entre los 12 y 14 ºC durante todo el año, independientemente del calor exterior.
Recorrer sus galerías, con estalactitas, lagos interiores y salas como la “Gran Rotonda”, no solo es un viaje al interior de la tierra, sino también una escapatoria real al bochorno. Las visitas guiadas permiten conocer la historia natural de la zona y disfrutar de un microclima único. Además, el entorno de las Hoces de Vegacervera ofrece rutas de senderismo entre cañones y paredes calizas que, por la altitud y la vegetación, resultan agradables incluso en pleno julio.
Embalse del Ebro (Burgos)
Aunque su mayor parte se encuentra en Cantabria, el Embalse del Ebro también baña tierras burgalesas, como las del municipio de Arija. En esta orilla castellana, el aire es más limpio, las noches más frescas y el agua actúa como regulador térmico natural. La presencia del embalse crea un microclima más húmedo y soportable que el del interior seco de la región.
Además, se puede disfrutar de deportes náuticos como paddle surf, vela o piragüismo, todo con vistas a un paisaje abierto y sin aglomeraciones. Las playas fluviales, como la de Arija, ofrecen baño controlado, chiringuito y áreas de descanso a la sombra. “No es el mar, pero para muchos es mejor: agua limpia, sin sal y sin masificaciones”, afirma Raúl Ortega, responsable de turismo activo en la zona.
Valle del Silencio (León)
En el corazón del Bierzo, cerca de Ponferrada, se esconde un rincón poco conocido pero que hace honor a su nombre: el Valle del Silencio. Sus bosques de castaños centenarios, los arroyos de montaña y su altitud media (unos 1.100 metros) permiten disfrutar de un ambiente fresco y húmedo incluso en plena canícula.
El pequeño pueblo de Peñalba de Santiago, considerado uno de los más bonitos de España, es una excelente base para explorar la zona. Sus casas de pizarra, sus callejuelas estrechas y su entorno verde ofrecen una estampa de postal... y temperaturas que rara vez superan los 30 grados.
Las rutas de senderismo como la del Río Oza o la que conduce a la Cueva de San Genadio permiten caminar con comodidad incluso a mediodía, gracias a la sombra que ofrecen los árboles y la brisa que baja desde las cumbres de los Montes Aquilianos.
Las Arribes del Duero (Salamanca y Zamora)
La frontera natural entre España y Portugal se convierte, en los meses de calor, en un refugio inesperado. En las Arribes del Duero, donde el río se encajona entre paredes verticales, se forman microclimas únicos: humedad constante, corrientes de aire frescas y, en muchas zonas, sombra natural gracias a la vegetación de ribera.
En lugares como Fermoselle, Aldeadávila de la Ribera o Pereña, es posible disfrutar de paseos por miradores espectaculares, hacer rutas en barco o incluso bañarse en ciertas zonas del Duero o sus afluentes. El entorno de las presas, con sus zonas recreativas, embalses y saltos de agua, invita a desconectar del calor urbano sin ir muy lejos.
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