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Cultura

La Salina de Salamanca invita a descubrir la “mirada hecha imagen” de Martín Gaite a través de una muestra de 80 collages

La exposición, desplegada en el patio del palacio que alberga la Diputación, permanecerá dos meses abierta al público

Inauguración de la exposición "Carmen Martín Gaite: Un diario en Libertad". en Salamanca Susana Martín/Ical

Con motivo del centenario del nacimiento de Carmen Martín Gaite, en colaboración con la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y Ediciones Siruela, la Diputación de Salamanca invita a los visitantes a descubrir, en el patio del Palacio de la Salina, una faceta “menos conocida y fascinante” de la escritora salmantina “más universal”, es decir, “su mirada hecha imagen”, en palabras de su presidente, Javier Iglesias, a través de una exposición de 80 de sus collages.

“Estamos hablando de una de las escritoras más brillantes y reconocidas de nuestra Salamanca. Este es un homenaje a una mujer que llevó su ciudad siempre por bandera y que supo proyectar su voz más allá de nuestra provincia. Esta muestra nos acerca a su universo creativo a través de una parte más desconocida e interesante, en la que juega con imágenes y palabras y nos invita a acompañarla por su recorrido artístico”, reflexionó Iglesias, en declaraciones recogidas por Ical en la Sala de Comarcas durante el acto de presentación.

El mandatario provincial explicó que estos collages fueron elaborados en distintas etapas de su vida, en ciudades como Los Ángeles o Nueva York. “Gracias a esta exposición vamos a descubrir su faceta más experimental y a comprender mejor la profundidad de su legado. En la Diputación estamos encantados de difundir la obra de quien ha sabido engrandecer nuestra tierra con su talento. Honrarla es honrar a Salamanca. Por eso quiero invitar a todos y cada uno de los salmantinos a que se sumen a esta fiesta de nuestra escritora más universal, una mujer que nunca olvidó sus raíces”, manifestó Iglesias.

Lenguaje icónico

Por su parte, la directora de la editorial Siruela, Ofelia Grande, artífice de la edición de libro ‘Visión de Nueva York’, del que emana esta muestra, mostró su satisfacción por la implantación de la exposición. “Como editora de casi la totalidad de su obra, y como salmantina, esta iniciativa es muy gratificante. Desde que entré a trabajar en Siruela, en el año 2000, año en que murió Martín Gaite, a quien pude conocer, su hermana nos encargó, y a otros muchos, la tarea de que su obra no muriera. Y es cierto que este libro ayuda a conocer a Carmen como persona, reflexionó.

Finalmente, el comisario de la exposición, José Fuentes, explicó los detalles conceptuales de la misma. ‘Visión de Nueva York’, en sus palabras, es un “cuaderno íntimo”, un experimento entre el diario y el collage, nacido de su periplo americano que la llevará desde Manhattan, en septiembre 1980, a Los Ángeles , en enero de 1981. “En él, la palabra se desborda y busca refugio en la imagen: estancias vacías y frías al estilo ‘hopperiano’, escenarios donde la soledad y la alienación se transforman en conciencia y en presencia femenina”, reflexionó.

Esta exposición “no es solo un viaje a Nueva York, sino a la propia interioridad de la autora, a sus vértigos, a sus intuiciones, a ese temblor constante que provoca una ciudad que nunca duerme”. “Sensaciones intimas y personales permanecen ahora a disposición de todos nosotros. Allí, donde la escritura no bastaba, los ojos de Carmen se hicieron pensamiento y su palabra se volvió imagen”, añadió el comisario.

Desde su punto de vista, a Carmen Martín Gaite Nueva York le rejuvenece, le provoca un” efecto reparador”, tanto en su vida como en su obra. “Se siente reconciliada con su edad, desligada de los argumentos domésticos, con habitación propia. Y se da cuenta de que en Estados Unidos la reconocen. Y por otro lado se reafirma en su obra”, reflexionó, ahondando en que “desde el punto de vista vital, empieza a vislumbrar que su lugar en el mundo estaba habitando la soledad”.

“Este diario es un desafío narrativo para Martín Gaite, que se encuentra en Nueva York con la posibilidad de contar lo inenarrable, allí donde las imágenes corren más deprisa que las palabras e incluso que los pensamientos. Lo que quería captar, se esfumaba. Necesita pues, un nuevo lenguaje, el lenguaje icónico. Ahora, la palabra se doblega a la imagen”, concluyó.