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Sociedad

Caso Pere Mir: de perseguidos a perseguidores

Los albaceas del rico empresario y mecenas han demandado a Àngel Surroca por difamación

Una imagen de archivo del empresario Pere Mir Archivo

La investigación sobre la gestión del legado del empresario y mecenas catalán Pere Mir sigue abierta, con muchos interrogantes todavía pendientes de una respuesta definitiva. En lo que se sigue indagando es en la labor realizada por Jordi Segarra Pijuan, mano derecha e izquierda de Mir; Josep Tabernero Caturla (jefe de Oncología Médica del Hospital Vall d’Hebron y director del Vall d’Hebron Institut d’Oncologia), médico de su confianza, y el abogado Juan Francisco Capellas Cabanes. Ellos fueron los encargados de gestionar una herencia que está en el punto de mira de la jueza de Barcelona Myriam Linage Gómez.

Como ya se ha explicado en este diario, todo partió de la denuncia realizada por Àngel Surroca, quien durante varias décadas estuvo trabajando codo con codo con Pere Mir. El que fuera hombre de confianza del desaparecido empresario empezó a sospechar que algo podía estar fallando con la herencia, como apuntó en su libro «De la fusta a la fusta. La Història del Grup Derivados Forestales (1942-2006)», publicado en febrero de 2022. Todo ello también lo ha ido exponiendo en diferentes declaraciones públicas e intervenciones en medios de comunicación donde ha ido presentando las supuestas irregularidades llevadas a cabo por los albaceas.

Esto se ha traducido, según ha podido saber este diario, en una demanda por parte de los responsables del legado de Mir contra Surroca. El motivo de este hecho es el artículo que el pasado 11 de julio, Àngel Surroca publicó en el diario «La Vanguardia» en el que denunciaba las presuntas irregularidades. Allí recordaba que en su libro «ya denuncié las irregularidades cometidas por los albaceas Segarra, Tabernero y Capellas, que incumplieron los deseos de Pere Mir y empezaron a vaciar la Fundación Cellex en beneficio propio». Igualmente apuntaba que el mayordomo del rico empresario «fue testigo y explicó que, pocas semanas antes de morir, Jordi Segarra Pijuan, Joan Francesc Capellas Cabanes y Josep Tabernero Caturla, lo encerraron horas en el despacho de su casa. Los tres, a un viejo de 97 años, le prepararon una reunión trampa, con el notario Xavier Roca-Ferrer, y allí, “a punta de bisturí”, le hicieron modificar el testamento y se autonombraron albaceas de su fortuna». Estas declaraciones han provocado que los albaceas hayan presentado una demanda contra Surroca por difamación, además de proponer una rectificación con respecto a lo escrito, pese al litigio sobre la gestión de la Fundación Privada Cellex.

Sigamos nuestro paseo por los juzgados de Barcelona porque precisamente algunas de las empresas del entorno de Cellex han presentado otra demanda por los perjuicios económicos que está padeciendo a consecuencia de las órdenes de la jueza que investiga el caso.

Por otra parte, la Audiencia de Barcelona en la actualidad también está revisando la intervención judicial de las fundaciones Cellex y Mir Puig, al aceptar el recurso presentado por Jordi Segarra, Juan Francisco Capellas y Josep Tabernero, aunque esto no se ha traducido, como se ha dicho, en la anulación de la citada intervención. El auto de la Audiencia de Barcelona, como en su momento adelantó «La Vanguardia», apuntaba que hubo una «indefensión material» de la defensa de los acusados. En el documento se puede leer que «existió un acceso formal del expediente en un plazo realmente exiguo que supone en el fondo la inexistencia de un tiempo real para analizar la documentación adjunta a la causa y los archivos electrónicos, lo que supuso un vaciamiento del derecho de defensa hasta el punto de que su ejercicio y la posibilidad de contradicción en la comparecencia de medidas fue meramente formal, no real y efectivo».

Mientras todo esto tiene lugar en la Audiencia de Barcelona, la otra investigación sigue su curso. Según ha podido saber este diario de fuentes cercanas a la misma, se ha localizado en los últimos meses nueva y reveladora documentación sobre lo ocurrido con los bienes de Pere Mir tras su muerte. Se trata sobre todo de información referida a las propiedades del empresario en Suiza donde residió durante años. Fue en Ginebra donde Mir adquirió un ático y un sobre ático en la Avenue de Budé, no muy lejos del Palais des Nations, la sede en Europa de las Naciones Unidas. Según esta nueva documentación, quien habría sido beneficiado por la cesión de este importante inmueble podría haber sido el abogado Juan Francisco Capelles. Podría tratarse un caso parecido al de otra de las viviendas de Mir, la de Baqueira Beret, por la que está siendo investigado el oncólogo Josep Tabernero por apropiación, una de las primeras piezas del caso que saltó a los medios de comunicación el pasado mes de abril. Estos documentos suizos recientemente descubiertos, ahora en manos de los investigadores, también arrojan nueva luz sobre el viaje de algunas de las obras de arte antiguo del empresario catalán.

Fuentes cercanas al caso no descartan que pudiera anunciarse el próximo mes de enero el inicio del proceso judicial.