Conflicto laboral

Barcelona amanece con banderas amarillas en sus playas por la huelga de socorristas

El colectivo denuncia precariedad laboral, contratos temporales y condiciones inadecuadas para prestar un servicio esencial

Todas las playas de Barcelona han amanecido este viernes 1 de agosto con la bandera amarilla ondeando en sus accesos, no por mala mar, sino como advertencia ante la huelga indefinida que han iniciado los socorristas del litoral barcelonés. La protesta, convocada por el sindicato CGT, arranca en pleno auge turístico y con una denuncia clara: condiciones laborales precarias, contratos temporales y sueldos congelados desde hace una década. El colectivo exige al Ayuntamiento y a la empresa concesionaria del servicio, FCC Medioambiente, una mejora sustancial del modelo de vigilancia, que consideran “insostenible”.

La jornada ha comenzado con una concentración de más de cuarenta socorristas frente al Ayuntamiento, en la plaza Sant Jaume, donde han desplegado pancartas, han hecho sonar silbatos y han utilizado megáfonos para visibilizar su malestar. Reclaman un convenio laboral específico, estabilidad contractual, ampliación del periodo de contratación —actualmente limitado a menos de cuatro meses— y condiciones dignas en los módulos donde prestan servicio. El paro se produce tras la falta de acuerdo en la reunión de mediación celebrada el pasado lunes, en la que no se alcanzó ningún compromiso por parte de la administración municipal ni de la empresa gestora del servicio.

El impacto de la huelga se nota ya en todas las playas, donde muchas torres de vigilancia están cerradas. El Departament de Treball de la Generalitat ha decretado unos servicios mínimos del 50%, lo que garantiza que al menos una torre esté operativa por playa. En puntos como el Bogatell habrá dos. Aun así, la cobertura queda muy reducida respecto a la habitual, y los propios socorristas recomiendan a los bañistas extremar las precauciones mientras dure el conflicto. Como medida de advertencia, se ha colocado la bandera amarilla en todas las playas, independientemente del estado del mar, lo que simboliza la reducción del servicio y el incremento del riesgo en caso de emergencia.

“Estamos hartos de que se nos trate como un servicio menor, cuando en realidad somos esenciales para la seguridad de miles de personas cada día”, ha explicado Ignacio García, secretario general de la sección sindical de CGT en el servicio de socorrismo de Barcelona. “La gente cree que esto es un trabajo de verano para estudiantes, pero la mayoría llevamos años formándonos, muchos tenemos titulaciones sanitarias y asumimos una gran responsabilidad. Lo mínimo que pedimos es estabilidad y condiciones justas”, añade.

El servicio actual emplea a unos 80 socorristas, además de técnicos sanitarios, enfermeros y patrones de embarcaciones, todos contratados por FCC, empresa que gestiona el salvamento en las playas mediante una concesión municipal. Según los convocantes de la huelga, los contratos comienzan a mediados de mayo y finalizan en septiembre, dejando fuera gran parte de los meses en los que las playas siguen siendo frecuentadas por bañistas, especialmente en primavera y otoño. Además, denuncian que las condiciones en los módulos de vigilancia son inadecuadas y que no disponen del material ni del tiempo necesarios para realizar su labor con seguridad y eficacia.

El Ayuntamiento, por su parte, defiende que el contrato actual con FCC, firmado en 2023, ya contempla importantes mejoras respecto al anterior. Entre ellas, un aumento del presupuesto del 69%, pasando de 1,7 a 2,5 millones de euros anuales, así como la formación previa de los trabajadores, la renovación de los equipos y la rehabilitación de las casetas de vigilancia. Además, aseguran que se están ejecutando obras para habilitar nuevas instalaciones en el Port Olímpic, que se pondrán en marcha en 2026. No obstante, los trabajadores consideran que estas mejoras son insuficientes y que no abordan los problemas estructurales del servicio.

La CGT asegura que el colectivo está preparado para mantener la huelga “el tiempo que haga falta”, ya que muchos de los trabajadores son pluriempleados y no dependen exclusivamente del salario como socorristas. “No queremos perjudicar a los bañistas, pero no nos dejan otra salida. Llevamos años advirtiendo de la situación y nadie nos escucha”, insiste Ignacio García. El sindicato señala que no se trata de una protesta aislada, sino de una problemática que afecta a otros servicios externalizados del Ayuntamiento, como el mantenimiento de parques o el personal de atención a personas sin hogar.

Durante estos primeros días de huelga, el Ayuntamiento ha reforzado los canales de información para advertir a la ciudadanía de la situación: a través de megafonía, paneles electrónicos, informadores en la playa y en la web municipal. También se recuerda a los usuarios que en caso de emergencia deben llamar directamente al 112, dado que no todas las torres estarán atendidas. Aunque la bandera amarilla no prohíbe el baño, sí alerta de condiciones que requieren mayor precaución. La consigna de los socorristas es clara: “Si hay ocio, debe haber seguridad”.

Por el momento, no hay una nueva fecha prevista para sentarse a negociar. Desde el sindicato insisten en que están abiertos al diálogo, pero exigen compromisos firmes por parte del Ayuntamiento y de la empresa concesionaria. “No queremos promesas, queremos hechos. Y los queremos ya”, concluye el portavoz de los trabajadores. Mientras tanto, las playas de Barcelona siguen llenas de turistas… pero con menos ojos vigilando el mar.