Cataluña
Coronavirus: Los animales han contagiado hasta 140 virus al ser humano, el 70 por ciento del total
El 75 por ciento han sido por animales domésticos, primates, ratas y murciélagos y con la destrucción del hábitat natural habrá nuevas mutaciones
Podemos culpar a los murciélagos o a los pangolines del COVID-19, pero lo cierto es que ha sido la acción del hombre, propuesto a destruir hábitats de los animales, que los han acercado cada vez más a los humanos. En la película “Contagio”, por ejemplo, vemos cómo un murciélago coge un plátano y se va volando asustado ante la tala de árboles de la selva donde tiene su refugio. Esto lo lleva a acercarse a una granja de cerdos cercana, donde el pedazo de plátano que comía se le cae de la boca y es ingerido por un cerdo, que horas después será cocinado en un restaurante. El personaje de Gwyneth Paltrow será la primera persona en ingerir dicha carne, convirtiéndose en el paciente 0 de un nuevo virus que acabará con el 5 por ciento de la población mundial en apenas tres meses.
Este proceso es el que han seguido múltiples agentes patógenos. Según los últimos estudios, hasta un 70 por ciento de los virus son de origen zoonótico, es decir, adquiridos por los humanos a partir de un animal, lo que significa que nuestra interacción con los otros seres vivos del planeta debe ser cada vez más cuidadosa. En total, se saben de hasta 140 virus que, como el coronavirus, se han transmitido por los animales.
Según la Unión Internacional de la Conservación Natural, el 75 por ciento de estos virus han sido adquiridos por nuestra interacción con animales domésticos, primates, murciélagos y ratas. Sin embargo, esta tendencia está variando por culpa del sobre consumo de carnes y la pérdida de hábitat, que obligan a muchas comunidades a alimentarse de animales poco estudiados. La deforestación, por ejemplo, ejerce una presión nociva en los animales que sufren a la hora de adaptarse a otros modelos de vida.
Un estudio de la Universidad de California de Medicina Veterinaria avisa que la caza furtiva, la mecanización de las granjas y la masiva urbanización de nuestros estilos de vida han provocado una pérdida de biodiversidad, lo que ha provocado una pérdida de vida salvaje y una sobre abundancia de ganado doméstico. Las Naciones Unidas ya avisaron en 2019 que hasta un millón de especies están amenazadas con la extinción por la actividad humana. Y que hasta el 75 por ciento de la tierra y el 40 por ciento de los océanos han sido severamente dañados por el hombre.
“Estamos creando las condiciones ideales para que otro cruce de virus desconocido se produzca”, aseguran desde la Unión Internacional de la Conservación Natural. Y aunque no hay certificación empírica todavía que relacione de manera definitiva al murciélago y al pangolín con el COVID-19, lo cierto es que es la explicación más plausible, y el dogma científico es siempre quedarse con la explicación más sencilla.
Este miércoles, Greenpeace ya pidió a la Unión Europea que empiece a ejercer prohibiciones globales en relación a la preservaciones medioambientales “con la intención de proteger la salud pública y la biodiversidad en todo el planeta”. SIn embargo, las condiciones para que esto sea posible son difíciles en una globalización que ha llevado, por ejemplo, a que el Amazonas pierda 9.700 kilómetros cuadrados de bosque cada año, el equivalente a 8,4 millones de campos de fútbol.
La única esperanza posible es que, cuando pase la pandemia y se controle el coronavirus, se establezcan rigurosos mecanismos de autocontrol internacionales para limitar al máximo que un nuevo virus, y quien sabe si más mortífero, no nos vuelva a colocar en una posición de vida o muerte.
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