
Historias
El mercado de Barcelona que no sabías que esconde una fortificación del siglo XVII
La capital catalana es un libro abierto que relata siglos de transformaciones, conquistas y revoluciones

Barcelona nunca deja de sorprender. A cada paso, la ciudad ofrece un rincón especial, un detalle inesperado o un vestigio de su historia milenaria. Desde las ruinas romanas del barrio Gótico hasta los restos medievales escondidos entre callejones, la capital catalana es un libro abierto que relata siglos de transformaciones, conquistas y revoluciones. La ciudad ha crecido y cambiado con el tiempo, pero sus huellas del pasado siguen latentes, esperando ser redescubiertas por quienes saben dónde mirar.
Uno de esos lugares donde la historia y la vida cotidiana se entrelazan es el Mercat de Sant Antoni. Un espacio vibrante donde los barceloneses se abastecen de productos frescos, seleccionan los mejores quesos y embutidos, o simplemente disfrutan del ajetreo de un mercado de barrio. Pero este mercado esconde un tesoro bajo su suelo: el Baluard de Sant Antoni, una fortificación del siglo XVII que nos transporta a una Barcelona amurallada, mucho antes de la modernización impulsada por Ildefons Cerdà.
Un baluarte con historia
Construido a mediados del siglo XVII con piedra de la cantera de Montjuïc, el Baluard de Sant Antoni formaba parte del entramado defensivo de Barcelona. Su función era proteger el Portal de Sant Antoni, la principal entrada de la ciudad para quienes llegaban desde Aragón. Por aquí desfilaron reyes, embajadores y comerciantes, y también fue testigo de conflictos como la Guerra dels Segadors, que sacudió a Cataluña en 1640.
El baluarte, diseñado con una estructura pentagonal y con una extensión de 90 metros de largo, era clave en la defensa de la muralla medieval. A través de un sistema de trincheras, estaba conectado con el Castell de Montjuïc, reforzando la protección de la ciudad ante posibles ataques.
Pero como todo en Barcelona, su historia es también una historia de transformación. Con el derribo de las murallas en 1854, el baluarte perdió su función defensiva y fue parcialmente desmantelado. Sobre sus restos se levantó un cuartel militar y, posteriormente,el urbanismo de Cerdà lo destinó a una nueva función: el comercio. En 1871, se inauguró en este espacio el Mercat de Sant Antoni, uno de los mercados más emblemáticos de la ciudad.
El hallazgo bajo el mercado
No fue hasta 2009, con las obras de remodelación del mercado, cuando el baluarte resurgió del olvido. Durante las excavaciones, arqueólogos descubrieron un tramo de la estructura original, así como parte de la contraescarpa (el muro exterior del foso que rodeaba el baluarte). Hoy en día, los visitantes pueden descender a la planta -1 del mercado y pasear por este fragmento recuperado de la historia defensiva de Barcelona.
Pero las sorpresas no terminaron ahí. Junto al baluarte, se hallaron restos de la antigua Vía Augusta Romana, la calzada que conectaba Barcino con el resto del Imperio Romano. También se encontraron una necrópolis romana y una almazara, evidencia de la importancia económica que esta zona tenía desde la antigüedad. Todo ello convierte al Mercat de Sant Antoni en un auténtico museo al aire libre, donde el pasado y el presente conviven de manera excepcional.
Un viaje en el tiempo entre compras y aromas
Hoy, recorrer el Mercat de Sant Antoni no es solo una experiencia gastronómica, sino también un viaje en el tiempo. Mientras se eligen los mejores productos frescos o se disfruta del bullicio de los comerciantes, la historia se despliega a pocos metros bajo los pies. Diversos plafones informativos ayudan a contextualizar los hallazgos arqueológicos, permitiendo que cualquiera pueda adentrarse en la Barcelona de hace siglos.
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