Historia
El espectacular castillo español que empezó a construirse hace 2.500 años
Ubicado en un cerro, está considerado una de las fortalezas más bonitas de nuestro país
Nuestro país guarda muchos vínculos con los castillos: ya sea etimológicamente hablando, como indica el nombre de numerosos territorios, desde Castilla hasta Cataluña (aunque aún hoy hay dudas) pasando por Castellón o Castelldefels, o por las propias edificaciones que pueblan muchos paisajes de España. Quien más quien menos se ha desplazado por las carreteras de nuestro país y en muchos puntos ha tropezado con algún castillo: se estima que hay más de 2.000.
Y muchos de ellos, además, se han convertido en un auténtico reclamo turístico por su espectacularidad y por su buen estado de conservación a pesar de que sean construcciones que, en muchos casos, prácticamente con un milenio a sus espaldas. El Alcázar de Segovia, el Castillo templario de Ponferrada, el Castillo de Peñafiel o el Castillo de Olite son algunas de las grandes joyas de nuestro país.
No obstante, a pesar de que la mayoría son construcciones de la edad media y coinciden con la época de la Reconquista, hay uno de ellos que empezó a edificarse mucho antes: hace 2.500 años. Es el Castillo de Cardona, ubicado en la Cataluña interior, en un cerro del municipio de Cardona, a 90 kilómetros de Barcelona y al norte de Manresa.
Aunque empezó a levantarse muchos siglos antes, la fecha de la construcción que oficialmente ha quedado fijada es el año 886 durante la etapa de Wilfredo el Velloso, el último conde nombrado por la Monarquía Franca y supuso la independencia del territorio bautizado como la Marca Hispánica (formado por Carlomagno en 795 para separar su territorio del avance islámico), ubicado en la parte norte de la actual Cataluña.
Durante la edad media fue la residencia de los señores de Cardona (“los reyes sin corona”, ricos señores de la sal emparentados con las principales familias europeas) y está considerado una fortaleza “jamás vencida”. De hecho, remontándonos a la Guerra de Sucesión que libraron austracistas contra borbones, se convirtió en el último bastión en caer derrotado en manos del bando de Felipe V.
El enclave de Cardona tiene también mucho vínculo con una actividad económica: la explotación de la sal. Tanto es así que esa es principal su razón de existir: la construcción de una fortaleza que permitiera defender el acceso a la salina. En torno a la riqueza de la sal y del estratégico cruce de caminos, creció una villa medieval regida por mercaderes y arrieros que construyeron el centro histórico de Cardona, hoy declarado bien cultural de interés nacional. Su Carta de Población, una de las más antiguas de Europa, recogía el derecho de los habitantes a obtener sal eternamente.
Pero más allá de su rico pasado, el Castillo de Cardona es una joya arquitectónica que cuenta con dos espacios muy destacados: la excepcional Colegiata de San Vicente del siglo XI, joya del románico lombardo catalán; y, la Torre de la Minyona (de 24 metros de altura y alterada tras la Guerra de la Independencia del siglo XIX).
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