Historia
Roberto Calvi, el expediente oculto del “banquero de Dios”
El FBI desclasifica su documentación sobre el controvertido personaje
El 18 de junio de 1982, apareció ahorcado en uno de los puentes del londinense Támesis un hombre perseguido por muchos. Había protagonizado uno de los más sonados escándalos financieros vividos en Europa al ser el presidente del Banco Ambrosiano, es decir, responsable de las finanzas vaticanas. Eso hizo que fuera conocido por muchos como el “Banquero de Dios”. Se llamaba Roberto Calvi y su muerte sigue siendo hoy un enigma.
Desde hace unas semanas, el FBI ha puesto a disposición pública el expediente sobre este turbio personaje, todavía hoy terreno fértil para la especulación y todo tipo de teorías de la conspiración. Se trata de un documento de casi treinta páginas en el que nos encontramos con parte de la investigación que esta agencia realizó tanto sobre la muerte de Calvi sobre sus turbios negocios. Sobre esto último, el FBI también aporta información sobre Paul Marcinkus, un arzobispo estadounidense que fue director del Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco Vaticano. Son piezas de una trama sobre la que se han vertido numerosos ríos de tinta y que incluso ha inspirado películas como “El Padrino 3”. Y realmente esta historia tuvo mucho de intriga mafiosa.
Con carácter de prioridad, el 21 de enero de 1986 el director del FBI recibió una nota en la que se exponía el monumental lío en el que se estaba convirtiendo el escándalo y que, en ese momento, tenía encerrado en la cárcel a otro banquero, Michele Sindona, donde pocos meses después fue asesinado. “Este es el caso más importante en Italia y de interés para el Bureau [es decir, FBI] al implicar a varios nombres del Bureau Michele Sindona y [nombre censurado] en el más complejo caso implicando intriga extranjera, asesinato y los más altos escalones del Vaticano. El caso estalló en 1983 cuando el presidente del Banco Ambrosiano, Roberto Calvi, fue encontrado ahorcado por el cuello debajo del Puente Black Friers en Londres”. El cable del FBI obedecía a una petición realizada por la Guardia di Finanza a propósito del juicio que en breve tendría lugar en Milán. A la agencia se le preguntaba por la localización de “dos importantes testigos”, ambos vinculados con las finanzas del Banco Ambrosiano.
El expediente no está ordenado cronológicamente, por lo que nos encontramos saltos en el tiempo importantes. Eso hace que nos aparezca un cable del director del FBI a Italia del 3 de mayo de 1982 y con el subtítulo de “La Cosa Nostra”. En él se señalaba, en relación a Roberto Calvi, que “él puede ser la llave en el creciente interés en el lavado internacional de dinero”. Es el aviso del escándalo que vendrá a continuación. Muy pocos días después, desde Italia se informaba al director del FBI sobre el banquero apuntando que “Calvi fue juzgado en Italia por exportación ilegal de fondos y ha sido condenado y sentenciado a cuatro años de prisión. En la actualidad está apelando la sentencia”.
Pero todo cambió el 18 de junio de ese año con la aparición del cadáver de Calvi en Londres. Desde Roma se informaba a Washington que “Roberto Calvi fue encontrado muerto en el río Támesis, Londres, Inglaterra, el viernes 18 de junio de 1982. Calvi había desaparecido el viernes 11 de junio de 1982 de su residencia en Roma, Italia. No se ha tomado una decisión final sobre la causa de la muerte. A día de hoy hay dos teorías: una es suicidio y la otra asesinato. Los informes de la autopsia todavía no han sido recibidos por las autoridades italianas”. En la línea de la mejor novela negra, el informe no omitía que “el jueves 17 de junio de 1982, la secretaria privada y personal de Calvi, Graziella Corrocher, se mató tras caer por la ventana. Se especula que cometió suicidio”.
En el momento de su extraña muerte, se calculaba que Calvi era el responsable de la pérdida de 1,4 billones -sí, billones con b- de dólares del Banco Ambrosiano, asociado con el Banco del Vaticano. Por todo ello, desde el FBI se quiso recopilar la información existente del caso para remitirla al juez que se ocupaba del caso en Estados Unidos. Eso permitió saber que el representante del director de la agencia en Roma había sido informado por las autoridades italianas que “Roberto Calvi fue uno de los varios banqueros detenidos el 20 de mayo de 1982, de cargos a manos de la Policía Financiera Italiana por transferir ilegalmente fondos extranjeros. Calvi, miembro del Partido Democracia Cristiana, ha sido vinculado por los investigadores italianos con el escándalo del P-2 italiano (referido a la última caída del gobierno italiano atribuida a una logia masónica secreta, la Propaganda-2). Especulaciones bien fundadas apuntan que Calvi ha usado su control del Banco Ambrosiano y numerosas sociedades de cartera e instituciones financieras alrededor del mundo para la ocultación y el lavado de dinero relacionado con la droga del crimen organizado”. En el mismo documento se dedicaba una especial atención a dos de los implicados en todo este tema. De Michele Sindona se recordaba que era el responsable del colapso Franklin National Bank, en Nueva York, así como de la pérdida de 45 millones de dólares. En el momento del juicio que llevó a Sindona a la cárcel, los diarios informaron que parecida cantidad había desaparecido de los fondos vaticanos, pero Marcinkus y otros dos clérigos, como recordaba el FBI, hicieron todo lo posible para no declarar en el proceso.
Gracias a esta documentación, sabemos que al menos una vez y mucho antes de que estallara el tema del Banco Ambrosiano, Paul Marcinkus fue interrogado por el FBI. Fue en la Ciudad del Vaticano en fecha muy temprana, abril de 1973, por cargos de fraude económico. Las acusaciones procedían de un político llamado Mario Foligni a quien se investigaba por reparto de bonos falsificados en Nueva York. Según explica Oliver “Buck” Revell, quien fuera asistente del director del FBI, el arzobispo aseguró “no conocer” ese fraude de bonos que tenían como destino el Banco Vaticano. Sin embargo, sí describió dos intentos fallidos de Foligni para destinar al mismo banco entre 100 y 300 millones de dólares, una transacción que había llegado a Marcinkus mediante otros clérigos. La acusación resultó cierta porque así lo corroboraron al FBI el propio Foligni y el Vaticano. Todavía hubo tiempo de hacerle otra pregunta al arzobispo por parte de los agentes federales. “Cuando se le preguntó por Michele Sindona, el arzobispo se refirió a él como un buen amigo con quien ha tenido algunos acuerdos económicos y lo describió como uno de los industriales más ricos de Italia”.
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