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Opinión

La reina útil

"A estas alturas de su vida ha demostrado de sobra que, para ella, lo primero es el servicio y el deber; tiene constantes gestos de cariño y, su compromiso con proyectos humanitarios y sociales va más allá de lo que vemos"

La Reina Letizia Gtres

La Reina Letiziacumple años este fin de semana. Circunstancia que coincide con la mejor valoración de los españoles, desde que se casó con Don Felipe. Durante estos años, no han faltado las mentiras e infundios sobre su vida, para hacerle daño.

Pero "la verdad padece, pero no perece", como nos dejó dicho la Santa de Ávila. Lo cierto es que ahora mismo, Doña Letizia, a sus 53 años, convence dentro y fuera de España.

A estas alturas de su vida, la Reina ha demostrado de sobra que, para ella, lo primero es el servicio y el deber. Llegó a Zarzuela con la voluntad de ser útil y lo está cumpliendo; con un rasgo bien marcado: si algo la hace triunfar es su autenticidad. Ella es como es. No finge, llega hasta donde la dejan y es de lo más próxima.

Tiene constantes gestos de cariño y, su compromiso con proyectos humanitarios y sociales va, incluso, más allá de lo que vemos, que es mucho. Ser Reina, en España, no es tarea fácil. No le dejamos pasar una; es más: haga lo que haga, se cuestiona.

Afortunadamente, parecería que ha superado esta realidad y se echa a la espalda lo que sea, con tal de cumplir con sus obligaciones y ayudar al Rey en lo que se tercie. A ella, lo que de verdad le mueve, es aportar y contribuir al bien común. Es simpática y alegre y ha sabido educar estupendamente a la Princesa de Asturias y a la Infanta Sofía. Pues claro que no todo lo puede hacer bien y algún fallo ha cometido, velozmente magnificado y sacado de quicio por quienes viven para lapidar con saña a La Corona.

Pero para la inmensa mayoría de los españoles, su Reina es una mujer inteligente, bondadosa y con fuerza, que seduce y no deja indiferente a nadie. Doña Letizia sabe lo que es lidiar con la calumnia y la maledicencia, pero ahí sigue dando lo mejor de sí misma. Al principio había cosas que le dolían. Pero ahora, hace suyo aquello de "a lo que llega se le saluda y se sigue caminando".

¡Gajes del oficio! Lo que cuenta es el entusiasmo con el que se la ve afrontar cada día, agradecida y a la escucha y arropada por el cariño con el que la reciben allá donde va. No es fácil convivir con insidias y falsedades, pero la Reina sabe que no le queda otra. Ni mira al pasado ni le gustaría volver atrás y así lo dice. No puede estar más orgullosa de sus hijas, que la quieren con locura, al igual que a su padre el Rey.

Se siente dichosa con lo que hace: dedicar su vida a la Corona, a su familia y, sobre todo, al bien de España. Los españoles, que son más listos que los conejos a la hora de desenmascarar y estimar o no a quienes están al frente de las instituciones, se han dado cuenta de que su Reina ejerce un papel único y positivo y le demuestran, en cuanto ocasión tienen, lo mucho que la respetan y que la quieren.