9 de mayo

El pacto del catalán embarranca: se retrasa de nuevo por la negativa de Puigdemont

Los partidos independentistas son incapaces de ponerse de acuerdo y la votación se aplaza hasta mitad de mayo, un mes y medio después de registrarlo por la vía de urgencia

La presidenta del Parlament, Laura Borràs, durante el último pleno de la cámara catalana
La presidenta del Parlament, Laura Borràs, durante el último pleno de la cámara catalanaMarta PérezAgencia EFE

Ni el catalán sirve ya de mínimo denominador común para el independentismo, incapaz en ponerse de acuerdo en un tema tan central para su discurso como es la lengua. La reforma de la ley de Política Lingüística de 1998 acordada entre ERC, PSC, Comunes y Junts sigue embarrancada y no se aprobará tampoco en el pleno de la semana que viene. Los partidos han decidido posponerla al 9 de mayo, un mes y medio después de haberla registrado por la vía de urgencia extraordinaria, tras la presión del partido de Puigdemont.

Este nuevo aplazamiento -el segundo en apenas dos semanas tras el desmarque de Junts- llega tras una petición del partido de Puigdemont -muy crítico con el texto de ERC, PSC y Comunes- que ha levantado cierto estupor en el seno del grupo republicano y ha evidenciado de nuevo la frágil convivencia del mundo independentista.

Esquerra quiere tener listo cuanto antes el nuevo pacto del catalán con el mayor apoyo parlamentario posible: el Govern de Pere Aragonès ha presentado ante el tribunal esta reforma lingüística para responder a la sentencia que tumba la inmersión, aunque ha entrado de “facto” en la desobediencia ya que la norma blinda la posición preferencial del catalán en las aulas y sirve para esquivar el 25% de castellano al no fijar porcentajes.

Eso sí, ningún partido quiere que los posconvergentes se descuelguen –ERC, por ejemplo, busca evitar una fotografía del hipotético “tripartito”, mientras que socialistas y morados no aceptar cambiar nada de lo suscrito inicialmente–, aunque no hay avances en este sentido y el independentismo sigue enredado en cómo dar con la tecla y resolver su división.

La norma flexibiliza la inmersión en función de la realidad sociolingüística de cada centro y otorga al español categoría de lengua de “aprendizaje” pese a seguir blindando el catalán. Concesiones más que suficientes para que los sectores más radicales del independentismo, con una parte de Junts a la cabeza, boicoteen el pacto y exijan cambiarlo.

Y la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que quiere agitar la calle, busca añadir presión a los partidos con la vista puesta especialmente en los posconvergentes y llamó a dos jornadas de protesta ante el Parlament, que ahora previsiblemente quedarán en “stand by” tras el enésimo aplazamiento de la cámara.

JxCat echó atrás a última del acuerdo sellado con PSC, ERC y Podemos para flexibilizar la inmersión en la educación catalana, aunque esquivando la sentencia a la práctica del 25%. El partido de Carles Puigdemont se descolgó apnas unas horas después de haberlo suscrito y tras las críticas que ha recibido del sector más duro del independentismo: entre ellos, Quim Torra y la mano derecha de Puigdemont, Josep Lluís Alay clamaron contra el acuerdo.

El expresident se sumó luego a las críticas y advirtió: “La lengua catalana es y debe seguir siendo la lengua vehicular de la escuela. Y no se pueden abrir más grietas que le debiliten”, dijo el expresident a través de las redes sociales marcando la línea a seguir, más alineada con la CUP, la ANC y Plataforma per la Llengua.