Salud

Una cirugía pionera integra las prótesis en el hueso y cambia la vida de los amputados

El Hospital Vall d’Hebron estrena esta operación en España con Josep, que perdió la extremidad inferior en un accidente de moto

Vall d'Hebron implanta prótesis directamente en hueso a amputados traumáticos
GRAFCAT131. BARCELONA, 22/01/2020.- Josep Bellart (c), un jubilado de 73 años de edad, junto a la médico rehabilitador del Hospital Vall d Hebron, Almudena Crespo (d), y el cirujano ortopédico de Vall d´Hebrón, Pablo Corona (i), en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, que ha implantado a tres personas con amputaciones traumáticas una prótesis de osteointegración, que se ha fijado al hueso del muñón, en una cirugía pionera en España y que ha permitido a los pacientes mejorar su calidad de vida. La osteointegración se basa en la capacidad de las células óseas para adherirse a una superficie metálica, de forma similar a lo que sucede con los implantes dentales, y que en el caso de los amputados de piernas es un implante en el hueso del muñón con un colector universal en el que se fija la extremidad artificial, que el usuario puede quitarse cuando desee. EFE/ Enric FontcubertaEnric FontcubertaAgencia EFE

Tras un fatídico accidente de moto, Josep Bellart despertó en el Hospital Vall d’Hebron sin pierna y una fuerte contusión en el brazo que le ha llevado a pasar hasta cuatro veces por quirófano en doce años. Sobra decir que su vida dio un giro de 180 grados. Josep no ha podido volver a trabajar ni a hacer el deporte que hacía. «Intenté volver al gimnasio, pero la prótesis se me caía con el sudor», ha contado en una sala del Hospital Vall d’Hebron acompañado por sus médicos, el doctor Pablo Corona, cirujano ortopédico de la Unidad de Patología Séptiva y Cirugía Reconstructiva del Aparato Locomotor, y la doctora Almudena Crespo, que ha llevado su rehabilitación. Josep es el primer paciente del Estado al que se le ha implantado una prótesis de osteointegración, una nueva generación de prótesis que viene de las antípodas para mejorar la calidad de vida de los amputados.

Como Josep, un 30% de los amputados femorales, los que pierden la pierna por encima de la rodilla, no toleran bien la prótesis tradicional, que se acopla al muñón como una copa. «Además de no sentir el suelo, como el resto de amputados, la prótesis me hacía úlceras, me causaba dolor en la extremidad y cuando sudaba, acababa colgando. Tenía dificultades para caminar rápido y en espacios abiertos», cuenta. Sin imaginación no hay progreso y aunque Josep no es médico, como paciente imaginó una prótesis que se integrara en el hueso y se lo planteó a sus médicos.

El doctor Corona también se había hecho esta pregunta. Las prótesis convencionales se anclan al cuerpo humano igual que en el siglo XVI. En los años noventa, se empezó a practicar la osteointegración, una técnica que se había probado en los implantes dentales, aunque tenía muchos inconvenientes. Se hacía en dos intervenciones y en las primeras series el riesgo de infección era del 60%. Pero un equipo de cirujanos del Macquarie University Hospital de Sidney dio un paso más allá e inventó una cirugía en un solo tiempo que ya está cambiando la vida a los pacientes amputados como Josep. En una sola intervención, los cirujanos insertan un implante de metal poroso en el hueso de la extremidad amputada, que sale al exterior a través de un orificio en la piel del muñón, donde se fija la prótesis con un conector universal. La osteointegración juega con la capacidad de las células óseas para adherirse a una superficie metálica.

El doctor Corona y su equipo viajaron a Sidney para aprender la técnica. Y ahora el Vall d’Hebron es el centro de referencia en España para esta cirugía avanzada que en Europa sólo hacen otros tres centros, uno en Italia, otro en los Países Bajos y un tercero en el Reino Unido.

Josep ha sido el primer paciente en someterse a esta cirugía de osteointegración. Pasó por quirófano en abril. Y aunque el proceso de rehabilitación es exigente dura seis meses, Josep asegura que le ha tocado la lotería.

«Con este implante la calidad de vida de los amputados mejora radicalmente», asegura el doctor Corona. «Como la prótesis va unida al hueso, prescinden el implante, y va integrada a su cuerpo de una manera más natural. Caminan mejor y recuperan la sensación de tocar el suelo», añade.

Por ahora, esta técnica se aplica a amputados por traumatismo o cáncer, que no toleran la prótesis tradicional, no fumadores y comprometidos con la rehabilitación. «En el programa de rehabilitación, el paciente reaprende a caminar a cargar el peso sobre la prótesis y a gestionar nuevas percepciones», explica Crespo.

Josep cuenta que a sus 73 años ha vuelto al gimnasio. Tras él, Corona ha operado a dos mujeres y ahora prepara la cuarta intervención con entusiasmo: una joven de 32 años que a los 11 perdió la pierna por un carcinoma y que nunc aha tolerado la prótesis.

El próximo reto de los cirujanos y rehabilitadores es conseguir la osteointegración en personas que han debido ser amputadas por problemas vasculares, como los diabéticos, aunque la situación de salud de muchos de estos pacientes, con varias patologías a la vez, dificulta el largo proceso rehabilitador.