Salud

El coronavirus se cobra la vida de cuatro profesionales sanitarios en Cataluña

Salut contrata 1.200 profesionales: 289 médicos, 365 enfermeras y 400 personas entre estudiantes, voluntarios y jubilados para atender el 061

Pacientes en el Hospital Trias i Pujol boca abajo, una postura que les ayuda a respirar mejor y recuperarse (AP Photo/Felipe Dana)
Pacientes en el Hospital Trias i Pujol boca abajo, una postura que les ayuda a respirar mejor y recuperarse (AP Photo/Felipe Dana)Felipe DanaAgencia AP

El pasado miércoles, con una emotiva carta en “El Periódico”, un vecino de Sant Boi de Llobregat (Barcelona), Josep Luis Vilaplana, se despedía del que fue su médico de cabecera durante 38 años. El doctor Francesc Collado i Roura, médico de familia en el popular barrio de Sants de Barcelona, se contagió de coronavirus en su consulta, donde después de 40 años seguía atendiendo a los enfermos. Días después, falleció. Y uno de sus pacientes, Josep, que no pudo despedirse de él porque el coronavirus no lo permite, quiso dedicar un adiós a su "buen amigo, al médico en mayúsculas y al héroe que murió ejerciendo la medicina” con esta carta.

El doctor Collado i Roura es uno de los cuatro profesionales sanitarios que han perdido la vida mientras intentaban salvar a otros del coronavirus, según ha informado esta mañana la consellera de Salut, Alba Vergés. España es el país con el tanto por ciento de personal sanitario infectado más elevado. A fecha de 31 de marzo, el 12% de los afectados por el virus en España era personal sanitario.Están más expuestos al virus y aunque esta semana están llegando más equipos de protección individual (epis) y test a los centros sanitarios, son conocidas su demandas por la escasez de material. Las mascarillas, que antes se usaban y desechaban cada vez que se entraba a un box, ahora duran más de ocho días. Y, ante la falta de batas, hay enfermeras que han tenido que ingeniar batas con bolsas de plástico y esparadrapo.

Más médicos y enfermeras

Vergés también ha informado de que se han incorporado 1.200 profesionales sanitarios al sistema: 289 médicos, 365 enfermeras y 400 personas, entre jubilados, estudiantes y voluntarios para atender al 061.

Los hospitales comarcales, los hospitales de campaña y los hospitales montados en los hoteles son los que tienen mayor déficit de personal sanitario.

En estos momentos, Cataluña dispone de 1.811 camas de UCI y hay poco más de 1.400 personas ingresadas. “Es mucha gente”, lamentó la consellera, que admite que el sistema está muy tensionado con sus capacidades al límite.

Desde el frente, enfermeras de la UCI del Hospital Vall d’Hebron, que tiene al 6% de su plantilla en cuarentena, y enfermeras del CUAP Cotxeres, cuentan que en los últimos dos días han bajado los ingresos. Pero lo dicen con cautela, porque aunque puedan bajar los contagios, los enfermos graves que ingresan en la UCI requieren entre 18 y 24 días para recuperarse. Y este es uno de los cuellos de botella que tiene el sistema.

El otro es que aunque aumentan las UCI, no lo hacen a la misma velocidad los intensivistas, una de las especialidades que requiere más formación durante la carrera.

Maniobra para que los pacientes graves respiren mejor

Como cuenta la doctora Ana Zapatero, médica adjunta del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital del Mar, una de las técnicas que se está empleando en los hospitales para mejorar los cuadros respiratorios de pacientes graves es la pronación y la postura decúbito prono. Para hacer esta maniobra se requieren entre 4 y 6 personas, pues consiste en darle la vuelta y situarlo boca abajo. Primero, se introduce las manos del enfermo debajo del cuerpo, luego se colocan tres almohadas encima en posición horizontal y una sábana limpia. Esta sábana y la de debajo se enrollan para sujetar con firmeza al paciente y darle la vuela con cuidado. Finalmente, se recoloca la cabeza y el brazo flexionándolo hacia el rostro. Las piernas se estiran. Así mejora la evacuación se secreciones, el líquido inflamatorio se mueve y mejora la capacidad respiratoria.

Otro frente que preocupa son las residencias. Ya han fallecido más de 500 ancianos, mientras los centros reclaman más material de protección.