Cataluña

Día Internacional de la Enfermera: Mujeres que cambiaron el mundo

Bajo el ejemplo de Florence Nightingale, muchas sanitarias han ayudado a configurar el mejor modelo de atención a los enfermos

Edith Cavell (en el centro) con un grupo de estudiantes de enfermería de la escuela de Bruselas.
Edith Cavell (en el centro) con un grupo de estudiantes de enfermería de la escuela de Bruselas.Archivo

«La enfermera es temporalmente la conciencia del inconsciente, el amor de vida para el suicida, la pierna del amputado, los ojos del recientemente ciego, el medio de locomoción para el infante, y una voz para aquellos demasiado débiles para hablar», aseguraba Virginia Henderson, la gran teórica de la enfermería del siglo XX y que ayudó a definir cuál era el papel esencial de estas profesionales en momentos de crisis. Para ella, la enfermería era: "Ayudar al individuo sano o enfermo a la realización de actividades que contribuyan a su salud y su bienestar, recuperación o a lograr una muerte digna. Son actividades que realizaría por sí mismo si tuviera la fuerza, voluntad y conocimientos necesarios. Por tanto, hay que hacerle que ayude a lograr su independencia a la mayor brevedad posible”.

La crisis del coronavirus ha puesto a las profesionales de la salud en la primera línea de fuego, convirtiéndolas en heroínas, tal vez involuntarias, pero siempre tenaces y llenas de coraje. Cada noche, los demás salimos al balcón a aplaudir su esfuerzo titánico y agradecer como su inteligencia, fuerza y ternura están ayudando para que los que enferman tengan el mejor cuidado posible. Su ejemplo nace de una voluntad férrea de controlar el caos, ordenarlo y así minimizar que el infierno se apodere de nuestras vidas. Florence Nightingale marcó el camino a seguir en el siglo XIX. Muchas otras continuaron este ingente legado.

Irena Sendler (1910-2008)

Conocida como “El ángel del gueto de Varsovia” fue una figura luminosa dentro del odio y brutalidad de la II Guerra Mundial. De origen católico, esta polaca arriesgó su vida para cuidar y socorrer a los judíos perseguidos. Se calcula que salvó del Holocausto a más de 2.500 niños y su ejemplo debería ser más divulgado que otros “salvadores” como Oskar Schindler. Fue candidata al Premio Nobel de la Paz pero incomprensiblemente no llegó a obtenerlo.

Linda Richards (1841- 1930)

Conocida como la primera enfermera americana, esta mujer es la responsable de que ahora todos tengamos un historial médico que permite saber nuestros antecedentes para determinar mejor el tratamiento a seguir. A los 13 años, su madre enfermó de tuberculosis y tuvo que convertirse en su cuidadora y enfermera. Allí nació una vocación que la llevaría a la Guerra de Secesión americana y a idear un nuevo archivo de historiales médicos cuyas bases se conservan hoy día.

Mary Becrinridge (1881-1965)

La gran dama de la obstetricia, su ejemplo ayudó a que las tasas de mortalidad en el parto descendieran considerablemente. Hija de congresista, vivió en Rusia en su adolescencia cuando a su padre lo convirtieron en diplomático. Tuvo un embarazo prematuro que supuso la muerte del bebé y poco después su hijo de cuatro años también fallecía. Esto hizo que centrase todo su esfuerzo en reforzar el trabajo de las matronas y consiguió que la tasa de mortalidad en zonas rurales americanas descendiese de forma abrumadora.

Isabel Zendal (1777-1834)

Considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la primera enfermera de la historia en misión internacinal, es conocida como la “dama de la vacuna”. El 30 de noviembre de 1803 zarpó con 37 personas desde el puerto de La Coruña en una expedición que llevaría la vacuna de la viruela a América en la corbeta María Pita, financiada por el rey Carlos IV. Su ejemplo filantrópico es difícil de comparar con las demás personas.

Edith Cavell (1865-1915)

Esta enfermera inglesa es recordada como martir y salvadora de los soldados aliados en la Primera Guerra Mundial. El 7 y 8 de octubre, en un juicio sumarísmo del mando alemán, era condenada a muerte por haber socorrido en su hospital a cerca de 200 soldados belgas, franceses e ingleses, ayudándoles luego a escapar de las fuerzas enemigas. Su figura se convirtió en icónica a partir de ese momento y ayudó a encontrar la vocación a muchas otros profesionales sanitarios.

A partir de aquí, los nombres son muchos, de Mary Seacole, la otra heroina de la Guerra de Crimea, a Dorothy Dix, la gran dama en los cuidados de la salud mental, pasando por Clara Barton, fundadora de la Cruz Roja americana. A estos grandes nombres habrán que incluir muchos que estos días están combatiendo este coronavirus y cuyo ejemplo todos agradecemos y aplaudimos. Por ello, gracias.