Salvador Dalí
El mejor joven Dalí, en venta
Obra de los años de formación del artista puede encontrarse ahora en Barcelona
Suele pasar que en tiempos de crisis, como el que vivimos ahora, aparecen en venta algunas obras de arte que, por lo general, están en colecciones privadas. Es una casualidad, pero desde hace unos días algunos de los mejores trabajos del joven Salvador Dalí están a la venta en Barcelona, además de una rareza que se subastará en unos días en Madrid.
Hablando de Barcelona, desde hace unos días dos dibujos del joven Salvador Dalí colaborador de «L’Amic de les Arts», probablemente la más importante de las publicaciones de la vanguardia catalana en los años veinte. Son dos pequeños e interesantes dibujos en los que vemos la capacidad de Dalí para jugar con la tinta, para crear algunas de las formas más icónicas de este periodo tan marcado por su paso por la Residencia de Estudiantes de Madrid. Eso es lo que podemos constatar, por ejemplo, con las ilustraciones originales que el pintor realizó para ilustrar «Conte de Nadal», una prosa de J. V. Foix que apareció en diciembre de 1926, en el número 9 de la citada revista. Ahora sabemos que las dos viñetas fueron tituladas por el propio Dalí, En una de ellas, la llamada «El vigilant nocturn», vemos el conocido recurso que el pintor empleaba en aquella época para no olvidar a su gran amigo Federico García Lorca, uniendo su cabeza con la del poeta en el dibujo. La otra ilustración, «Era ple d’homes amb tricorni», nos acerca a otra de las obsesiones dalinianas de ese tiempo, el juego de los «putrefactos», aquella manera de aludir en la Residencia a personajes caducos, viejos y se convirtieron en una obsesión para el grupo que en ese tiempo formaban Dalí, Lorca, Luis Buñuel, José Bello o José Moreno Villa. En este caso vemos a quienes parecen tres personajes sacados de una noche de juegos de cartas en alguna taberna, tal vez una de esas madrileñas propia de espadachines del Siglo de Oro. El propio Dalí se autorretrata como el personaje de la derecha.
Además de dibujos, en Balclis también podemos encontrar un documento muy interesante. Se trata de la que fuera probablemente la primera vez que se fotografiara una de las obras maestras del Dalí de ese tiempo, «Maniquí de Barcelona». La imagen la tomó Francesc Serra, uno de los mejores fotógrafos de pintura. Para enriquecer más el lote, va acompañado de una carta inédita del crítico Sebastià Gasch a Josep Carbonell, el director de «L’Amic de les Arts».
Por otra parte, la Galeria Mayoral realiza desde hace días una de esas exposiciones que son excepcionales por la riqueza de cuanto se presenta. Procedente de la colección privada de Lali Bas Dalí, sobrina del padre de los relojes blandos, se reúnen un conjunto muy importante de dibujos y pinturas. Entre ellos brilla con luz propia el retrato que el pintor dedicó a su prima Montserrat, una pieza propia de un museo.
La muestra también recoge algunos dibujos del joven Dalí, como la llamada «Merienda sobre la hierba», título que nos remite al célebre óleo de Édouard Manet, pero que en este caso Dalí convirtió en una escena con ecos a Xavier Nogués.
También resalta un dibujo con ceras, probablemente con una cción que transcurre en una taberna y un café, aunque el tiempo ha hecho que el cromatismo se haya ido difuminando. Lo que se conserva bastante bien es la dedicatoria que Salvador Dalí estampa a su querido tío Anselm Domènech, tan importante en los años de formación del artista. La muestra puede verse hasta enero en la galería barcelonesa.
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