
Memoria histórica
El Casanova al que respetó Franco en Barcelona
Tras el final de la guerra sí conservó su nombre en el callejero de la ciudad

No deja de ser curioso que cuando las tropas de Franco entraron en Barcelona y comenzaron a modificar el nomenclátor de las calles, decidieran eliminar un Casanova y respetar a otro. El que fuera conseller en cap en 1714 quedó suprimido mientras que otro, conocido por ser el autor de unas escandalosas memorias, un veneciano llamado Giacomo Casanova de Seingalt, pudo conservar su nombre en el callejero de la capital catalana.
Nuestro protagonista fue uno de los más apasionantes personajes que dio el siglo XVIII. Además de un exquisito escritor que supo narrar como nadie sus andanzas y conquistas amorosas en “Historie de ma vie”, Casanova fue también diplomático, espía, matemático, filósofo, historiador, aventurero e, incluso, violinista. Barcelona fue uno de los escenarios de sus aventuras.
Se sabe que Casanova llegó a España en 1767, aunque no fue hasta noviembre del siguiente año cuando puso sus pies por primera vez en Barcelona.
Fue en la calle Rera Palau donde Casanova mantuvo una aventura con una mujer que se convirtió en su gran obsesión sentimental y erótica en Barcelona. Se llamaba Nina Bergonzoni y era una cantante italiana, además de amante del conde de Ricla, quien por aquel entonces fue capitán general de Cataluña. Se conocieron mientras acudían a un festejo taurino y Casanova la describe en sus memorias como una mujer de “imponente belleza” y que le fue presentada como bailarina italiana que residía era mantenida por Ricla en Valencia hasta que pudiera regresar a Barcelona, “cuyo obispo no quería soportarla debido al escándalo”, según escribe Giacomo Casanova. Pero finalmente el obispo cedió por obra y gracia del rey. Nina le dijo al aventurero veneciano antes de partir a la capital catalana que “ahora ya podéis marchar, y en Barcelona no dejéis de venirme a ver cada noche. No vengáis antes de las diez; es la hora en la que se va el conde”. Al día siguiente la pareja estaba en Tarragona pasando la noche entrando posteriormente, y por separado, en Barcelona.
El propio Casanova dejó escrito que se alojó en el Hostal de Santa María, un lugar perfecto para la discreción. El otro alojamiento, por llamarlo de alguna manera, de Casanova en Barcelona fue uno de los calabozos de la Ciutadella, donde estuvo encerrado durante 43 días al descubrir Ricla las infidelidades de su amante.
Por cierto, se dice que cuando en abril de 1939 se comentaba con los censores los nombres de las calles de Barcelona, uno de ellos dijo sobre el veneciano: “Casanova, el célebre amante italiano: no hay problema”.
✕
Accede a tu cuenta para comentar