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¿Agatha Christie era una plagiadora?

Tanto “Los diez negritos” como “El asesinato de Roger Ackroyd” guardan paralelismos con novelas anteriores del matrimonio Manning/Bristow y del noruego Stein Riverton

Agatha Christie, en una imagen de la época
Agatha Christie, en una imagen de la épocalarazon

Sin duda, son las dos mejores novelas de la gran dama del misterio, Agatha Christie. “Los diez negritos” y “El asesinato de Roger Ackroyd” son casos de siempre genial inspector Poirot donde la escritora volcó todo su talento e intentó llevar la estructura del “whodounnit” un poco más allá. Son dos novelas increíbles, aunque en los últimos años se ha demostrado que originales, lo que se dice originales, quizá no lo eran. Pero, ¿desde cuándo alguien lee una novela de crímenes para encontrar originalidad?

En 1930, el matrimonio formado por los periodistas Gwen Bristow y Bruce Manning publicaban la novela “The invisible host”, (El anfitrión invisible) una historia de misterio en la que ocho personas son llamadas a reunirse a en un misterioso ático en Nueva Orleans por una invitación anónima. Hasta aquí la premisa no era ni siquiera una novedad, pero lo que venía después sí. Los invitados se sientan para una suculenta cena cuando, sin todavía saber quién les ha invitado, suena una voz en la radio que les avisa que van a morir uno a uno por lo que han hecho. Sin poder salir del ático, pronto todos empezarán a desconfiar de quien tienen al lado.

Quien haya leído “Los diez negritos” sabe que los paralelismos son más que obvios entre las dos historias. También hay ocho invitados, en este caso viajan a una lujosa mansión en una isla, y otra vez una voz grabada les asegura que todos morirán uno a uno por ser responsables de horribles crímenes en su pasado. El ángel de la venganza se cierne sobre ellos, aquí con un efecto escalofriante gracias a la canción infantil que da título al libro y las figuras de los diez negritos que desaparecen.

La novela de Agatha Christie se publicó en noviembre de 1939, nueve años después de “El anfitrión invisible” y fue un gran éxito, pasando a ser una de las diez novelas más vendidas de todos los tiempos. Puede que Christie nunca hubiese leído aquella historia, pero es que en 1932 la novela era adaptada al teatro y en 1934, al cine bajo el título “The ninth guest”. Por supuesto, también puede ser que nunca hubiese visto aquella obra de teatro, ni siquiera aquella película, como tampoco que nadie le hablase de ellas. Todo puede ser, todo, como que Christie leyese la novela y dijese, “Dios mío, esto es buenísimo, tengo que hacer algo parecido”. Y gracias a dios que lo hizo, porque las dos novelas son geniales. Con toda la gente que ha copiado a Agatha Christie, ¿no le vamos a permitir que ella también copiase un poquito?

El otro caso tampoco está claro, pero sí que tiene visos de verosimilitud. Sin poder destripar el argumento de “El asesinato de Roger Ackroyd”, lo que sí podemos decir es que su gran novedad y su efecto electrizante era cómo Christie había utilizado a su narrador. Todos los lectores estaban tan sorprendidos que el aplauso fue unánime y en 1926 la escritora ya se convirtió en la mejor autora de misterio del mundo. Sin embargo, un noruego admirador de Knut Hamsun y que le gustaba escribir relatos policiales ya había hecho exactamente lo mismo unos 17 años antes, en 1909. Su nombre era Sven Elvestad, aunque firmaba bajo el seudónimo Stein Riverton.

La novela se llamaba “Jernvognen” que en noruego signifca “El carruaje de hierro”. Dos extrañas muertes en un hotel costero confunden al narrador, que cree, como el pueblo, que ha sido obra de fantasmas. Sin embargo, la aparición de un misterioso detective llevará al narrador a revivir su propia vida y descubrir la verdad.

Aunque el argumento de las dos novelas no coinciden, los efectos y giros argumentales parecen exactamente los mismos. En “El asesinato de Roger Ackroyd” también habla de dos muertes, un suicidio, y la aparición de un detective, en este caso Poirot, que podrán al narrador, el Dr. Shepard, a mirar directamente a su propio reflejo.

Riverton es todavía uno de los grandes autores criminales escandinavos y su estilo neo romántico lo diferencia del resto. Su novela “El carruaje de hierro” está considerada la mejor novela negra escrita nunca en noruego. En su relato más característico consiguió un juego de voces inaudito en la novela criminal de la época. Por supuesto, Christie no sabía noruego y es difícil que hubiese leído ninguna traducción de la novela, ya que la primera traducción del relato del escritor noruego no fue hasta 2005, o al menos eso se creía hasta ahora.

La traductora Lucy Moffatt descubrió el pasado mes de octubre una revista inglesa de los años 20 que llevaba una adaptación fiel de la novela de Riverton. La revista se llamaba “Tip Top Stories of Adventure and Mistery” y se publicó durante seis meses de 1923 q 1924. En abril de 1924, se publicaba la edición que contenía la historia de Riverton. Poco después, la revista pasaba a llamarse totalmente renovada “Sovereign Magazine”. ¿Adivinan quién escribió una historia de misterio para la edición de enero de 1926? Sí, Agatha Christie, bajo el pseudónimo de Mary Westmacott

La propia Agatha Christie siempre se mostró desconfiada de lo que se llama “meras coincidencias”, pero puede ser que todo sea sólo una casualidad. En realidad, Christie aseguró que debía dar las gracias a Lord Mountbatten, ex gobernador general de la India, por el origen de aquella historia, dándole la idea central del libro. ¿Quizá fue el famoso virrey quien leyó aquella historia de un escritor noruego?

Que sus fans no se enfaden, puesto que qué importa la idea si alguien es capaz de ejecutarla mejor. ¿Cuántas ideas propias tuvo Steve Jobs en su vida? Ninguna, y sigue siendo uno de los mayores genios que ha visto la humanidad.