Valladolid dignifica y da un nuevo empujón a las artes escénicas

Valladolid es una de las capitales del teatro en España. Una ciudad que vive y respira artes escénicas por los cuatro costados, que cuenta con escenario de enjundia como el Teatro Zorrilla o el Teatro Calderón, así como con actores y actrices que han marcado una época y dejado un legado sin igual como Concha Velasco o Juan Antonio Quintana, y otros que siguen en activo y llevando el nombre de la ciudad allá por donde van como Emilio Gutiérrez Caba, Lola Herrera o Fernando Cayo.

Una ciudad que, como reconocimiento a este compromiso por el teatro, acogía esta tarde, y por vez primera fuera de la comunidad de Madrid, la gala del décimo aniversario de la entrega de galardones y cena de gala de la Academia de las Artes Escénicas de España, entidad que preside la actriz y presentadora Cayetana Guillén Cuervo, quien defendía la «diversidad de ideologías» que aglutinan las artes escénicas.

Una ceremonia que tenía que haberse celebrado a finales de octubre pero que la DANA que sacudió a varias zonas de Castilla-La Mancha, Andalucía y, sobre todo la provincia de Valencia, obligaba a aplazar a mejor ocasión, que llegaba hoy en el Teatro Calderón, uno de los lugares emblema en las giras y uno de los teatros más importantes del país.

Durante la gala, conducida por Astrid Jones y Rafa Sánchez, se reconocía la excelencia y el trabajo de los profesionales del sector y, de paso, se intentaba dar un nuevo empujón a las artes escénicas impulsando su producción nacional e internacional, además de defenderlas pero, sobre todo, dignificarlas.

Entre las autoridades de la comunidad presentes, estaban el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco; el consejero Gonzalo Santonja; el delegado del Gobierno en Castilla y León, Nicanor Sen; el alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero; o el presidente de la Diputación Provincial, Conrado Íscar. De fuera, los ministros Ernest Urtasun y Ana Redondo.

Actores de relumbrón como el malagueño Antonio Banderas también asistía a esta gala, y valoraba positivamente que estos galardones hayan abandonado Madrid. De hecho, desvelaba que le encantaría llevar este acto a Málaga, su ciudad.

Una ceremonia en la que también había hueco para la reivindicación, en este caso que las personas mayores tengan más presencia y protagonismo en la cultura y los medios de comunicación, como pedía la actriz Antonia San Juan.

La Academia de las Artes Escénicas de España entregaba sus galardones al Mago Pop; Maribel Verdú -que no pudo asistir por un problema personal, al igual que Ferruccio Soleri y La Zaranda, otros de los galardonados-; así como a Jesús Cimarro, José SanchísSinisterra; Ainhoa Arteta, a quien entregó el premio Fernández Mañueco; el Teatro Calderón de Valladolid; el Teatre Romea de Barcelona; el Teatro del Soho; o la bailarina vasca Lucía Lacarra, que recibía emocionada el nombramiento como Académica de Honor de la Academia de las Artes Escénicas.

Valladolid es teatro

El alcalde, Jesús Julio Carnero, trasladaba su agradecimiento a la Academia por haber pensado en Valladolid para que esta gala salga por primera vez fuera de Madrid, ya que mostró su apoyo a la descentralización. “Valladolid es un buen sitio para iniciar este periplo debido al compromiso que se tiene desde la ciudad por las Artes Escénicas”, aclaró.

también dejaba claro en su intervención que desde Valladolid se ha trabajado “muy duro” para lograr esta gala, que se une a la labor que se lleva a cabo por el ámbito cultural. Y es que, la ciudad cuenta con grandes exponentes, como son Lola Herrero, Concha Velasco o Emilio Laguna, así como autores y escritores de la altura de José Zorrilla o Miguel Delibes, que se unen a espacios artísticos como el Teatro Zorrilla, Lope de Vega o el propio Calderón, con 160 años de vida y un “icono de las Artes Escénicas en España”.

“El matrimonio de Valladolid y las artes radica en el público, porque la gente es amante del teatro”, razón por la que es un orgullo que la ciudad acoja esta gala, finalizaba Carnero.

“Valladolid es una de las grandes capitales culturales del país de la mano de un Teatro Calderón histórico”, aseguraba el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, quien agradecía el trabajo de los artistas por “llenar los teatros de felicidad y de cultura".

En este sentido, apuntaba que las Artes Escénicas tienen una singularidad”, que se suma al talento y el esfuerzo, ya que “exigen un escenario y un público”, aspecto por el que señaló que esta profesión es una “lección de solidaridad y reciprocidad”, porque “se necesitan mutuamente para seguir existiendo”. “