
Investigación neurológica
La fragmentación del sueño podría hacernos más vulnerables al Alzheimer
Un estudio apunta que en personas con más interrupciones del sueño y que pasan más tiempo despiertas durante el mismo, el grosor cortical es menor, algo que se observa en pacientes con enfermedades neurodegenerativas

Existe cada vez más evidencia de que el sueño es importante para la salud cerebral y, en particular, hay varios estudios que vinculan una mala calidad de sueño con un mayo riesgo de sufrir deterioro cognitivo y, en concreto, enfermedad de Alzheimer. En este contexto, existían investigaciones centradas en analizar de qué manera afecta el sueño a la estructura cerebral, algo que ahora, investigadores del BarcelonaBeta Brain Research Center (BBRC), centro de investigación de la Fundación Pascual Maragall, en colaboración con la Fundación "la Caixa", han estudiado con una gran robustez metodológica para concluir que la fragmentación del sueño altera la estructura cerebral.
Sobre la robustez de esta trabajo, el doctor Oriol Grau, líder del Grupo de Investigación Clínica y en Factores de Riesgo por Enfermedades Neurodegenerativas del BBRC señala que, en el marco del mismo, "se ha medido el sueño de forma muy objetiva recurriendo a la actigrafía". "Así, hemos monitorizado el sueño de los participantes en el estudio mediante unas pulseras que han llevado dos semanas y que miden su actividad durante el día y la noche y eso nos ha permitido mirar, no solo la cantidad de horas qué duermen, sino si tardan mucho en dormirse y si este sueño está más o menos fragmentando", explica para aclarar que "por fragmentación del sueño se entiende las interrupciones que se producen desde que el individuo se mete en la cama hasta que se levanta, así cómo el tiempo que pasa despierto durante ese intervalo".
Además, esas mediciones "se ha correlacionado con datos de neuroimagen extraídos mediante una técnica que se llama resonancia magnética cerebral, que permite medir el grosor cortical en todas las áreas cerebrales" y para descartar que ello pudiera estar relacionado con la enfermedad de Alzheimer, los investigadores también midieron unos biomarcadores de enfermedad de Alzheimer en el líquido cefalorraquídeo de los participantes en este estudio.
Siguiendo esta metodología, los investigadores han observado que "en las personas que duermen peor, en el sentido que tienen más interrupciones del sueño y pasan más tiempo despiertas durante el mismo, o, lo que es lo mismo, presentan una mayor fragmentación del sueño, el grosor de la corteza cerebral es menor y eso es lo que vemos en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, donde hay una reducción del grosor cortical", destaca Grau,
Así pues, en base a los resultados de este estudio, la hipótesis de los investigadores es que "quizá el dormir mal, el tener el sueño fragmentando, afecta a la estructura cerebral y eso nos hacer más vulnerables al deterioro cognitivo, porque el menor grosor cortical podría hacer que estemos menos protegidos frente a procesos de neurodegeneración", indica Grau
Mayor vulnerabilidad de las mujeres
Además, conscientes de que el Alzheimer afecta más a las mujeres que a los hombres y que lo mismo sucede con los problemas de sueño, los investigadores quisieron comprobar "si precisamente esa diferencia en la afectación del sueño entre hombres y mujeres podía explicar la mayor vulnerabilidad de ellas a la patología de Alzheimer", por lo que analizaron cómo afectaba el sueño a la estructura cerebral de hombres y mujeres para comprobar que "el efecto negativo de la fragmentación del sueño sobre la estructura cerebral es más evidente entre las mujeres", explica el investigador.
Así pues, "éste podría ser uno de los factores que podría contribuir a que las mujeres sean más vulnerables al deterioro cognitivo de la enfermedad de Alzheimer, ya que son más propensas a tener una mala calidad de sueño, lo que repercutiría más negativamente en el cerebro que en el caso de los hombres",
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