Educación
La universidad arranca el curso 2020-21 con un modelo híbrido, las clases presenciales serán limitadas y con mascarilla
Los estudiantes sabrán antes de matricularse la metodología. El coste de la matrícula cae un 30%, un curso de Derecho costará 1.061 euros y Medicina, 1.661 euros
El regreso a la universidad en septiembre será muy distinto a la vuelta al colegio. Mientras, que Educación y Salud harán mangas y capirotes para que todos los alumnos puedan volver de manera presencial a las aulas el 14 de septiembre, las doce universidades catalanas arrancarán el curso 2020-21 con un modelo híbrido de docencia: presencial y virtual. Así lo han acordado con la secretaría de Universidades e Investigación, el Govern y la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Cataluña. Al menos, durante la primera mitad de curso, las clases presenciales serán restringidas y se combinarán con el aprendizaje virtual. El calendario no varía, quizás se atrasa unos días el inicio de curso porque los exámenes de Selectividad se han retrasado. Se celebran la semana que viene.
Ninguna de las doce universidades catalanas se han planteado seguir la estela de la Universidad de Cambridge, que ha anunciado que el próximo curso impartirá de forma virtual las clases magistrales. “No se trata de transformar las universidades presenciales en universidades en línea, ni tampoco la docencia que imparten”, asegura la directora general de Universidades, Victòria Girona. El documento que han acordado el Govern y las universidades catalanas sólo tendrá vigencia durante el periodo de excepcionalidad causado por la COVID-19 y pretende anticiparse a diferentes escenarios que puedan darse a corto y medio plazo.
Laboratorios y seminarios, mejor presenciales
En marzo, cuando la COVID-19 obligó también a cerrar las universidades, el 75% de los profesores tuvo que aprender a manejar las nuevas tecnologías y las aplicaciones educativas en un tiempo récord. En cuatro meses, profesores y estudiantes se han familiarizado con herramientas que hace un año no conocían. “Webinar”, “Blackboard Collaborate”, “Webex”, “Zoom” o “Meets” han pasado a formar parte de su vocabulario habitual. Con la emergencia sanitaria, cada profesor reinventó su clase como pudo. Si bien las clases magistrales son más fáciles de convertirse en virtuales, lo que se aprende en un laboratorio o en un seminario es más difícil de hacerse on line. La experiencia de estos meses ayudará a rediseñar las clases el próximo curso. El modelo híbrido debe combinar las bondades de una buena formación presencial y los beneficios de la formación en línea, resume Girona.
Lo primero de todo es dejar claras las reglas del juego. Antes de matricularse, los alumnos sabrá cuál será la metodología y cómo se evaluará cada asignatura. El Plan Boloña apuesta por una evaluación continua.
Distancia y mascarilla
En caso de tener una clase presencial, los alumnos tendrán que mantener la distancia física de 1,5 metros y llevar mascarilla cuando se muevan dentro de un edificio, cuando no haya mamparas de seguridad y no puedan mantener la distancia mínima de seguridad. El documento incide en la máxima de la responsabilidad individual para evitar contagios: lavado de manos, usar gel hidroalcohólico, distancia y mascarilla. Y deja en manos de cada universidad el resto de reglas. Cada centro elaborará su plan de contingencia. Podrán reabrir todos los servicios de las universidades, como las bibliotecas, los bares o las instalaciones deportivas. Eso sí, deberán desinfectar los espacios comunes, habilitar puertas de acceso y salida para evitar aglomeraciones, ventilar y señalizar recorridos seguros.
Estudiantes en prácticas, mejor en centros con teletrabajo
Las universidades priorizarán las prácticas en empresas o entidades que hagan o prioricen el teletrabajo. Las practicas de futuros maestros, profesores, médicos, enfermeras, fisioterapeutas y todas las especialidades que se desarrollan en escuelas y centros sanitarios, sí que se priorizará que sean presenciales.
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