Medicina personalizada
Un estudio apunta al potencial de los probióticos y prebióticos para controlar la irritabilidad por TDAH y Trastorno Límite de la Personalidad
El trabajo, liderado por el Vall d'Hebron, indica que la modulación de la microbiota intestinal puede ayudar a los pacientes que no acaban de responder al tratamiento a mejorar el control emocional, especialmente a aquellos con niveles bajos de una molécula del sistema inmunitario
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), que es el más frecuente en la infancia y en la mitad de los casos perdura en la edad adulta, afecta principalmente a la capacidad de atención, la impulsividad y el control motor. Por su parte, el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es una condición que se caracteriza por su significativa inestabilidad emocional, así como por alteraciones en la percepción de la propia identidad. Y aunque ambas patologías se han estudiado y valorado siempre como trastornos independientes, lo cierto es que en un 15% de los pacientes diagnosticados con TDAH, también se da un TLP y viceversa.
Es más. tal y como indica Josep Antoni Ramos Quiroga, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’Hebron y del grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del VHIR e investigador del CIBERSAM, "ambos trastornos comparten algunos síntomas, como la irritabilidad y la desregulación emocional". Sin embargo, "habitualmente los ensayos clínicos se centran en estudiar la respuesta a los tratamientos de patologías muy puras, lo cual no se corresponde con la realidad clínica que los profesionales vemos a diario en nuestras consultas".
En este contexto y puesto que hasta el momento las terapias existentes para tratar ambos trastornos no logran controlar de forma eficaz la irritabilidad de muchos de los pacientes con TDAH y/o TLP, la cual tiene un gran impacto en sus vidas y en su pronóstico e incluso es el factor independiente de mayor riesgo de suicidio, se puso en marcha un estudio en el contexto de la beca europea Eat To Be Nice, liderado por el grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y el CIBER de Salud Mental (CIBERSAM), para valorar el impacto de la dieta en estos pacientes, que gracias a los tratamientos disponibles logran controlar muchos de sus síntomas, entre los cuales no se incluye la irritabilidad asociada a los mismos, sobre la que además se han llevado a cabo muy pocos ensayos clínicos.
La microbiota, una vía por explorar
Al respecto, el doctor Ramos Quiroga comenta que "existen estudios previos que indican que las personas con TDAH tienen una flora intestinal diferente y que hay bacterias intestinales que pueden producir una mayor desregulación emocional", razón por la cual los investigadores valoraron la posibilidad de que "quizá la irritabilidad de los pacientes con TDAH y TLP se podría explicar por alteraciones en la microbiota intestinal".
Para llevar a cabo dicho estudio, en el que junto a Vall d'Hebron han participado otros dos centros más, la Universidad de Semmelweis en Budapest y del Hospital Universitario Goethe de Frankfurt, se reclutaron a 180 pacientes, todos ellos con unos niveles de irritabilidad de moderados a altos, de los cuales 113 tenían TDAH, 44 TLP y 23, ambos trastornos. A la mitad de ellos se les administró el simbiótico, que debían tomarse disuelto en la comida una vez al día, durante 10 semanas y a la otra mitad, placebo. Este simbiótico es un compuesto de un probiótico, que incluye cuatro bacterias intestinales, y un prebiótico, es decir un conjunto de azúcares que alimentan a estas bacterias para su adecuado crecimiento.
Al término de las 10 semanas de tratamiento, "observamos una mayor disminución de la irritabilidad y, por lo tanto una mayor respuesta, entre aquellos pacientes que habían tomado el simbiótico respecto a aquellos que tomaron placebo", comenta la doctora Gara Arteaga Henríquez, del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’Hebron e investigadora del grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del VHIR y del CIBERSAM, quien al respecto especifica que "19 pacientes redujeron su irritabilidad, los cuales representan el 11% del total, y aunque ese porcentaje parece pequeño, de éstos, 15, es decir el 79%, habían tomado el simbiótico".
Por lo tanto, estos resultados apuntan que el compuesto "ayuda a mejorar los síntomas de desregulación emocional e irritabilidad entre estos pacientes", pero además los investigadores observaron que también "mejora la funcionalidad y los niveles de estrés percibido, así como la atención, de los mismos", algo que resultó especialmente evidente entre aquellos pacientes con niveles en sangre más bajos de un compuesto inflamatorio.
Hacia una psiquiatría personalizada
Y es que, ante la sospecha de que los simbióticos pudieran actuar como reguladores del sistema inmunitario y que la respuesta a estos tratamientos esté influenciada por las condiciones inflamatorias de base de cada individuo, en el marco de este estudio también se analizó la relación entre los niveles de algunas moléculas del sistema inmunitario y el éxito de la terapia para comprobar que aquellos pacientes con niveles bajos de la molécula RANK-L respondían mejor al tratamiento.
"Parece que cuando los niveles de Rank-L en sangre son bajos, hay una mayor inflamación de base que puede afectar al cerebro y, en estos casos, los simbióticos podrían ayudar a reducir esa inflamación y, por lo tanto, mejorar los síntomas", explica la doctora Arteaga, quien al respecto señala que "aunque existe cada vez más evidencia de que un número importante de pacientes con patología mental tienen un sistema inflamatorio o inmunológico alterado que es el responsable de algunos síntomas, la mayoría corresponde a personas con clínica depresiva y éste es el primer estudio en el que se valora la relación entre la irritabilidad y el TDAH y TLP asociada a la desregulación inmunológica".
Otra de las singularidades de este trabajo es que sus resultados incorporan tanto las valoraciones clínicas de los profesionales sanitarios como las autoevaluaciones de los pacientes para considerar que una persona responde al tratamiento y ambas valoraciones deben coincidir, algo que no es nada habitual en el contexto de los ensayos, en los que normalmente se mide la respuesta a una terapia a partir de criterios médicos o de la valoración del paciente, pero no a partir de la combinación de ambos.
Ante estos resultados, el doctor Ramos Quiroga indica que "hay una variable inmunológica y el fin es encontrar mediante una analística de sangre en la que se miden los niveles de moléculas inflamatorias a ese grupo de pacientes que pueden beneficiarse del tratamiento con simbióticos como opción terapéutica adicional y complementaria a las terapias existentes". "Se trata de hacer una medicina de personalizada, una psiquiatría de precisión para tratar mediante la modulación de la microbiota intestinal a aquellos pacientes que no acaban de responder al tratamiento y que tienen una falta de atención e irritabilidad no controladas".
En cualquier caso, pese a lo prometedores que pueden ser los resultados de este trabajo, aún es necesario desarrollar más investigación para confirmarlos y profundizar en los mecanismos subyacentes.
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