Gastronomía

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Una casa de comidas que recupera la esencia de la cocina de las abuelas

El restaurante Amaica apuesta por una cocina que, como la propia ciudad de Barcelona, tiene toques de muchas culturas y se basa en producto fresco y de temporada, unas recetas de siempre y fuego lento

El sabor especial de la fachada del restaurante
El sabor especial de la fachada del restauranteLa Razón

Carlos Salvador llevaba más de un década en cocina, trabajando en restaurantes como Gresca y Alkimia, cuando vio la posibilidad de ver cumplido su sueño y, finalmente, el pasado mes de octubre, en plena pandemia, abrió las puertas de su propio restaurante, Amaica.

«Yo lo defino como una casa de comidas, porque al final es eso: menús de toda la vida, guisos, fuego lento, tranquilidad, las recetas de siempre, todo hecho al momento... Al final es un poco recuperar lo que se hacía antes pero cogiendo algunas técnicas, aunque sin genialidades », explica el propietario, quien señala que se trata de «la simplicidad perfecta».

En cuanto al tipo de cocina, Salvador ha tratado de llevar a sus platos lo que se vive y respira en la ciudad. «No es una cocina catalana», comenta el dueño para a continuación poner de relieve que «Barcelona tiene 10 mil culturas y eso se ve en los platos». Y a modo de ejemplo, el cardo aragonés a la carbonara italiana. «También cojo cosas de Estados Unidos, Japón...En definitiva, mi cocina es la evolución de lo que es Barcelona», añade Salvador.

Y todo ello a partir de un producto fresco y de temporada, que es el gran protagonista, por lo tanto «hay que enmascararlo lo justo». «Me gusta mucho trabajar con vegetales porque yo soy muy de retos y es más complicado hacer un plato bueno de verduras que de carne y siempre es una materia prima que compro a los payeses del Maresme», comenta el dueño, quien asegura que, en lo que se refire al pescado, éste también es fresco y del día».

Sobre estos pilares se construye la propuesta de Amaica, que se caracteriza por su dualidad entre el día y la noche. Y es que por el día se ofece al comensal la posibilidad de disfrutar de tres menús diferentes, mientras que por la noche se ofrece una carta con un aire más divertido, puesto que en ésta predominan los platillos para compartir.

Así pues, mientras la propuesta de mediodía permite al cliente comer bien a un precio muy asequible, ya sea con el menú completo de dos primeros, dos segundos y dos postres a elegir por 12.20 euros; como con el medio menú por 9 euros, o el menú degustación, que consta de medias raciones de los seis platos que se ofertan en el menú completo y tiene un precio de 14 eurios, la propuesta nocturna da más juego. «En la carta hay platos más elaborados y además esta fórmula nos permite prestar más atención al producto de temporada, ya que, aunque los menús varían semanalmente, por la noche podemos ofrecer algunas sugerencias fuera de carta», constata Salvador, quien al respecto asegura que «Amaica es para todos», tanto para los que quieren comer bien, de calidad y a buen precio, como para quienes prefieren regocijarse un poco más en la experiencia gastronómica.

En cualquier caso, el ambiente que se respira en Amaica invita al comensal a disfrutar de un momento «amable y dicharachero», como lo define el dueño. «El establecimiento es una casa en la que se disfruta, donde intentamos acoger», asegura Salvador, quien de su interiorismo destaca el suelo de baldosa hidráulica antigua, aunque no hay que olvidar su privilegiado patio privado que rodea la facha central del edificio.