Infancia

El 60% de las víctimas de violencia sexual en la infancia o adolescencia sufren psicopatología

El Equipo EMMA de Vall d'Hebron atendió el último año a 314 pacientes, el 80% de los cuales habían sido víctimas de violencia sexual y, entre éstos, el 36% padecían estrés postraumático, el trastorno más común en estos casos

Giuliana Ríos, Anna Fàbregas y Mireia Forner en la consulta del Equipo EMMA
Giuliana Ríos, Anna Fàbregas y Mireia Forner en la consulta del Equipo EMMAVall d'Hebron

En el último año, la Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolescencia de Vall d'Hebron (Equipo EMMA) atendió a un total de 314 pacientes, 26 menos que entre 2021 y 2022, de las cuales un 80% fueron víctimas de violencia sexual, un porcentaje que a juicio de Anna Fàbregas, del Servicio de Pediatría y coordinadora del Equipo EMMA, que es el dispositivo de referencia para los menores de 16 años víctimas de violencia sexual en la ciudad de Barcelona, revela que estamos ante "un problema de salud pública, ya que provoca enfermedad, y social" y eso que "solo estamos viendo la punta del iceberg, ya que hay datos que apuntan que en torno al 20% de la población podría haber sufrido violencia sexual en su infancia".

Así pues, es importante sensibilizar sobre el tema y formar a los profesionales de la salud, pero también de la educación y el ocio, para que tengan la capacidad de detectar y abordar los casos con la mayor diligencia posible, así como difundir la máxima información posible para que la población conozca los principales rasgos de este tipo de violencia sobre la infancia.

En este sentido, en cuanto a lo que se refiere a las víctimas, el año pasado éstas fueron en su mayoría niñas (79%), lo cual denota un sesgo de género, y pese a que revelan lo ocurrido entre los 13 y los 16 años, su edad media cuando sucedió el episodio de violencia sexual fue de 10 años. Al respecto, Giuliana Ríos, trabajadora social sanitaria, comenta que "entre los 0 y los 7 años, ellas representan el 62,4% del total de las víctimas de violencia sexual; entre los 8 y los 12 años ese porcentaje se incrementa hasta el 84%, mientras que entre los 13 y los 16 años, alcanza el 91%, lo cual refleja que a medida que avanzamos en edad, la proporción de niñas en relación a los niños, aumenta".

En cuanto a la persona a la que las víctimas eligen para revelar lo sucedido, continua siendo la madre la figura de referencia (50,5%), por delante de los profesionales del ámbito escolar (11,7%) y del ámbito de la salud mental (3,7%), así como aquellos que se dedican a las actividades de ocio y tiempo libre (3%). Estos datos ponen de manifiesto la necesidad de llevar a cabo una labor de formación en herramientas y habilidades para garantizar que los profesionales de los diferentes ámbitos puedan detectar y dar respuesta a los casos de violencia sexual en la infancia y la adolescencia.

Lo que resulta alarmante es que en el 85% de los casos el agresor era una persona conocida por la víctima y casi la mitad de las veces se trató de alguien del entorno familiar, ya sea el padre (30%), la pareja de la madre (19%), un primo (17%), el abuelo (11%) o el hermano (6%), lo cual, tal y como apunta Giuliana Ríos, "rompe el mito de la que familia es un espacio seguro y de protección per se". En su mayoría, el autor de la violencia sexual fue un hombre (97%) de edad adulta (56%), aunque es cierto en el 26% de los casos el agresor era menor (26%) y, concretamente, en un 13% se trató de violencia entre iguales.

Impacto en salud mental

En cualquier caso, esta violencia tiene un impacto sobre la salud de las víctimas y prueba de ello es que el 60% de las personas atendidas por el Equipo EMMA durante el último año presentó psicopatología, con una especial prevalencia del trastorno de estrés postraumático, que fue la más común en un 37% de los pacientes, seguido de la depresión, la ansiedad, las conductas autolesivas y las autolíticas. "Un tercio de nuestros pacientes sufre trastorno de estrés postraumático, cuyo síntomas son recuerdos intrusivos de la situación de violencia; pérdida de confianza en el entorno; una mezcla de emociones tales como la tristeza, la culpa, la vergüenza o el miedo; un estado de hipervigilancia; dificultades para conciliar el sueño y concentrarse...", explica Mireia Forner, psicóloga clínica del Equipo EMMA, quien al respecto señala que "se trata de un trastorno que afecta en el día a día de quien lo padece, así como en su funcionalidad".

Por eso, es clave ofrecer un acompañamiento y tratamiento psicológico a aquellas víctimas que lo necesiten, el cual se suele prolongar, de media, un año, pero, en cualquier caso, como segura Forner, "la idea de que una víctima de violencia sexual se queda marcada o dañada de por vida es un mito, ya que si ésta tiene ocasión de revelar lo que le ha pasado, cuenta con el apoyo y acompañamiento de su entorno social cercano y recibe un tratamiento psicológico de calidad en caso de necesitarlo, pude recuperarse sin efectos a largo plazo"

Terapia eficaz

Ese tratamiento que ofrece el Equipo EMMA se basa en evidencia científica y se concreta, básicamente, en terapia cognitivo-conductual focalizada en el trauma. Pero además, este último año se ha introducido una nueva forma de trabajar muy innovadora. Se trata del grupo de terapia, una práctica totalmente novedosa en España, en el que participan siete víctimas y sus cuidadores principales y consta de 16 sesiones, más otras dos de carácter individual. "Los resultados han sido muy satisfactorios", asegura Forner, quien al respecto indica que "hemos observado una reducción de la sintomatología del estrés postraumático de las víctimas y una remisión de la sintomatología depresiva de la figura de la cuidadora, así como un descenso de la sensación de aislamiento, vergüenza y estigmatización que viven todos ellos".

Por último, respecto a la vía mediante la cual los pacientes llegan al equipo EMMA, en el 65% de los casos éstas son derivadas desde el ámbito de la salud, principalmente desde la Atención Primaria y otros hospitales, como desde las Urgencias y Centros de Salud Mental Infantil y Juvenil. Concretamente, el 38% de las pacientes llegaron a través del Servicio de Urgencias y, en este sentido, durante el último año, el Equipo EMMA, integrado por tres trabajadoras sociales, dos psicólogas, dos pediatras, una administrativa y una ginecóloga, ha formado a los profesionales de Urgencias de pediatría de Vall d'Hebron para crear un Código EMMA específico para ofrecer a la víctima la mejor atención y la más diligente. "La idea es hacer las cosas con la máxima coordinación entre profesionales posible para evitar la revictimización", explica Fàbregas.