Educación

El nuevo coronavirus se cuela en los exámenes de una selectividad atípica

Las pruebas de acceso a la universidad arrancan con un examen de Lengua Castellana que invita a reflexionar sobre la vida tras la covid, con una crítica de "Un monstruo viene a verme" y un extracto de "La conquista del aire"

Comienzan las PAU en Catalunya
Estudiantes de la Universidad Pompeu Fabra minutosa antes de comenzar los exámenes de las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU), en el Campus Ciutadella en Barcelona, Cataluña. Los exámenes, que comienzan este martes y hasta el viernes, se podrán hacer sin mascarilla, siempre que se mantenga la distancia de seguridad de 1,5 metros, pero se deberá llevar cuando se recoja la prueba y mientras se esté en el interior del edificio. David Zorraquino/Europa PressDavid ZorrakinoEuropa Press

A día de hoy, Andrea Pons y sus compañeros de colegio seguirían celebrando el verano de sus vidas. Haría casi un mes que habrían llegado de Ibiza y continuarían disfrutando de que septiembre ha dejado de ser para ellos sinónimo de la vuelta al colegio. Cuando cumples 18 años, cada 21 de junio puede arrancar “EL VERANO DE TU VIDA”, así, en mayúsculas. Y atrás quedan los veranos de la infancia, que con el tiempo serán más y más preciados. Pero eso es otra historia. La historia de Andrea y sus amigos es el relato de la generación que este año se examina de la selectividad y ha visto como un microbio que mide una milésima parte de un cabello humano ha alterado sus planes. El nuevo coronavirus los ha tenido encerrados en casa los últimos meses de colegio, cuando tenían que preparar con sus profesores los exámenes para acceder a la universidad, y les ha cancelado vuelos, fiestas y eventos. La cita que menos ilusión les hacía, probablemente, era la selectividad. Pero como todo tiene solución menos la muerte, también llegó el momento de enfrentarse a ella. Hoy, a las 9.00 de la mañana, con el examen de Lengua y Literatura Castellana, arrancaba la convocatoria con más inscritos de la historia: 39.904 alumnos, un 15% más respecto al año pasado, buscarán sacar la nota que les permita estudiar la carrera elegida.

Elegir futuro, sin Salón de la Enseñanza, husmear en los campus universitarios ni tutorías presenciales tampoco ha sido fácil. Andrea, nieta de médico -su abuelo, el doctor Lluís Pons i Torra, fue el primero en España en introducir la técnica de la malla para operar hernias inguinales- dudaba entre estudiar Medicina o una Ingeniería. Para ayudarla a decidir, su abuela, que es enfermera, le dijo que Medicina “es una carrera vocacional”. Y las historias de la covid se encargaron de hacer el resto. Descubrió el lado humano de la Medicina. Médicos exhaustos, que hablaban de la desolación que sienten al ver a un paciente morir solo. Demasiado duro. Pero también oyó de científicos haciendo virguerías en laboratorios para ayudar a los médicos a salvar vidas. Y le gustó. Y así fue como encontró la carrera que quiere cursar: Ingeniería Biomédica. Piden una nota alta. Un 12,228 en la Universidad de Barcelona (UB). Pero tiene una buena media de bachillerato, un 9,7. “Empecé muy pronto a estudiar y he sido muy constante. Mi tutora ha estado también siempre a mano y esto ha facilitado el curso a distancia“, dice.

El primer examen para romper el hielo le ha ido bien. “La opción B de la prueba de Lengua Castellana y Literatura ha sido sencilla, pero la parte común ha sido más complicada”, constata el profesor de Lengua Castellana, Pol Solé, del Instituto Bellvitge.

Ha sido un examen muy competencial con contenido de los trimestres que se han cursado presencialmente, sobre todo. Los textos a elegir, un extracto de la novela de Belén Gopegui, “La conquista del aire” (Anagrama) y y una crítica del periodista de “El País”, Carlos Boyero, de la película de J. A. Bayona, “Un monstruo viene a verme”, tienen reminiscencias de los tiempos en que vivimos. En la era de los confinamientos y las mascarillas, justo cuando un grupo de expertos pide a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que incida en que el virus puede flotar en el aire, el título de la novela de la opción A, “La conquista del aire”, no puede ser más oportuno. También el texto elegido, que habla del reencuentro de un grupo de amigos que se conoce desde que son estudiantes.

La opción B, la crítica a la película “Un monstruo viene a verme”, se anticipa al duelo y habla de muerte de un ser querido, del miedo a la orfandad, que con otro lenguaje también se ha narrado durante la pandemia.

Este año, los profesores que han elaborado el examen no se han divertido con la catáfora. Se han decantado por la polisíndeton, aunque en cualquier caso, han jugado poco con los recursos literarios y han tirado de clásicos en las preguntas sobre literatura: “El lazarillo de Tormes” y “Luces de bohemia”, de Ramón Maria Valle-Inclán. La opción B ha sido la más elegida. Andrea también se ha decantado por ella. “En la A, la redacción era sobre un tema relacionado con El Lazarillo de Tormes y en la B, sobre cómo influyen las redes sociales en la vida de las personas”, cuenta. Es un tema que los adolescentes conocen y que han “estudiado” a fondo durante el confinamiento.

Las pruebas de acceso a la unversidad (PAU) con más inscritos de la historia se desarrollan de manera excepcional durante cuatro días en lugar de los tres ordinarios, entre el 7 y el 10 de julio, con un mes de retraso. La pandemia ha obligado a extremar las medidas. Los estudiantes llevaban mascarilla hasta el momento de recibir el examen. “Hemos quedado muy pronto, a las 7.40 horas frente a la Facultad de Derecho. A las 8.10 ya estábamos dentro del aula y nos hemos pasado 50 minutos sentados con la mascarilla”, cuenta Andrea.

A mediodía, toca el turno de las optativas: Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente, Fundamentos de las Artes y Matemáticas Aplicadas a la Ciencias Sociales. Y por la tarde, más optativas, a 15.00 horas empezarán los exámenes de Análisis Musical, Historia del Arte y Física. “A mi me toca Física”, dice. En su aula sólo hay cinco estudiantes con los que mantiene la distancia de seguridad. “En el examen de Física seremos dos y la prueba de Biología la haré sola”, explica Andrea.

Teniendo en cuenta que la covid ha obligado a hacer un tercer trimestre telemáticamente y que cada centro organiza el temario en función de su proyecto educativo, las pruebas ofrecen más flexibilidad de opciones para que los alumnos puedan elegir entre más opciones.

El viernes, cuando acaben los exámenes, para esta generación empezará el verano de verdad. “Tenemos un viaje a Ibiza pagado, pero iremos el año que viene. Este fin de semana, nos iremos a la Costa Brava. También lo pasaremos bien”, dice. Andrea y sus amigos, por ahora, piensan en el futuro a dos días vista. Aún no se han preguntado cómo será el mundo después de la covid y si otro mundo es posible. Eso también llegará.

Estas son las respuestas del examen: