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Escapadas por la naturaleza

Valle de Tabladillo: una ruta entre buitres, minas de yeso, casas de adobe y sabor a lo tradicional

La provincia de Segovia ofrece al viajero amante de la naturaleza esta bella zona conocida también por sus huertas

Valle del Tabladillo: una ruta entre buitres, minas de yeso, casas de adobe y sabor a lo tradicional Cesar de Villaseca Dulce encanto del Valle

La provincia de Segovia ofrece al viajero amante de la naturaleza numerosas opciones y alternativas, más o menos conocidas. De hecho, Segovia puede presumir de contar con espacios naturales emblemáticos como son por ejemplo las Hoces del Duratón o los Montes de Valsaín, visitados por cientos de miles de personas cada año.

Pero es que esta provincia ofrece también al turista otros lugares paradisíacos en los que perderse y desconectar del mundanal ruido que no son tan conocidos ni aparecen tanto en los catálogos oficiales, pero que merecen una visita y de varios días.

Es el caso que queremos promocionar desde estas líneas a los amantes de las escapadas por la naturaleza y del senderismo que estén pensando y buscando ruta para este fin de semana: Valle de tabladillo, un municipio que, según documentos del siglo XIII, se creó con el nombre de Tabladiello por burgaleses del alfoz de Lara, junto a Asur Fernández, conde de Monzón. Se cree que el nombre del pueblo viene también de una porción de tierra heredable y sembrable, que se usaba como medición de tierra.

La localidad, con un importante pasado minero gracias a la extracción de yeso con pico y pala, se sitúa cerca del Parque natural de las Hoces del Duratón, en concreto al norte, y forma parte del Ochavo de las Pedrizas y Valdenavares dentro de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda.

Valle de Tabladillo llegó a albergar hasta ocho minas aunque ya no funciona ninguna desde hace casi treinta años. Concretamente, la última mina cerró a finales dela década de los año noventa del pasado siglo. Como anécdota, cabe señalar que fue tan importante esta minería que le yeso extraído de estas minas se usó en el palacio del Real Sitio de San Ildefonso. Tal fue la importancia de estas minas que a finales del siglo XIX, la localidad contabilizó hasta 600 habitantes gracias a su riqueza minera pero también a sus famosas huertas, pero también sus almendros o ciruelos, muy populares.

Este municipio da nombre también al valle en cuestión que se descubre por una pequeña carretera que discurre entre paredes que son refugio de buitres.

Qué ver

Valle de Tabladillo cuenta con el despoblado de Pajares, donde se pueden observar parte de las ruinas de la que fue su iglesia, hoy convertida en ermita de San Juan. A lo largo del valle se forman los dos barrios que hoy forman el pueblo. En el fondo del valle se pueden ver los espacios aprovechados por los vecinos para cultivar sus huertos y árboles frutales, y a la salida del pueblo, hacia Carrascal del Río, se encuentra “San Juan”, una roca en la que crece un pequeño enebro.

El Pingocho, El Fraile o Las Monjas, son los nombres de otros peñascos, altos monolitos casi cilíndricos de piedra caliza, que han sido moldeados durante siglos por la erosión y que pueden verse por esta zona, al igual que el barranco de “La Pecilga”, encima de “El Buquerón”, una alineación rocosa que forma un pequeño cañón.

En la parte más baja del municipio se alza la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, un edificio que fue construido reaprovechando algunos fragmentos de la cornisa románica de la ermita de San Juan, en el despoblado de Pajares. En su interior se guarda una custodia de plata realizada en el año 1804 por el platero madrileño Antonio García Mascaraque.

Pingocho de San JuanSegovia TurismoDiputación de Segovia

Rutas

El Ayuntamiento ha elaborado diferentes rutas para acceder a estos puntos y disfrutar de su paisaje: Ruta de San Juan, Ruta de La Tejera, Senda del Fraile

El Pingocho de San Juan, con una altura de unos cuarenta metros, las tenadas al abrigo y un enebro en lo alto. El Buquerón, cortando y adornando con una verde hiedra que protege al manantial que alimenta la fuente Santa situada en una hondonada con el nombre de la Pecilga.

El Fraile, mide unos 15 metros de altura, durante muchos años albergaba una colmena con miel. En la ladera del lado contrario tres monjas, dan la impresión que bajan por la pendiente ladera a rendirse con el confesor. La peña del Obispo, donde con un poco de imaginación se puede reconocer por la mitra y la panza. Frente al pueblo, en un descanso de la ladera hay un bello lugar llamado el Cotanillo, desde el que se disfruta la panorámica de toda la ribera y el pueblo con los colores y aromas a tomillo, hierba y de frutales tales como perales, manzanos, ciruelos y abundantes nogales y choperas. También se pueden observar diferentes aves. Hay un dicho en la zona que dice que "El fraile caga dulce porque hay muchas plantas aromáticas y abundaban las colmenas, que colocaban en un hueco que tenía el fraile".

La senda del Fraile, es la que va desde Castroserracín al valle de Tabladillo, se puede hacer durante todo el año. Recorre una hondonada siguiendo el cauce del Arrollo del Valle, que es un afluente del río Duratón, y discurre a través de un desfiladero de gran interés geológico, refugio y hábitat del buitre leonado. Un recorrido interesante y divulgativo por cuanto el senderista puede encontrarse también con especies singuaares como la garduña y tejón, e incluso abubillas o alimoches.

Se puede hacer con niños que caminen de forma autónoma ya que está planteada como una travesía esta ruta.

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