Memoria histórica
El actor de Hollywood que trabajaba para los nazis en Barcelona
Un álbum y un diario permite seguir los pasos del actor por el frente
Durante la Guerra Civil fueron muchos los que se acercaron a los escenarios bélicos para informar sobre lo que estaba ocurriendo en los dos bandos enfrentados en España. Son conocidos los casos de Ernest Hemingway, John Dos Passos o Jay Allen, pero más raro es el caso de una de las grandes estrellas de Hollywood del momento, aunque parece que se traía con él un doble juego. En la primera entrada de su diario en la contienda española, el 26 de marzo de 1937, escribió «hermoso día de primavera, cálido sol, hermoso país. ¿Cómo puede la gente pelear una guerra con este hermoso clima? A cuatro horas de viaje en tren desde aquí se libra la más salvaje y cruel guerra parricida». El autor de esas líneas se llamaba Errol Flynn y es conocido por ser uno de los mejores Robin Hood de todos los tiempos para la gran pantalla.
Entre los muchos documentos que se guardan actualmente en el Arxiu Nacional de Catalunya, en Sant Cugat del Vallès, llama la atención un álbum. En él se recogen muchas imágenes del paso de Errol Flynn por un país que estaba herido de muerte, en el que no se veía el final de una guerra que ya llevaba muchos muertos a sus espaldas.
Con una ya destacada carrera cinematográfica a sus espaldas, Flynn lo dejó todo a principios de 1937 para trasladarse a España como corresponsal de guerra para Hearst Press. No llegó solo sino que con él estaba un oscuro doctor austriaco llamado Hermann F. Erben. Nacido en 1897, el médico había sido en el pasado compañero de juergas de todo tipo del actor. La duda, que sigue perviviendo hoy, es si el amigo estadounidense sabía que Erben era un declarado simpatizante del nazismo hasta el punto de formar parte del partido hitleriano en 1938. Precisamente fue el doctor quien se puso en contacto con el Comissariat de Propaganda de la Generalitat que dirigía Jaume Miravitlles.
Instalado en el Hotel Ritz de Barcelona, Errol Flynn fue anotando cuidadosamente todo en una libreta de la que se conoce bastante poco de su contenido, a excepción de los pocos pasajes que se dieron a conocer cuando fue subastado por la hija del intérprete. Para los dirigentes de la Segunda República era importante que tan destacadísima estrella se interesara por su labor, así que no dudaron en darle todas las facilidades posibles para que se moviera sin problema alguno por la capital catalana. Miravitlles puso a disposición del actor un coche, un fotógrafo y un chófer, todo ello para poder materializar uno de los deseos de Flynn: visitar el frente de Madrid.
Volvamos al diario personal de Flynn. De esa excursión encontramos un pasaje en las páginas del cuaderno. Un funcionario llamado Fernández, de quien se desconoce el nombre, le rogó que no emprendiera aquella aventura. «Fernández me ruega que no vaya a Madrid pero me intriga la oferta de los miembros del partido del gobierno de llevarnos en un coche oficial... salvo saber que cualquiera pillado en la carretera de Guadalajara en compañía de leales es fusilado. Cinco periodistas han muerto así. Escuché que Franco dijo que cuando tomara Madrid dispararía instantáneamente a todos los corresponsales atrapados detrás de las líneas leales».
En julio de 1937, Flynn publicó sus andanzas en la revista «Photoplay» en un reportaje titulado «Qué me pasó realmente en España». De lo que no hay ni una palabra en ese texto es de la labor de Hermann Erben quien aprovechó el viaje para pasar información a Berlín sobre los alemanes que formaban parte de las Brigadas Internacionales. Por su parte, Flynn hizo creer a la prensa francesa que había sido seriamente herido en el frente, una especie de fraude que no gustó nada de nada a Jaume Miravitlles. El actor también quiso ir al otro frente, pero Franco no lo autorizó.
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