Relevo
El reparto de poderes en Junts recrudece la guerra con ERC
Los republicanos se revuelven ante las críticas y exigen “lealtad” al Govern. La estrategia de confrontación de Borràs abre una nueva brecha y dificulta el entendimiento con el PSC
La sempiterna guerra entre ERC y Junts por la hegemonía independentista entra en una nueva fase una vez resuelto el relevo de liderazgos, el paso al lado de Carles Puigdemont para centrarse en su propio desafío y el auge del tándem Borràs-Turull. Borràs es la nueva presidenta y el exconsejero el secretario general, aunque la dirigente y su entorno han perdido cierto fuelle y lograron menos apoyos que Jordi Turull, una novedad a tener en cuenta en clave interna.
De hecho, la herencia convergente más clásica sale fortalecida del congreso de este pasado fin de semana y se consolida en Junts con el reto de convivir con la vía de la confrontación que agita el universo Borràs. De momento, uno de los puntos en común son las críticas contra ERC y la estrategia pactista de los republicanos, constantes en los discursos de ambos ante la plana mayor del partido.
Y los republicanos, escépticos ante la ristra de reproches de los posconvergentes, se revuelven y exigen “lealtad” al Govern. La portavoz de Esquerra, Marta Vilalta, pidió ayer explícitamente “no equivocarse de adversario” y dejar de “atacar” a sus compañeros de viaje independentistas tras referirse a Junts como “la derecha catalana”. Una definición que molesta en ciertos sectores del partido posconvergente -especialmente entre el círculo de Borràs- y que se interpreta como una pulla de ERC a sus rivales.
Frente a las críticas hacia la mesa de diálogo con la Moncloa, Vilalta ha reivindicado que la negociación es “la principal vía” para resolver conflictos políticos y ha puntualizado que quien de momento “no ha cumplido es el Gobierno del Estado”.
Vilalta ha reclamado “unidad estratégica del independentismo”, para que, “en lugar de criticarnos mutuamente y de que algunos se equivoquen de adversario y solo ataquen a ERC”, pueda haber un “frente común” para forzar al Gobierno a “cumplir sus compromisos”. Palabras que ha respondido por redes el portavoz de Junts, Josep Rius, bajando al barro y evidenciado de nuevo las maltrechas relaciones entre ambos partidos pese a tener que convivir en la Generalitat.
En medio de esta batalla, hay que tener en cuenta que en el próximo congreso de julio -la segunda parte- Junts cerrará su hoja de ruta y someterá a votación los resultados de una auditoría interna sobre el acuerdo de Govern con Esquerra. El primer test de estrés para Pere Aragonès y el tándem Borràs-Turull.
El otro frente, el de la ruptura que Junts agita contra el Gobierno -especialmente duro fue Puigdemont en su discurso de despedida- dificulta aún más las relaciones con el PSC en Cataluña. De hecho, el primer secretario socialista Salvador Illa ha lamentado este domingo que los posconvergentes “sigan instalados en la confrontación permanente”, en lugar de apostar por la “colaboración y la lealtad entre instituciones”.
“Mientras algunos siguen instalados en la confrontación, otros apostamos por el diálogo y el reencuentro”, ha subrayado Illa, que no ha querido entrar en “espirales de descalificación” con el nuevo tándem que liderará JxCat, formado por Laura Borràs y Jordi Turull.
Pese a las fuertes críticas cruzadas, el PSC ha cerrado varios acuerdos de calado con el independentismo a lo largo de este primer año. Por ejemplo, apoya al Govern con el proyecto de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030 y ha pactado con Junts y ERC la renovación de cargos caducados y el reparto de poderes en TV3 y Catalunya Ràdio.
Sin olvidar el más importante para republicanos y posconvergentes, la nueva ley sobre el catalán en la escuela, que el Govern quiere usar para esquivar la sentencia del 25% de castellano y que esta semana debe aprobarse en el pleno del Parlament. Una entente incipiente que ahora entra en una nueva etapa con Borràs a la cabeza.
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