Cataluña

Borràs abre una guerra con Esquerra para evitar dimitir como presidenta del Parlament

La presidenta del Parlament contraataca a los republicanos tras acatar a la Junta Electoral

La presidenta del Parlament, Laura Borras, durante la reunión de la Mesa de la cámara catalana.
La presidenta del Parlament, Laura Borras, durante la reunión de la Mesa de la cámara catalana.Enric FontcubertaAgencia EFE

La política catalana ha reducido los decibelios en los últimos meses dado que el “procés” está cada vez más moribundo. No obstante, lo que sí permanecen son las guerras entre bandos en el bloque independentista: concretamente, entre Esquerra y JxCat. Y ahora la batalla se ha librado en el Parlament y tiene como protagonista a un peso pesado: Laura Borràs. La presidenta del Parlament se niega a dimitir de su cargo tras obedecer y retirar el escaño a Pau Juvillà por orden de la Junta Electoral Central después haber sido condenado (cuando se había comprometido a hacer lo opuesto) y, además, contraataca a sus rivales, a ERC y la CUP.

Tanto es así que la presidenta del Parlament ha apuntado directamente hacia republicanos y antisistema, a quienes culpa de haber acatado la orden de la Junta Electoral con la inhabilitació de Juvillà. Según la dirigente, la propia Borràs y su entorno plantearon una propuesta de desobediencia conjunta que pasaba no solo porque la cámara ratificara el escaño de Juvillà pese a la orden de la JEC, sino porque también el Govern de Aragonès desoyera las sentencias judiciales para impartir al menos un 25 % de clases en castellano en las escuelas de Cataluña.

Pero la propuesta de Borràs no fue aceptada: “No se ha querido ir colectivamente hasta las últimas consecuencias”, ha zanjado negándose a dar más explicaciones ni ahondar en los múltiples interrogantes que aún quedan por resolver. “Estamos aquí porque esta propuesta no ha sido aceptada”, ha afirmado Borràs, que ha dado a entender que ni Aragonès ni la CUP tuvieron “la voluntad de asumir un compromiso público” para hacer frente a la “agresión del conjunto” del Estado.

Borràs también ha señalado a su predecesor en el cargo, al republicano Roger Torrent, de crear un “precedente” al retirarle el escaño a Quim Torra y esa circunstancia considera que le perjudica a la hora de maniobrar. No obstante, cabe recordar que Torrent se lo retiró cuando el Tribunal Supremo había dictado sentencia firme, mientras que, en el caso de Juvillà, todavía no se ha llegado a ese punto. Es decir, la propia realidad desmonta los argumentos de Borràs.

En cualquier caso, desde ERC se ha querido ser mucho más conciliador y la portavoz, Marta Vilalta, ha tratado de tender puentes y evitar caer en los “reproches”. Consciente de que los republicanos han sido siempre los receptores de los ataques de los posconvergentes por frenar desafíos al Estado, ahora quieren mantenerse congruentes y rechazan calcar la actitud de JxCat. “No estamos para hacer reproches ni buscar culpables porque nos debilita como proyecto. Justamente porque defendemos esto, hemos actuado y actuaremos siempre con la lealtad necesaria en cada momento”, ha afirmado Vilalta.

Pese a las formas, Esquerra también se ha defendido lanzando dardos velados a Borràs: por un lado, ha reclamado explicaciones a la presidenta del Parlament para que haya transparencia y se sepa todos los detalles de lo ocurrido; y, por otro lado, también ha desmentido que Borràs propusiera un plan de desobediencia conjunto, tal y como ha expuesto este lunes en “Rac 1″. “Si tiene una propuesta ganadora, que la explique a el país. Consideramos que la propuesta que nos hace avanzar para ganar la republica catalana es la de sumar esfuerzos”, ha aseverado Vilalta.

Y es que, tras un fin de semana en el punto de mira por su caótica gestión del caso Juvillà por su caótica gestión del caso Juvillà, Laura Borràs ha roto su silencio este lunes y lo ha hecho lejos del Parlament, en un medio privado, sin hacer autocrítica y siete días después de que la cámara diera de baja a hurtadillas el acta del diputado antisistema inhabilitado. Entre medias, paralizó la actividad parlamentaria en señal de protesta pese a haber obedecido el dictamen de la Junta Electoral desde el primer momento en una maniobra que ha recrudecido aún más las maltrechas relaciones en el seno del independentismo

La dirigente de Junts se ha atrincherado en el cargo, ha defendido su gestión -se ha escudado en los funcionarios para explicar cómo se dio de baja a Juvillà- y ha descartado en todo momento renunciar a la presidencia del Parlament pese a reconocer que se lo ha llegado a plantear en los últimos días. “No dimitiré. Tengo la obligación de pensar en todos los escenarios, y el de la dimisión también lo es, y de escuchar a todas las personas que tengo a mi alrededor. Pero viendo todo lo que ha pasado, si yo me fuera sería leído como una renuncia, una manera de ver que lo que ha pasado ha sido un error”, ha clamado.