COVID
Identifican células de memoria en sangre y pulmones claves para controlar la infección por coronavirus
Investigadores de Vall d’Hebron hallan linfocitos T de memoria residentes en pulmón 10 meses después de superar la COVID-19, los cuales limitarían la propagación del virus y la enfermedad
Los anticuerpos son claves a la hora de hacer frente a la infección por el virus SARS-CoV-2, pero igual de esencial es también la inmunidad celular en lo que se refiere a la respuesta frente a esta infección. En este sentido, el grupo de investigación en Enfermedades Infecciosas del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) ha liderado un estudio en el que se analizan las diferencias en la respuesta inmunitaria celular durante la fase aguda de la infección en función de la gravedad de los pacientes.
Así pues, en el marco de este estudio, que empezó en abril de 2020 y cuyos resultados se han publicado ahora en la revista Natura Communications, los investigadores analizaron, por un lado, la respuesta de los linfocitos T en sangre durante las dos primeras semanas después de la aparición de los síntomas en pacientes que pasaron la infección sin requerir hospitalización, en otros que requirieron hospitalización pero la infección fue leve y en un tercer grupo que tuvo que ser hospitalizado con una infección más grave, lo cual ha permitido identificar patrones diferentes que se asocian a la evolución de los pacientes.
“La idea era ver en sangre qué tipo de linfocitos tenía cada paciente y qué hacían éstos cuando veían los diferentes estímulos del virus, para lo que cogíamos proteínas del virus que enfrentábamos a los linfocitos para ver cómo reaccionaban, qué moléculas hacían para hacer frente al virus”, explica la doctora Meritxell Genescà, investigadora principal del grupo de investigación en Enfermedades Infeccionas del VHIR, quien al respecto comenta que “esto nos ha dado un perfil muy interesante para ver cuáles son las diferencias entre la gente que tendrá una enfermedad mucho más grave que otras personas”. “Hemos visto diferencias importantes, que no se han descrito en otros artículos como que, a parte de hacer una respuesta antiviral dirigida hacia el virus, también necesitas un balance de calmar la inflamación, que no se descompense la respuesta inflamatoria”, concluye la doctora.
Y es que el estudio ha permitido comprobar que los pacientes hospitalizados tenían niveles más altos de las citosinas IFNg e IL-4, mientras que aquellos con síntomas más leves tenían más IL-10, una citosina que podría tener un papel importante para controlar la inflamación, lo cual permite concluir que “durante la fase aguda, para evitar la hospitalización necesitas una respuesta antiviral, pero también un componente antiinflamatorio, mediado por la molécula IL10″, destaca la doctora para a continuación señalar que “ha de haber un balance de respuesta antiviral pero controlando la inflamación, porque sino sabemos que si la inflamación acaba siendo muy desmedida los pacientes se han de hospitalizar y cuesta más solventar la infección”. “Es importante tener anticuerpos, pero secretar IL10 puede ser esencial para controlar la inflamación, que es necesaria para estimular la respuesta inmunitaria, pero el virus estimula una respuesta inflamatoria exagerada que nuestro cuerpo ha de controlar”, resume Generscà.
Además, en el contexto de esta investigación, que se llevó a cabo con muestras de 46 pacientes -14 con síntomas pero que no requirieron hospitalización, 20 leves pero que tuvieron que ser hospitalizados y 12 graves hospitalizados-, se observó a través de muestras de sangre que, en la fase aguda, los linfocitos tienen marcadores que indican que estas células podían ir hacia el pulmón, de manera que, con el fin de verificar si realmente esas células T persistían en el pulmón tiempo después de haber resuelto la enfermedad, se estudiaron muestras de pulmón de siete pacientes aprovechando la necesidad de hacerles biopsias por otras causas. Al respecto, la doctora Genescà explica que “en sangre se ve un reflejo de lo que pasa en todo el cuerpo, pero al final donde se está librando la batalla es en los pulmones, por lo que queríamos ver si estas células tenían los patrones de migración que nos indicarían que irían hacia el pulmón”.
Y definitivamente, el estudio ha permitido confirmar la presencia de linfocitos T de memoria en el pulmón hasta 10 meses después de la infección. Este hallazgo indicaría que “tener y superar la infección nos deja con una respuesta de memoria en los pulmones que nos ayudará a hacer frente a una nueva infección”, comenta la doctora, quien señala que “estas células de memoria residentes están ahí para hacer frente a una nueva infección y están en los pulmones, que es lo importante, porque el tracto respiratorio es la vía de entrada del virus, incluso en los de aquellas personas que han pasado la infección de forma leve”.
En definitiva, tal y como apunta la doctora, “la investigación nos indica nuevos parámetros o perfiles de parámetros para saber si un paciente en la fase aguda de la infección tiene más posibilidades de acabar hospitalizado en función de lo que vemos en este perfil de linfocitos en sangre, pero sobre todo nos informa de cara a vacunas, sobre qué tipo de inmunidad celular, qué perfil de linfocitos, es el que nos ayuda a resolver de forma más rápida esta infección en la fase aguda”.
Y es que el tipo de respuesta inmunitaria que se desarrolla en los pacientes se relaciona con la proteína o proteínas que el sistema inmunitario reconoce del virus cuando éste entra en el cuerpo y si bien , a día de hoy, todas las vacunas disponibles van dirigidas a la proteína S, “habrá que pensar cómo podría ser un diseño más eficaz de nuevas vacunas, que quizá no tendrían que tener solo la proteína S, sino también otras partes del virus, porque también dan una respuesta celular muy importante”, comenta al respecto Genescà. Por ello, la investigadora considera que estudiar los tipos de respuesta inmunitaria y a qué parte del virus responden los diferentes perfiles de memoria generada podría arrojar una información clave en el desarrollo de vacunas más eficaces y, de hecho, ya hay vacunas en marcha que incorporan nuevas partes del virus.
En esta línea, los investigadores del VHIR ya están desarrollando estudios para analizar las diferencias entre la respuesta celular que se da en pacientes infectados de forma natural y su duración y la que tiene lugar entre quienes han sido vacunados.
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