Salud maternofetal
Una ecografía Doppler al final del embarazo permite reducir a la mitad las complicaciones graves en bebés de riesgo
Un estudio demuestra que realizando esta prueba al final del tercer trimestre de gestación es posible identificar a aquellos bebés que sufren insuficiencia placentaria para valorar la posibilidad de inducir el parto al término de la gestación y así evitar complicaciones que requieren el ingreso en la UCI
En gestaciones de bajo riesgo, menos del 1% de los bebés presentan alguna complicación en las últimas dos o tres semanas del embarazo o al nacer que requieran su ingreso en la UCI. Pese a tratarse de un porcentaje bajo y poco significativo, lo cierto es que las complicaciones graves en este contexto pueden resultar muy traumáticas para las familias.
Frecuentemente, un funcionamiento deficiente de la placenta es el causante de estas complicaciones, ya que una insuficiencia placentaria puede provocar que el bebé no reciba suficiente oxígeno durante las contracciones del útero, tanto en la recta final del embarazo como durante el parto. Cuando es posible detectar un caso de riesgo de insuficiencia placentaria, se puede valorar la posibilidad de inducir el parto al llegar al término de la gestación, es decir a las 37 semanas de embarazo, lo cual permite reducir de forma significativa las complicaciones graves e, incluso, eliminarlas.
Diagnóstico a tiempo
La herramienta de detección habitual de dicho riesgo es la ecografía que se realiza a la gestante al final del tercer trimestre, que permite detectar a aquellos bebés con un bajo peso, lo que suele ser una consecuencia de la insuficiencia placentaria. Sin embargo, no es una herramienta del todo eficaz, porque hay algunos bebés con peso normal que sufren insuficiencia placentaria, pero que como ésta se ha manifestado al final de la gestación, no ha afectado al crecimiento fetal.
En este contexto, a día de hoy ya existe una prueba con ecografía Doppler que permite medir la circulación de la sangre por el cordón umbilical y el cerebro y que, por lo tanto, permite identificar el riesgo de insuficiencia placentaria, sin embargo ésta se lleva a cabo exclusivamente en embarazos con problemas.Solo en casos muy indicados se practica esta prueba a las gestantes, lo que hace ya más de una década abrió un debate entre los profesionales acerca de si era conveniente hacerla extensiva a todas las mujeres embarazadas o bien el gasto en recursos y la baja incidencia de la insuficiencia placentaria lo hacia innecesario
Fin del debate
En este contexto, se acaba de publicar en la revista The Lancet los resultados de un estudio internacional multicéntrico, concebido y dirigido por el jefe del servicio de Medicina Fetal del Hospital Clínic, Francesc Figueras, y el director de BCNatal, Eduard Gratacós, que confirma que el recurrir a Doppler en la ecografía de rutina del tercer trimestre para medir el flujo de los vasos del cerebro del feto y de la placenta permite detectar los casos de riesgo de complicaciones posparto que requieran el ingreso del bebé en la UCI y el inducir el parto al término de la gestación cuando se detecte ese riesgo podría reducir a la mitad la tasa de ingreso en la UCI neonatal.
En el estudio han participado durante 6 años más de 11.500 mujeres con embarazos de bajo riesgo, a quienes se les midió la circulación de la sangre por el cordón umbilical y el cerebro del bebé mediante Doppler en la ecografía de las 36 semanas, pero solo en algunas se usó esa información para cambiar el abordaje de la gestación, de manera que no en todos los casos en los que la prueba salió alterada se planteó la inducción del parto.
Tras comparar las cifras relativas a los casos de muerte del bebé y complicaciones neonatales graves, como problemas neurológicos, intestinales, cardíacos, renales o respiratorios con una estancia en la UCI de 10 o más días, se comprobó que en los casos en los que se habían utilizado los resultados de la prueba para cambiar el manejo de la gestación, las complicaciones neonatales graves representaron el 0,38%, mientras que cuando no se tuvieron en cuenta dichos resultados y se mantuvieron los protocolos habituales pese a salir alterada la prueba, dicho porcentaje se situó en el 0,73%.
Hacia la medicina personalizada
Es decir que el usar los datos aportados por la ecografía Doppler permite reducir 3,5 casos de complicaciones graves por cada mil embarazados catalogados como de bajo riesgo. Por lo tanto, en término globales, si tenemos en cuenta que en 2022, en España, hubo 330.000 partos, según los resultados del estudio, se podrían evitar 1.150 complicaciones neonatales graves.
Al respecto, el doctor Gratacós asegura que "los resultados son muy relevantes. Sin duda, motivarán cambios en las recomendaciones de muchas de las guías profesionales de control del embarazo en todo el mundo". Y es que además, este estudio ha puesto de manifiesto que es posible identificar de forma más selectiva (5%) las gestaciones que realmente se van a beneficiar de la inducción del parto al término de las mismas, una opción que algunas sociedades científicas y profesionales apoyan cuando se manejan casos de mujeres embarazas que no han tenido partos previos, ya que se sabe que ello reduce complicaciones neonatales sin empeorar la tasa de cesárea. En definitiva, este trabajo es un paso más hacia una medicina maternofetal personalizada y de mínima intervención
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