
Deterioro cognitivo
La combinación de un sustancia del té verde y una intervención en el estilo de vida reduce el riesgo de demencia
Un estudio revela que el consumo de epigalocatequina mejora y prolonga en el tiempo los beneficios de la dieta saludable, la práctica de ejercicio físico y un entrenamiento cognitivo en la prevención del deterioro cognitivo y el riesgo de demencia

En la actualidad, cerca del 20% de la población acabará desarrollando demencia, un porcentaje que, debido al envejecimiento de la población, se espera que vaya en aumento en los próximos años. A día de hoy, existen fármacos modificadores de la enfermedad, sin embargo el sistema público de salud no tiene capacidad para hacer frente a su elevado coste.
Así las cosas, son varios los grupos de investigación que están trabajando en la búsqueda de alternativas más económicas con las que prevenir el desarrollo de la demencia.
Es en este contexto en el que se enmarca el estudio PENSA, que han llevado a cabo Investigadores del Institut de Recerca del Hospital del Mar y del BarcelonaBeta Research Center, centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, gracias al cual han demostrado que "una intervención multimodal basada en una dieta saludable, ejercicio físico y entrenamiento cognitivo tiene beneficios en la prevención del deterioro cognitivo y el riesgo de demencia y, añadir a la misma epigalocatequina galato, (EGCG), que es un compuesto del te verde, aumenta el efecto de la intervención sobre la cognición y, sobre todo, disminuye el riesgo de padecer demencia", explica el doctor Rafael de la Torre, coordinador del Grupo de Investigación Farmacológica Integrada y Neurociencia de sistemas del Institut de Recerca del Hospital del Mar y líder del estudio.
En trabajos anteriores ya se había visto que EGCG tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, mejora la plasticidad sináptica, regula el metabolismo de la glucosa y puede reducir la acumulación de proteínas tóxicas asociadas al Alzheimer.
"EGCG mejora los resultados de la intervención y hace que sus efectos sean más sostenidos en el tiempo", añade el doctor, quien señala que con anterioridad ya se había llevado a cabo estudios que ponían de manifiesto los beneficios de la intervención multimodal, pero nunca antes en combinación con esta sustancia ni en personas con deterioro cognitivo subjetivo, que son aquellas que perciben una disminución de sus capacidad cognitivas sin que ésta sea detectable mediante pruebas neuropsiscológicas estándar, y portadoras del factor de riesgo genético APOE E4, que multiplica por cinco el riesgo de enfermedad de Alzheimer.
Un trabajo único
Así pues, PENSA es el único estudio que se ha desarrollado en el mundo en esta población de riesgo y ha consistido en un ensayo clínico en el que han participado 129 personas cognitivamente sanas pero con este perfil de riesgo, a las que se dividió en tres grupos.
Uno de ellos fue sometido a esa intervención multimodal en el estilo de vida, que incluía una dieta saludable, ejercicio físico y estimulación cognitiva, dirigida por especialistas y además recibió epigalocatequina galato; el segundo grupo recibió la misma intervención, pero en esta ocasión, en lugar de EGCG, tomó placebo; y el tercer grupo tan solo recibió recomendaciones sobre hábitos de vida saludables al inicio del estudio, que tuvo una duración de un año, tiempo al que se añadió tres meses más de seguimiento sin intervención,
Y los resultados del mismo pusieron de manifiesto que en los dos grupos que fueron sometidos a la intervención multimodal hubo una mejora significativa de la cognición y, además, se redujo el riesgo de demencia en relación al grupo de control. De hecho, entre estos últimos participantes en el estudio, el riesgo de demencia no varió durante los doce meses que se prolongó el ensayo, mientras que en los del primer y segundo grupo, éste se redujo entre un 23% y un 27%.
Por otro lado, en el marco de este trabajo también se evidenció que entre quienes recibieron la intervención en el estilo de vida y placebo, un 27% mejoró su cognición, mientras que en aquellos que además tomaron EGCG, ese porcentaje se incrementó hasta el 48%. Además, se pudo comprobar que en el grupo que recibió EGCG, la mejora en cognición fue un 50% superior respecto a la de quienes tomaron placebo.
Mejores resultados y durante más tiempo
En definitiva, en los dos grupos en los que se llevó a cabo la intervención en el estilo de vida se observaron mejoras en su cognición global y en sus funciones ejecutivas, las cuales, junto con la memoria, "son uno de los dominios cognitivos que más precozmente se alteran en la enfermedad de Alzheimer", destaca el doctor Gonzalo Sánchez, investigador del estudio PENSA y del BBRC. Pero además, en la evaluación que se llevó a cabo a los tres meses después de la conclusión del ensayo, se vio que en aquellos participantes que habían participado en la intervención y además habían tomado EGCG "los efectos en la cognición eran más sostenidos en el tiempo", destaca el Dr. de la Torre. En concreto, éstos presentaron mejoras superiores en memoria y fluidez semántica que quienes se sometieron a la intervención pero tomaron placebo.
En resumen, pese a que aún son necesarias nuevas investigaciones en poblaciones más amplias y diversas y con periodos de seguimiento más prolongados para confirmar estos resultados, el estudio PENSA apunta que "en personas con mayor riesgo de desarrollar demencia, como son aquellas que son portadoras de APOE E4 y tienen deterioro cognitivo subjetivo, una intervención multimodal, combinada con EGCG puede retrasar la aparición de la enfermedad e incluso evitar que ésta se desarrolle", tal y como indica el investigador del Hospital del Mar.
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