Entrevista

Albert Velasco: «Nuestro patrimonio artístico no siempre salió fuera de manera legal»

Publica «A la recerca de l’obra perduda» donde recoge sus muchas experiencias relacionadas con la preservación del patrimonio artístico catalán

El historiador del arte e investigador Albert Velasco
El historiador del arte e investigador Albert VelascoTrinitat Sans

Hay quien considera –y no son pocos los que lo piensan así– a Albert Velasco como una suerte de Indiana Jones catalán. Hay motivo para pensarlo porque este historiador del arte e investigador acaba de publicar «A la recerca de l’obra perduda» (Pòrtic), una obra en la que recoge sus muchas y fascinantes historias relacionadas con la conservación del patrimonio. De estas pesquisas, propias de un investigador de novela policiaca, habla Velasco en la siguiente entrevista.

Este no es su primer libro porque tiene a sus espaldas una extensa bibliografía. ¿Es el primero de carácter divulgativo?

Es mi libro número once, pero los anteriores son manuales para técnicos como yo, con un aparato critico y una bibliografía para los especialistas. Es el mundo del que vengo y del que quiero seguir formando parte. Pero he tenido claro que una de las cosas más importantes que debo hacer es conectar con el gran público, divulgando a través de los medios, como puede ser este libro. Son historias que he explicado en los canales académicos, pero que ahora, a través de la cara b de estas historias, he querido inocular el virus del amor por el patrimonio.

A usted lo llaman el «Indiana Jones catalán».

No, no lo soy. El título del libro es un guiño, pero mi vida no es de película, aunque puedo decir que soy muy afortunado por la vida que he tenido. Las aventuras relacionadas con el patrimonio artístico pueden pasar en las montañas del Pirineo, no es necesario irse a desiertos lejanos en Egipto. El título es también un guiño a Marcel Proust.

Me ha fascinado esa lista oculta de la que habla en uno de los capítulos y donde señala obras de arte, tanto catalán como español, que hay en varios museos estadounidenses.

Cuando me dieron esa lista, hablamos de los años 1999 y 2000 que es cuando estaba empezando en mi tesis, me hablan de una lista con pinturas españolas que se encuentran en museos de Estados Unidos. Eso me lo dan como si fuera un documento ultrasecreto. Era una lista mecanografiada que se que está en varios sitios, pero no ha andado mucho. Hay mucho secretismo, entre otras cosas porque los de mi oficio vamos a veces con miedo de que alguien no nos pise el tema en el que trabajamos. En todo esto del patrimonio de Cataluña y España que está fuera, en Estados Unidos y otro países, no siempre ha sido por fruto de la legalidad. Así que muchas veces esos museos no han sido muy receptivos para que se sepan todos los detalles sobre cómo estas piezas han llegado a sus fondos. Eso lo vemos cada día con la gran cantidad de restituciones que se hacen desde Estados Unidos a museos del tercer mundo o primer mundo, a Italia o Grecia. Detrás hay muchas operaciones oscuras y, como diría Carles Porta, nuestra labor es poner luz en la oscuridad.

Ya que hablamos de salidas de obras, ¿y Sijena?

Siempre me dicen que como tú que defiendes que las obras estén en su sitio de origen, por qué has sido tan beligerante con las obras de Sijena. La explicación es sencilla. Cualquier historiador le dirá que lo ideal es que las obras no se muevan de su sitio de origen, donde fueron creadas. Las del monasterio de Sijena, al igual que las de las iglesias de la Franja, lo ideal habría sido que no se movieran de su lugar de origen. Ahora bien, la historia, que siempre es caprichosa, ha querido que por cuestiones legales, bélicas, que estas piezas salieran. Hay que ver si fue legal o no. En el caso de Sijena ya hemos visto que unos tribunales, entre ellos el Supremo, ha dicho que no fue legal. No olvidemos que muchos, incluidos los jueces, han dicho que este es un caso muy complicado. Este caso no es como el de un atracador que roba un banco, es filmado, deja las huellas y se olvida la pistola. Aquí había muchos matices y la ley no dejaba claro quién tenía la razón. La prueba es que el Supremo se ha servido de un defecto de forma.

Está pendiente el destino de las pinturas de Sijena en el Mnac.

Hemos cerrado un frente que es el de bienes e inmuebles. Hay otros como las pinturas que hay en el Mnac, pendiente de sentencia. La propiedad no está en discusión. Pero lo que está en discusión es si se pueden reinstalar en el monasterio de Sijena. Por eso la jueza dijo que no se movieran hasta que no haya sentencia del Supremo. Hay otro frente, el de las obras de la Franja, con piezas que ya se han ido a Barbastro. Esa sentencia puede comportar consecuencias graves para museos y coleccionistas españoles.