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La CUP encarece su apoyo a la investidura de Aragonès: exige la disolución de los antidisturbios de los Mossos

También reclama la dimisión del conseller Miquel Sàmper y la prohibición de las balas de foam

GRAF8885. BARCELONA, 16/02/2021.- Los candidatos de la CUP en las pasadas elecciones catalanas, Dolors Sabater y Carles Riera, durante la rueda de prensa ofrecida este martes. La CUP ha dejado este martes todas las puertas abiertas de cara a eventuales pactos postelectorales con ERC, JxCat o los comunes, siempre que estos pivoten sobre 4 ejes: "amnistía y fin de la represión"; "autodeterminación vinculante"; "plan de choque de rescate social"; y transición ecológica. EFE/Alejandro García
GRAF8885. BARCELONA, 16/02/2021.- Los candidatos de la CUP en las pasadas elecciones catalanas, Dolors Sabater y Carles Riera, durante la rueda de prensa ofrecida este martes. La CUP ha dejado este martes todas las puertas abiertas de cara a eventuales pactos postelectorales con ERC, JxCat o los comunes, siempre que estos pivoten sobre 4 ejes: "amnistía y fin de la represión"; "autodeterminación vinculante"; "plan de choque de rescate social"; y transición ecológica. EFE/Alejandro GarcíaAlejandro GarcíaEFE

Las negociaciones entre Esquerra y la CUP no han hecho más que empezar, pero ya se vislumbra un camino sinuoso. A la división interna de los anticapitalistas sobre cómo afrontar las conversaciones, se ha sumado en las últimas horas el debate en torno a los Mossos d’Esquadra por sus actuaciones contra los disturbios originados por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. Y, en este sentido, los cuperos han aprovechado para encarecer su apoyo a la investidura de Pere Aragaonès con la exigencia de la disolución de la unidad Antidisturbios de la policía catalana.

Además de reclamar la supresión de los antidisturbios, una demanda histórica del partido anticapitalista, la candidata de la CUP, Dolors Sabater, ha pedido la prohibición de los proyectiles de foam y la dimisión del conseller de Interior, Miquel Sàmper. En este sentido, en las últimas horas se ha armado mucho revuelo porque una bala de foam ha dejado sin ojo una joven manifestante. Los cuperos también critican que Sàmper no haya hecho autocrítica por la actuación de los Mossos d’Esquadra y haya acusado a los manifestantes de generar “violencia gratuita”.

Lo cierto es que Sàmper tendrá que lidiar con las críticas de la CUP, pero también con la indignación interna que hay en el cuerpo policial catalán por los ataques que han recibido en las últimas 48 horas. El conseller ha optado por mantener equilibrios porque pese a condenar la violencia de los manifestantes, también ha anunciado una investigación a fondo de los hechos que han causado la pérdida del ojo a la joven manifestante.

Los cuperos, además de hacer esas tres exigencias, también hacen tres propuestas: cambiar el modelo de seguridad; el fin de la “represión”; y, la retirada de las acusaciones de la Generalitat contra activistas. En concreto, Sabater ha reclamado un cambio en la gestión de las manifestaciones por parte de la policía y en lugar de reaccionar a los actos vandálicos, pide que haya agentes que intermedien con los manifestantes. También ha pedido replantear el papel de la policía judicial, “que lleva a hacer cosas como desahucios, una cosa absolutamente infame”.

“Hay una reiteración en prácticas que hemos visto todos, como poner la rodilla en el cuello o disparar por encima del torso de una persona”, ha añadido en una entrevista en “TV3″, denunciando algunas de las prácticas de los Mossos d’Esquadra.

Lo cierto es que los disturbios de las últimas horas por Pablo Hasél dificultan todavía más las negociaciones para la investidura de Pere Aragonès, como han advertido los cuperos, aunque la conselleria de Interior está en manos de JxCat. Los anticapitalistas, que están divididos sobre si entrar a formar parte del Govern o no, no han descartado asumir Interior si hay un cambio “en el modelo policial”.

Pero no solo Hasél, sino también los desahucios en Cataluña, también están requiriendo la intervención de los Mossos d’Esquadra para sofocar problemas de orden público, circunstancia que también ha contribuido a poner el foco sobre ellos y a aumentar las presiones de los cuperos.

En cualquier caso, cabe recordar el precedente de Ada Colau, que, con su aterrizaje en el Ayuntamiento de Barcelona, disolvió la unidad antidisturbios de la Guardia Urbana.